Las regiones del PP se plantean rechazar la nueva financiación
El peso dado por José Luis Rodríguez Zapatero a Cataluña y Andalucía en la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica ha conducido a los cinco Gobiernos gestionados por el PP a plantearse un posible rechazo al mismo, que no sería mal visto por Mariano Rajoy.
La dirección nacional del PP ha trasladado a sus gobiernos autonómicos que no existe compromiso alguno con el Ejecutivo central para avalar el nuevo modelo de financiación autonómica que verá, previsiblemente, la luz antes de mediados de julio. El equipo económico de Mariano Rajoy considera que José Luis Rodríguez Zapatero ha convertido el proceso en una especie de "subasta" por problemas internos de partido ya que necesita conseguir, sobre todo, el visto bueno de Cataluña y de Andalucía al nuevo modelo.
La forma de proceder del presidente del Gobierno, dando carta de naturaleza a la negociación bilateral con estas dos comunidades autónomas, no sólo ha generado malestar en las cinco regiones gobernadas por el PP, sino que también ha levantado críticas en el resto de las comunidades gestionadas por el PSOE. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y la vicepresidenta económica, Elena Salgado, se están esforzando en los últimos días para que se supere este malestar y, sobre todo, para que no emerja a los medios. También está empeñado en esta tarea el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, aunque su proximidad a los intereses andaluces ha hecho que su interlocución no haya funcionado bien con algunas comunidades gobernadas por el PSOE, según fuentes gubernamentales.
El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, advirtió ayer que su comunidad no aceptará el nuevo modelo si aparece como el resultado del "esfuerzo fiscal de los territorios". De esta forma, Vara da la espalda al criterio de que Cataluña debe ser ahora compensada por ser una de los comunidades que más impuestos recauda, circunstancia que podría traducirse en un aumento de la financiación per cápita por encima de las asignaciones al resto de las comunidades.
El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, se alineó también con la tesis expuesta por Vara. Dentro del Foro Abc patrocinado por Deloitte, Feijóo anticipó que Galicia "no firmará un cheque en blanco" y no aceptará ningún "ultimátum". Es injusto, añadió, que comunidades que ya tienen el AVE y una terminal internacional, en referencia a Cataluña, hayan recibido la promesa de Zapatero de que obtendrán una financiación por encima de la media. "Esto se ha convertido en una especie de subasta. Las comunidades de rentas bajas en ningún caso van a financiar a las de rentas altas porque sería inconstitucional", abundó. Feijóo se reunirá mañana con el ministro de Fomento y la semana que viene con Elena Salgado.
En todo caso, las comunidades dan por hecho que Zapatero aumentará en más de 9.000 millones la inyección extra de recursos que incorporará el nuevo modelo, como única forma de cuadrar el círculo.
La dificultad no proviene de Cataluña, ni de Andalucía, sino de encajar los intereses de todas las partes, admitió ayer el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, dedicado en las últimas semanas casi de forma monográfica a resolver lo que Pedro Solbes calificó en su día de auténtico "sudoku".
Esta dificultad de conciliar tantos intereses en juego ha conducido a Zapatero a comprometerse a reconocer en el nuevo modelo aspectos como la dispersión territorial, la insularidad, el aumento de población, los niveles de renta o el esfuerzo fiscal, dependiendo de quienes hayan sido los interlocutores con los que ha tratado en cada momento.
Los problemas para cerrar un acuerdo general no pueden retrasar de nuevo el cierre del modelo, advirtió ayer el presidente de la Generalitat, José Montilla. "Lo que no podemos es retrasar más allá de julio este tema y presentarnos en septiembre sin haber cerrado la financiación", advirtió, necesitado como está de empezar a publicitar cuanto antes su gestión de Gobierno.