España ya no es diferente como destino turístico
España perdió 1,8 millones de turistas en 2008, lo que supone una caída del 3,2% en tasa anual. Ese deterioro se ha acentuado en el primer trimestre de 2009, con un descenso del 16,3%, el mayor de todos los países que han presentado datos hasta esa fecha (Italia, Francia o Reino Unido no lo han hecho). Prácticamente en tres meses ha perdido el mismo número de turistas que en todo 2008. ¿Por qué se ha producido este desplome en tan poco tiempo?
En primer lugar, la fuerte apreciación del euro frente a la libra (un 10,2% en los últimos doce meses) ha sido un lastre para la llegada de británicos, el primer mercado emisor de turistas a España, al encarecer el coste de los viajes a España frente a otros destinos que utilizan otra moneda. De hecho, el euro también se ha mostrado muy fuerte frente al dólar, lo que ha servido para abaratar los viajes a destinos americanos. Según los últimos datos de la Organización Mundial del Turismo, EE UU y México registraron los mayores crecimientos en la entrada de turistas en 2008, con incrementos del 3,6% y del 5,9% en tasa anual, muy por encima de la media mundial. Esa tendencia se ha roto en los primeros meses del año, aunque las caídas en los flujos turísticos quedan aún muy lejos del 16,3% de España.
Mucho peor parada de la comparación sale España respecto a dos de sus directos competidores a la hora de atraer turistas, como Italia y Francia, primer y quinto destinos más visitados en el mundo durante el año pasado. Los tres países utilizan la misma moneda, así que las distorsiones por los tipos de cambio desaparecen.
A falta de los datos de los primeros meses de 2009, ya que Italia y Francia no disponen aún de ellos, la caída de España (-16,3%) se estima muy superior. La explicación reside en el perfil de turista extranjero que viene a España y en la oferta a la que puede optar.
Menor poder adquisitivo
Los que se decantan por España suelen tener un menor poder adquisitivo respecto a los que visitan a sus competidores y eso ha provocado que ante la aceleración de la crisis, la caída en las llegadas haya sido muy superior. Además, el 80% de los visitantes proceden de países de la UE, una zona que ha encadenado cuatro trimestres de crecimiento negativo. Algo que no ha influido de forma tan directa en el caso de Francia e Italia, que tienen una importante cuota de mercado de turistas norteamericanos o asiáticos, cuyo gasto medio diario dobla al de a media de turistas. Si a ello se le suma que la oferta de España se reduce a sol y playa, en la que tiene una dura competencia frente a algunos países del Caribe y del Mediterráneo (Egipto, Croacia, Turquía o Túnez) con unos precios sensiblemente inferiores, el ajuste esta plenamente justificado.
La competencia "se mueve"
En este escenario, ¿qué medidas se pueden adoptar para impulsar mejoras de competitividad? Las patronales de las líneas aéreas y de los hoteles han solicitado insistentemente al Ejecutivo que uno de los caminos más rápidos era la congelación de las tasas aéreas que pagan las compañías a AENA, tal y como ha hecho Grecia, el primer país de la UE que da un paso en este sentido, para los próximos seis meses.
En primera instancia, el Gobierno les hizo caso, aunque sólo a medias, al aprobar una rebaja de tasas sólo para aquellas aerolíneas que trajeran más pasajeros en el segundo semestre de este año frente al segundo de 2008 a Canarias, una de las zonas más afectadas por el derrumbe del turismo. Una medida de la que difícilmente se podía aprovechar alguna compañía, teniendo en cuenta que el tráfico aéreo ha caído un 20% en lo que va de año, por lo que decidió rectificar y amplió a Baleares el grupo de beneficiarios, al mismo tiempo que anunció una congelación de tasas para 2010.
Tasas de navegación
Sin embargo, las patronales de las aerolíneas apuntan a que el principal instrumento para ganar competitividad no reside en las tasas aéreas, que apenas suponen el 15% del coste total que soportan, si no en las tasas de navegación en ruta (aquellas que pagan por sobrevolar el espacio aéreo de la Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea, que engloba a los 27 países de la UE más otros 11 como Reino Unido).
Estas suponen el 40% de los pagos a AENA y la tarifa unitaria válida en España para 2009 (84,1 euros) es muy superior a la de otros países del entorno como Reino Unido (73,5), Alemania (67), Italia (66) o Francia (61). De hecho, las patronales reclaman que se congelen las tasas aéreas para afrontar posteriormente una profunda remodelación de las tasas de navegación con el fin de corregir esa pérdida de competitividad.
Por su parte, la patronal de los hoteleros reclama que la congelación de tarifas, tanto aéreas como de navegación, se vincule a la rebaja del precio final de los paquetes turísticos y solicita a AENA que haga público qué aeropuertos son rentables y cuáles son deficitarios para conocer si la falta de tráfico en algunos aeródromos se está costeando con la subida de tarifas.