Subir precios para ganar margen
Las tabacaleras han aprovechado el aumento de la presión fiscal aprobada por el Gobierno español para trasladar con creces la subida de impuestos a los precios de venta. Con el encarecimiento de los cigarrillos y picadura, mayor que la subida de los impuestos, los fabricantes buscan mejorar unos márgenes de rentabilidad que han marcado una clara tendencia a la baja en los últimos años. Las consecuencias de la guerra de precios de 2006, el alza de costes, las restricciones legales a los fumadores y la caída del consumo han supuesto una mezcla de difícil digestión para las compañías, que han visto año tras año deteriorarse sus cuentas de resultado.
El consejo de ministros aprobó el pasado viernes un aumento de la presión fiscal sobre el tabaco que, de haberse trasladado sin más a los precios de venta, hubiera tenido una repercusión de en torno a 0,2 euros por cajetilla. Así, Fortuna, que costaba 2,65 euros hace una semana, hubiera costado 2,84 euros el paquete y su competidor Marlboro hubiese aumentado el precio de 3,10 a 3,29 euros, por citar las marcas más vendidas.
Los fabricantes, en una búsqueda de mejora de los márgenes, han ido más allá y la subida de precios se ha situado en torno a los 0,35 euros por cajetilla de media. En el caso de Fortuna, el precio se ha situado en 3 euros (+0,35 euros, un 13%) y en el de Marlboro, en 3,45 euros (+0,35 euros, un 11%). Mayor aún ha sido el encarecimiento del tabaco de liar o picadura -que ha registrado un aumento del 66% en el consumo hasta abril- cuyas marcas han subido precios hasta un 75%. Un incremento que ha sido considerado un exceso, incluso abusivo, por algunas voces, especialmente entre los consumidores.
Las tabacaleras se defienden y argumentan que la fiscalidad española es la cuarta más alta de Europa, mientras los precios son los más bajos del continente. Así, señalan, en España el 77,6% del precio va a impuestos especiales más IVA, cuando el porcentaje medio europeo es el 75,6%. Sólo Francia, Irlanda y Portugal superan a España en presión fiscal, apuntan.
A la vez, los precios en España son, junto con Grecia, los más bajos de la Unión Europea. Como referencia, la categoría de tabaco más vendida en el continente cuesta una media de 4,5 euros, 1,05 euros más que una categoría equivalente en España (3,45 euros).
Una de las claves del incremento de los precios que han aplicado las tabacaleras hay que buscarlo en los márgenes. Si de cada cajetilla vendida el 77,6% es la carga impositiva y el 8,5% es la comisión a los estanqueros, queda un margen del 13,9% para las compañías, al que se deben imputar "otros costes" como la fabricación, la distribución o las materia primas. Estos epígrafes no han hecho sino aumentar en los últimos años y, junto al menor consumo, han tenido importantes efectos en la industria: procesos de concentración y difíciles (a veces traumáticos) medidas de reducción de costes.
Un informe de Citi señala que la última subida de precios del tabaco ha supuesto para los fabricantes un alza media de 3 céntimos por cajetilla en los márgenes: tras el alza de precios, el remanente (sin impuestos y comisiones) para el fabricante de Marlboro se situaría en 0,51 euros, frente a lo 0,48 euros de antes, o 0,42 euros para Fortuna (0,38 anterior).
Queda por ver si la elasticidad de la demanda es suficientemente rígida como para que las tabacaleras salgan muy (o poco) beneficiadas de este aumento de precios. Es decir, si los consumidores responderán con un drástico recorte del consumo o si, por el contrario, mantendrán sus hábitos y el alza de precios se traducirá en una clara mejora de las cuentas de resultados. De momento, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) ha estimado que el consumo disminuirá en adultos en torno a un 3% y en adolescentes, entre el 6% y el 7%.