Vivir con lo mínimo
Minimizar el coste para maximizar el ahorro de los ciudadanos. æpermil;ste es el principal desafío de los arquitectos y constructores que han optado por diseñar casas de bajo coste para dar respuesta a los problemas de acceso a la vivienda.
La moda del low cost ha ido calando poco a poco en nuestra forma de aproximarnos al consumo. Muebles de Ikea, vuelos de Ryanair, ropa de Primark... Son muchas las compañías que ya forman parte del imaginario colectivo como símbolo de esta tendencia, que se resume en que no siempre la calidad está reñida con los buenos precios. Esta moda también ha llegado a la construcción, pero su entrada ha sidomás discreta que la de otros sectores. A pesar de que existe en el mercado un gran stock de viviendas sin vender, todavía hay muchos ciudadanos que no pueden acceder a un alojamiento debido a sus desorbitados precios. Así pues, en principio se dan las circunstancias para que algunos promotores rompan el mercado con productos de bajo coste.
Estamos en época de rebajas, descuentos y promociones, y hay muchos agentes del sector que aprovechan la moda del low cost para comercializar estos inmuebles. Sin embargo, una casa de bajo coste no es un producto rebajado, sino una vivienda que se ha diseñado con el objetivo explícito de costar menos que las demás. El primer fenómeno corresponde más con otra tendencia de consumo, los outlet, o establecimientos que venden productos que han pasado de temporada.
Así lo confirma Álex Melero, socio fundador dewww.outletdepisos.es, que asegura que la misión de su grupo es la reunir todas las ofertas de viviendas que han sufrido un descuento en el precio de más de un 10%. "La situación del mercado auguraba que tendríamos muchas oportunidades", asegura Melero, quien resalta que la rebaja media de los pisos que aparecen en la web es de un 28% respecto al precio de venta inicial.
Para conseguir una vivienda de bajo coste, los promotores tienen diversas herramientas a su disposición. Algunos creen que la clave está en buscar un suelo barato, ya que los terrenos son los responsables de alrededor del 30% del coste de la vivienda. Otros buscan el ahorro ajustando el espacio al máximo y también los hay que se decantan por nuevos materiales. La mayoría asegura que la clave está en industrializar el proceso de construcción.
Fuera de España el movimiento low cost ha irrumpido con fuerza en elmercado. Boklok, filial del fabricante de muebles de bajo coste Ikea y de la constructora Skanska, ha diseñado y construido viviendas a partir de este concepto en Suecia, Dinamarca, Noruega y Reino Unido. Según fuentes de la compañía, hasta ahora ha desarrollado unos 120 proyectos, que suman alrededor de 4.000 apartamentos. En concreto, una vivienda de un dormitorio en la localidad de Gateshead, en Reino Unido, puede costar unas 100.000 libras (116.000 euros), según informa la empresa. En este país destacan también iniciativas como la de Peabody Trust, una asociación sin ánimo de lucro especializada en temas inmobiliarios que organiza todos los años un concurso de proyectos de vivienda de bajo coste. En países en desarrollo también han surgido iniciativas similares con el objetivo de ayudar a las clases desfavorecidas a acceder a una vivienda. Volviendo a nuestro país, el éxito de esta nueva tendencia está condicionado por un mercado inundado de rebajas, lo que ralentiza la puesta en marcha de nuevas promociones. Tampoco está claro que este nuevo tipo de viviendas case con el modelo español.
Paloma Corbini, decana del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), tiene claro que los tiempos han cambiado y la casa ya no es un hogar "para toda la vida". En su opinión, la vivienda debe irse adaptando a las necesidades de las personas en cada ciclo vital, y las de bajo coste son una solución para aquellos que, por diversas circunstancias, viven solos. "Hay jóvenes, divorciados, viudos y otros segmentos de población que no pueden acceder a una vivienda debido a los altos precios. Estamos obligados a proporcionar un alojamiento que satisfaga las necesidades básicas de estas personas", dice.
Corbini explica que este tipo de promociones son especialmente interesantes para las Administraciones públicas que construyen viviendas de protección oficial, ya que son una forma de poner en el mercado pisos con alquileres muy reducidos. Es de la misma opinión el arquitecto SalvadorMartín, que ha participado en el desarrollo de un proyecto de viviendas para jóvenes en Santiago de Compostela donde la materia prima son contenedores de transporte marítimo.
"Nosotros no concebimos este proyecto como un elemento de creación, sino de satisfacción de las necesidades", asegura Martín en referencia al proyecto, que diseñó junto a Rafael Otero, del estudio Arquitectos Asociados. Este último afirma que en un primer momento la vivienda-contenedor tenía como objetivo cubrir las necesidades de emergencia de países en desarrollo.
La clave para que estas soluciones tengan un coste lo más reducido posible es que los contenedores sufran la mínima transformación y que la fabricación de la vivienda se realice de formamecanizada en una cadena de montaje. Esta es la opción por la que se ha decantado Arquitectos Asociados, que produce los contenedores- vivienda en Egipto. El coste de uno de estos habitáculos ronda los 300 euros por metro cuadrado.
Abaratar costes
"En la actualidad se utilizan los mismos sistemas para construir viviendas que hace 150 años y la única forma de abaratar los costes es introducir la producción en cadena", recalca. Otero se hace eco de que es necesario que llegue al sector inmobiliario una revolución semejante a la que Henry Ford introdujo en la industria del automóvil. "No es la casa ideal, pero es el sistema ideal y favorecerá que todo el mundo tenga una casa", indica.
Teresa Batllé, de Pich Architects, también apuesta por la modernización del sector, ya que reducir los costes hasta ajustarse a los límites que marca la Administración pública para la vivienda protegida es muy complicado para un arquitecto. "Por la vía artesanal es dificilísimo conseguir estos costes. Para hacerlo, resulta necesario que se industrialice la edificación", asegura la arquitecta. El estudio Pich ha construido dos promociones de vivienda social, el edificio Visesa, en Vitoria, y El Polvorín, en Barcelona, con un coste de 700 euros por metro cuadrado. "De todas formas, hay que tener en cuenta que la subida de los precios de la vivienda está relacionada con la repercusión del suelo en el coste de la misma", subraya Batllé.
Por ello, la inmobiliaria Grupo 90 y la promotora Alcaide Zaragoza precisa suelo barato y no materiales alternativos para construir pisos de 59.000 euros y 40 metros cuadrados en la localidad de Montserrat, al lado de Valencia. Según Carlos García, director general de Grupo 90, los pisos se venden completamente equipados y amueblados. "La idea partió de los mileuristas. Pensamos que lo que se vende es lo que se puede comprar, y una persona que gana 1.000 euros almes sólo puede pagar una hipoteca de 300 o 400 euros", afirma García. Asimismo, la firma ha gestionado un acuerdo de financiación con Bancaja para que las cuotas hipotecarias de sus clientes no sobrepasen los 300 euros al mes y, de esta forma, puedan pagarlas incluso si los propietarios de la vivienda se quedan en paro.
Un contenedor puede ser muy 'cool'
Aunque en un primer momento la idea de vivir en un contenedor que antes ha servido para transportar todo tipo de mercancías puede resultar desagradable, existen experiencias en otros países que apuntan a que morar en este tipo de emplazamientos podría resultar incluso atractivo.El arquitecto Salvador Martín considera que vivir en un contenedor es perfectamente "honorable y apetecible". Los arquitectos de este proyecto se marcaron como objetivo crear una vivienda segura, cómoda y atractiva desde el punto de vista estético. Según Martín, los bloques de contenedores se asemejan a los juguetes de Lego, con los que se pueden conseguir formas muy decorativas gracias en parte a la combinación de colores. Esto posibilita que la gente que busca una determinada imagen puede encontrar en este tipo de vivienda una solución", añade.Uno de los ejemplos más reseñables es la empresa Container City en Reino Unido. Los edificios diseñados por esta compañía tienen tanto fines residenciales como comerciales y educativos. La seña de identidad de todos los proyectos es que están construidos a partir de contenedores de transporte y que cuentan con unas enormes ventanas redondas. El primer proyecto de Container City se construyó en Docklands, una de las zonas más caras de Londres. Está constituido por doce apartamentos que no tienen nada de bajo coste.La segunda promoción residencial de Container City se llama Cove Park y está ubicada en una zona rural del oeste de Escocia, y fue diseñada para que sirviera de retiro a artistas. La construcción tiene vistas a un lago y posee ciertamente un aire bucólico. Sólo se construyeron tres suites, pero el éxito fue tal que van a construir tres más.