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A fondo

CAM: un cambio para que nada cambie

Crespo llega a la presidencia con el apoyo de Camps frente a la oposición interna del PP.

Caja del Mediterráneo (CAM) cumplió ayer el guión escrito por los dos partidos mayoritarios en la Comunidad Valenciana, el PP y el PSOE, al nombrar al empresario Modesto Crespo como presidente en sustitución de Vicente Sala. La sinopsis de este episodio se puede resumir en el hecho de que Sala ha cumplido 70 años, lo que le obliga según la ley valenciana de cajas a dejar su cargo. Pero la trama de esta serie es mucho más compleja y, como ocurre con tantas cajas de ahorro, tiene la política como argumento.

Pero si algo hace especial a CAM es que la batalla no se libra entre populares y socialistas. De hecho, el grupo con sede en Alicante se adelantó a Caja Madrid a la hora de escenificar la lucha entre dos facciones del PP. Porque es ahí, en el seno de los populares de la Comunidad Valenciana, donde está la trama.

Para entender el nombramiento de Crespo como presidente es necesario conocer un asunto clave: el PP de Alicante es el único punto débil de Francisco Camps, presidente de la Generalitat y del PP autonómico. Allí, como aquel poblado galo de Astérix, sigue existiendo la corriente que en su día se llamó zaplanismo, por el ex presidente Eduardo Zaplana, y que hoy lidera el presidente del PP y de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll.

El primer gran choque entre ambas facciones del PP tuvo lugar en la renovación de parte de la asamblea de CAM en 2007. Camps logró el control de la entidad después de arrimar a su ascua a Sala y pactar con los consejeros socialistas. Impidió así que los zaplanistas, representados en el consejo por el vicepresidente Armando Sala, dominaran la entidad.

Básicamente ese mismo pacto ha servido dos años después para lograr la presidencia para un empresario próximo a Camps. Crespo ha recibido el apoyo implícito de la Generalitat durante estos años para presidir la patronal provincial Coepa, y explícito al nombrarlo también máximo responsable de Feria Alicante.

Su llegada al consejo de CAM hace dos años cobró todo el sentido cuando su nombre empezó a sonar como sustituto de Sala. Hubo quien pensó que la Generalitat cambiaría la ley de cajas para compensar el apoyo de Sala con un mandato más largo. Pero el Gobierno autonómico tenía otros planes.

Los intentos de los díscolos del PP autonómico no llegaron a puerto. El plan de los ahora ripollistas pasaba por ofrecer la presidencia a un consejero por Murcia, como el vicepresidente primero Ángel Martínez. Pero Camps pactó con los socialistas, con lo que con los suyos y los del PSOE lograba los 11 votos necesarios en un consejo de 20 para aupar a Crespo a la presidencia.

La hipoteca de Camps con el PSOE en CAM no es excesiva: una cuarta vicepresidencia que ya le prometió en 2007 pero que no se creó, y que los socialistas mantengan los cinco puestos en el consejo en la próxima renovación de cargos, prevista para febrero del año que viene.

En una entidad donde el presidente tiene escaso poder, el cambio tendrá poca trascendencia. No hay ni más ni menos posibilidades de fusiones, por ejemplo, con Crespo que con Sala. Y es que, en realidad, al margen de controlar la segunda entidad financiera de la Comunidad Valenciana, la guerra en CAM esconde en realidad la necesidad de Camps de mostrar su poder en Alicante, donde los galos siguen resistiendo.

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