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CincoSentidos

¿Dónde están los asesores financieros independientes?

El negocio no despega; la CNMV sólo ha dado luz verde a cuatro entidades.

El pasado 16 de febrero, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) dio por terminado el plazo para que los asesores financieros -empresas o personas-, solicitaran la autorización para prestar este servicio. Esta profesión, aunque de largo recorrido en España, aún no había sido homologada. Formalmente, a partir de esa fecha, todos los consejeros en activo adquirían la condición de ilegales. El plazo de inscripción quedaba abierto para los recién llegados.

Cuando la CNMV anunció la regulación de este servicio y la obligación de operar bajo el paraguas de una Eafi -empresa de asesoramiento financiero- física o jurídica, muchas voces expertas celebraron la medida y aventuraron un cambio radical de las relaciones entre inversores y entidades de ahorro. Después de Mifid, que entró en vigor a finales de 2007, las Eafi se contemplaban como un paso obligado en la protección de los derechos del ahorrador. Estas mismas voces profetizaron un futuro floreciente del negocio.

Tras la euforia, el escepticismo

Sin embargo, la euforia inicial ha dado paso a cierto escepticismo. Sólo 50 empresas y profesionales han presentado formalmente la solicitud de alta en el registro y, hasta el momento, sólo cuatro entidades han pasado el filtro del regulador: Abante, con todos los papeles en regla; Capitalia Familiar, a punto de formalizar el último trámite; Family Office Solutions, en la recta final de la tramitación; y un profesional, cuyo nombre no ha trascendido, que pronto comenzará su singladura.

Llegados a este punto, los mismos que dieron la bienvenida a los nuevos asesores se preguntan hoy si realmente la CNMV ha dado por concluido el plazo para que los profesionales en activo se den de alta. Y lo que es más decisivo: ¿qué va pasar con los cientos, miles, de agentes que siguen dando consejos de inversión bajo el paraguas de una entidad financiera, o de varias, porque en realidad no son otra cosa que vendedores a comisión? El regulador asegura que sólo las Eafi están capacitadas legalmente para prestar asesoramiento.

¿Qué está ocurriendo? Algunos expertos opinan que montar una Eafi es un proceso largo y costoso. Con personalidad física o jurídica, todos los actores tienen que desembolsar un capital social mínimo de 50.000 euros o en su defecto contratar un seguro con una cobertura de 1,5 millones de euros.

Además, están obligados a presentar una auditoría y redactar un protocolo de conducta, entre otras cosas. "El coste de constitución, el papeleo exigido y el desembolso que requiere poner a punto los sistemas informáticos ha limitado la presentación de solicitudes", según Borja Durán, socio de Family Office Solutions. "Aunque la creación de una Eafi física es mucho más barata", recuerda Félix González, de Capitalia.

La CNMV no parece tener prisa. Está autorizando los expedientes con cuentagotas y aún no ha puesto en marcha el apartado en su web que permita a los ahorradores conocer el nombre de las entidades homologadas y los servicios que ofrecen. Además, cuando lo haga, no incluirá una información relevante: las comisiones de retrocesión. Esto es, si el consultor tiene algún acuerdo con una gestora o entidad financiera y cobra por recomendar sus productos. Muchos expertos esperaban que la CNMV reforzara la independencia de los consultores, en línea con lo que ocurre en Gran Bretaña. No ha sido así. Después de un intenso debate con las asociaciones, ha optado por permitir las famosas comisiones de retrocesión, alegando una vez más falta de tradición en España para pagar directamente al asesor. Ahora al inversor sólo le queda exigir a su Eafi que le aclare este extremos. En cualquier caso, es una información que obra en poder de la CNMV.

Vocación de galenos

Los asesores financieros realmente independientes tienen vocación de galenos. No cobran de los bancos o las gestoras por recomendar sus productos. Se limitan a comparar el género que hay en el mercado y dar el mejor consejo a su cliente. "Son médicos, no farmacéuticos", recuerda Carlos Casanueva, ingeniero y experto en consultoría financiera.La relación con el banco o el intermediario financiero correspondiente es asunto de cada ahorrador. Los asesores financieros independientes ni son depositarios ni ejecutan órdenes. Simplemente, eligen los fondos y comunican el código ISIN del producto seleccionado, una especie de DNI de la industria.El inversor, con este código, va al banco y realiza la petición de compra. Hasta ahora, ninguna entidad europea ha cobrado por comprar o vender fondos. Es una tradición. Pero para ser realmente independiente, las Eafi deben captar clientes con altos patrimonios, alrededor de un millón de euros. "Por debajo de esta cantidad, el servicio que podemos ofrecer está absolutamente estandarizado", reconoce Félix González.Todo lo contrario ocurre en Europa. En países como Gran Bretaña o Alemania, el ciudadano tiene su asesor fiscal y su asesor financiero, con o sin patrimonio exclusivo.José Luis Blázquez, director de la Red de Independientes y Desarrollo de Negocio de Inversis, calcula que, si logra despegar, este negocio podría gestionar en la próxima década unos 50.000 millones de euros.

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