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Un español en Silicon Valley
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Redescubrir América

Estados Unidos sigue siendo la mayor economía del mundo. China mantiene su intrépido ritmo de crecimiento acercándose cada año más pero aún le queda un buen trecho. Con 14 billones de dólares de producto interior bruto al año la economía americana sigue a la cabeza, mientras la china no alcanza los 4,5 billones.

Son muchas las voces que vienen anunciando el ocaso del gran imperio del siglo XX. Tienen el mayor déficit por cuenta corriente del mundo con más de 700.000 millones de dólares, lo que supone un 3,3% de su economía. En 10 años han pasado de tener superávit público a tener un déficit presupuestario de más del 13%, el mayor del mundo desarrollado. El paro sigue creciendo y en máximos históricos del 9%. Históricas cabeceras de periódicos cerrando y grandes emblemas de su economía como General Motors en banca rota.

Sin embargo, puedo decir que desde mi experiencia desde las entrañas de su economía, sigo viendo algo muy potente y estructuralmente poderoso en esta economía.

El divertido libro The Culture Code, de Clotaire Rapaille nos convence de que las culturas responden a clichés con los que los miembros de esas culturas se sienten cómodos y se identifican. Son muchos los factores que contribuyen a la consolidación de estos clichés. Así los americanos son jóvenes, inmaduros, superficiales, traviesos e ingenuos. Pero estas características tienen un gran valor para la innovación. Los americanos son expertos en encontrar oportunidad en la adversidad, tienen una baja aversión al riesgo y una inagotable energía vital. La juventud de su cultura les da un dinamismo que pocas otras economías desarrolladas tiene.

Este dinamismo tiene dos efectos clave. Uno de oferta y otro de demanda. Por el lado de la oferta, el secreto de la productividad de su economía está precisamente en una destrucción creativa que identifica los virus de la obsolescencia y los ataca con investigación e innovación. Start-ups desafían constantemente la hegemonía de los grandes buscando siempre algo mejor. Incluso en tiempos de expansión económica, la economía americana pierde el 15% de sus puestos de trabajo que son reemplazados por otros nuevos.

Por el lado de la demanda, el consumidor americano sabe lo que quiere y no se calla hasta que lo consigue. Esto hace que los productos y servicios sean muy competitivos. América no es solo el mayor mercado único del mundo en un solo territorio y con una sola moneda, sino que sus consumidores tienen el bolsillo dispuesto a probar cosas nuevas y decir lo que piensan de ellas sin reparos.

El iPod copió una tecnología que ya existía y creó algo que no era perfecto, pero que los americanos compraron y criticaron. Con los ingresos de esas primeras ventas de principios de los 2000 y escuchando las críticas de los usuarios Apple ha conseguido invertir y fabricar un producto competitivo a nivel mundial.

Por todo esto, el mercado americano no es solo una gran oportunidad para empresas españolas para vender sus productos, sino que supone además una escuela y un campo de batalla muy efectivo para mejorar productos y servicios. Según StepOne, una compañía que pretende ayudar a las empresas españolas a entrar en el mercado americano, una de cada cuatro empresas TIC españolas está capacitada para competir en el mayor mercado del mundo. Entender esta oportunidad y hacerse un poco americano vendría muy bien a las empresas españolas.

Bernardo Hernández. Director mundial de Geomarketing de Google

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