Pros y contras de la fusión de cajas catalanas
Conforme remite la expectación creada por el presidente de la Generalitat, José Montilla, sobre la apertura de un escenario de fusiones en Cataluña, crecen los estudios y los contactos informales entre entidades. Pero ninguna de las fuentes consultadas conoce a ciencia cierta la voluntad de la Administración catalana. Por el momento, en el departamento de Economía que dirige Antoni Castells aseguran que no existe ninguna operación de integración fraguada.
Las afirmaciones de Montilla en el Parlamento catalán, el 20 de mayo, asegurando que "somos cada vez más conscientes de la necesidad de ganar dimensión para poder competir en un futuro" pretenden adelantar algún tipo de concentración entre cajas regionales, ante el riesgo de que pueda adelantarse una entidad de otra autonomía y perder así sedes sociales y poder de decisión. Sin embargo, la intención velada de la Generalitat de que se dé prioridad a las fusiones entre cajas catalanas esconde un grave problema: las duplicidades en la red de oficinas y los servicios centrales, que supondrían un elevado coste social por el cierre de sucursales. Un coste que podría superar las sinergias potenciales.
En Cataluña coexisten 10 cajas, en tres divisiones muy claras. La Caixa lidera el panorama con una superioridad que la sitúa fuera de cualquier quiniela, salvo que se la invite desde la Administración. En segundo lugar, están Caixa Catalunya y Penedés (ver cuadro adjunto), dos entidades que siguen en la clasificación a la que preside Isidro Fainé y que en los últimos 10 años han querido aumentar su dimensión con la apertura de oficinas en todo el territorio español. Tras esta clase media, aparece un grupo de siete cajas que también han inaugurado locales coincidiendo con la bonanza económica, pero que han mantenido su principal potencial y arraigo Cataluña y, especialmente, en su provincia original.
Así las cosas, la combinación más manida y recurrente para una fusión partiría de las entidades fundadas por las diputaciones provinciales (Caixa Catalunya, Tarragona y Girona), pero el color político no coincide y parece bastante improbable un acuerdo entre Convergència i Unió (CiU, que controla la Diputación de Tarragona) y el Partido Socialista de Cataluña (PSC, que manda en las de Barcelona y Gerona). Eso sí, la unión de estas tres cajas sería la más complementaria en materia de oficinas, porque la mayor parte de ellas se ha concentrado en sus respectivos territorios. Aún así, las dos pequeñas acumulan 175 sucursales en la provincia de Barcelona, feudo tradicional de Caixa Catalunya.
A partir de este primer planteamiento, todo se complica mucho más. La posibilidad de combinar Caixa Catalunya con cualquier otra entidad supone un problema de gran calado, puesto que el 60% de sus agencias se sitúa en Barcelona. Por una situación similar atraviesa Caixa Penedés, que cuenta con una red de 456 sucursales en la provincia de Barcelona, de un total de 675. En este caso, los cierres de establecimientos serían significativos. Además, en el caso de la primera, el rápido deterioro de su cartera crediticia (su morosidad es del 5,67%, una de las más altas del sistema) y el gran volumen de activos inmobiliarios que ha acumulado aconsejan un periodo de saneamiento previo a cualquier intento de integración, según explican fuentes financieras.
Entonces, ¿cuál es la alternativa más complementaria? Pues una unión entre las siete entidades existentes por debajo de Caixa Penedés (Sabadell, Terrassa, Tarragona, Laietana, Gerona, Manresa y Manlleu). Efectivamente, una unión, una concentración, toda una serie de calificativos... Pero nadie habla de fusión o de absorción, y mucho menos de liderar el proceso. En cambio, la mayoría de las respuestas destacan la importancia de mantener las marcas en cualquiera de las posibilidades de un cambio en el mapa catalán.
Una de las paradojas del proceso es que, a menor tamaño de la entidad financiera, mayor es el rechazo a una fusión pura y dura y mayor el énfasis por colaboraciones puntuales, especialmente en temas informáticos. Sin embargo, ¿no quería el President Montilla que se ganara dimensión para tener mayor competitividad? Este es el caso de Caixa Penedés y Manlleu, que con otras cajas de fuera de Cataluña mantienen una alianza en aplicaciones informáticas. En el mismo sentido se pronuncian en Caixa Terrassa, que ha desarrollado líneas de colaboración en temas de compras y servicios de mantenimiento y prevé potenciar con otras entidades sistemas para concurrir con mayor facilidad en los mercados internacionales de crédito.
Solvencia y morosidad
En cualquier caso, una fusión no se realizaría exclusivamente para aumentar del nivel de activos, con el único objetivo de ganar tamaño. La solvencia, la liquidez para afrontar los vencimientos y la morosidad son factores importantes. En este sentido, fuentes del sector señalan que la Generalitat espera a la publicación de los resultados del primer semestre, a mediados de julio, para tomar definitivamente cartas en el asunto.
También destaca la inactividad de la Federación Catalana de Cajas, que preside Isidro Fainé. En realidad, este organismo cuenta con un sistema de representación de votos ponderado, lo que supone que La Caixa representa el 65% del total. Esto explicaría el silencio que la Federación ha mantenido siempre en un hipotético cambio en el mapa financiero catalán. La situación contrasta con lo ocurrido con las cajas de Castilla y León, cuya Federación regional coordinó los contactos para una fusión virtual, aunque ésta acabara quedando en agua de borrajas.