El maestro negociador
Arquitecto de fusiones en el BBVA, el próximo presidente de BBK es conocido en la judicatura por sus singulares dotes negociadoras.
Una de cal y otra de arena. Así es la vida. Y así ha sido esta semana para Mario Fernández Pelaz (Bilbao, 1943). El lunes se supo que Xabier de Irala le había designado como su sucesor al frente de la Bilbao Bizkaia Kutxa (BBK). Y que él había aceptado gustoso. Hasta aquí, todo bien. El golpe llegó el miércoles por la noche, cuando su amado Athletic perdió la final de la Copa del Rey ante el Barça. Menos mal que, en este caso, la cal pesa más que la arena. O así debería ser.
Sea como fuere, la elección de Fernández como número uno de BBK no es baladí. Su reputación le precede. A este bilbaíno, actualmente socio de Uría Menéndez, se le conoce sobre todo por sus dotes negociadoras, acreditadas en su extenso currículum y corroboradas por los que han tratado con él. Una cualidad especialmente necesaria para la tarea estrella que tarde o temprano tendrá que poner sobre la mesa: la fusión de las tres cajas vascas. A favor de ello se mostró el martes el lendakari, Patxi López. Y el propio Fernández no ha negado su intención de hacerlo, si bien declaró que antes de iniciar el proceso se impone paliar los efectos de la crisis financiera.
Corrían los años ochenta, tiempos prósperos para el Athletic Club de Bilbao, cuando Fernández se enfrentó a su primera prueba de fuego en el campo de la negociación. Acababa de ser nombrado consejero de Trabajo del Gobierno Vasco. Se le encomendó la ardua tarea de negociar con Madrid el traspaso de competencias autonómicas. Y, a pesar de los escollos con los que se encontró, obtuvo buenos resultados. El acalorado debate televisivo que mantuvo en 1981 con Rodolfo Martín Villa, entonces ministro de Administración Territorial, ya forma parte de la historia nacional. Ganó por goleada. Discutían sobre la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (Loapa). La postura de vascos y catalanes era que dicha Ley entraba en conflicto con los respectivos estatutos de autonomía. La llevaron al Constitucional y el Tribunal les dio la razón.
Carlos Garaikoetxea, lendakari en aquella época, fue quien descubrió a Fernández. "Mario era entonces un joven catedrático de derecho mercantil de la Universidad de Deusto", recuerda el político vasco. "Yo quería al mejor, porque la situación en Euskadi era delicada. Miré incluso en la Universidad de Cambridge. Hasta que di con él". Fernández era ya entonces un brillante mercantilista. Compaginaba la docencia con la abogacía en su despacho privado -sus ex alumnos le recuerdan, por cierto, como un profesor excepcional-. Garaikoetxea le ofreció la consejería y Fernández aceptó. "En ningún momento le pedí el carné del PNV", comenta entre risas el primer lendakari de la era de las autonomías. Aunque el próximo timonel de BBK nunca ha escondido sus inclinaciones nacionalistas.
En 1984, el mismo año en que el Athletic ganó su última Copa (precisamente contra el Barcelona), Fernández fue nombrado vicelendakari en reconocimiento a su labor en el tema competencial. ¿La razón de su éxito? "Supo darle la importancia debida al tema que tenía entre manos", reflexiona Garaikoetxea. Esa entrega ha acompañado a Fernández a lo largo de toda su vida profesional. Los que le conocen coinciden en que es un trabajador incansable y perseverante. Tiene listos los documentos que se le encargan en tiempos récord. Es muy exigente consigo mismo y con los demás.
Tras abandonar su cargo gubernamental en 1985, Fernández se volcó otra vez en la abogacía. Igual que los de San Mamés, él siempre ha jugado en primera división. Se movió por varios despacho privados hasta que Pedro Luis Uriarte, compañero y amigo, le fichó para el BBVA, donde acabó siendo director general. Institución, por cierto, que conocía bien: participó en los procesos de integración del Banco de Vizcaya y del Banco de Bilbao y en su posterior fusión con Argentaria. "Le contratamos cuando iniciamos la expansión a América Latina porque necesitábamos un servicio jurídico potente", comenta Uriarte.
Estudioso, muy inteligente, tímido y reservado. Esa fue la impresión que se llevó Uriarte de Fernández cuando se conocieron. Entonces tenían 14 años. Más de medio siglo después, y tras coincidir en el Gobierno Vasco y en el BBV-BBVA, en su opinión profesional de él no influye su amistad. "Fernández tiene una característica singular: ve las cosas desde un prisma muy práctico, algo muy valioso en las empresas", señala.
El Athletic es su pasión, sí. De hecho, incluso participó como abogado en el estudio de la estructura jurídica del Club como SAD. Pero no todo es fútbol en esta vida: dicen que juega muy bien al tenis y que también le gusta el golf. Y eso a pesar de que es un fumador incorregible, de los de dos cajetillas diarias como poco. De hecho, siendo Uriarte consejero delegado de BBVA llegó a prohibir que se fumase en su despacho, donde mantenían largas reuniones. Algo que no sentó demasiado bien a Fernández, del que se dice que aún hoy no acepta reunión en la que no pueda encenderse un cigarrillo. "Lo hice para desestabilizarle moralmente", bromea el actual presidente de Innobasque.
Fumar es, de todas maneras, el único vicio que se le conoce a Fernández. A los que más conocen a este licenciado en Derecho y Ciencias Económicas les consta que es una persona austera. Le gusta disfrutar de los placeres de la vida, pero sin ostentar. Evitando, eso sí, en la medida de lo posible tener que bailar, terreno en el que al parecer no se desenvuelve demasiado bien. No todo el mundo puede decir que negocia fusiones bancarias mejor que danza.
Aguanta bien las bromas, dicen sus conocidos, aunque no es una persona bromista. Optimista por naturaleza, seguro que Fernández no duda de que los leones ganarán la próxima final que jueguen. Aunque, si le diese por aplicar sus dotes negociadoras al mundo del fútbol, bien seguro que conseguiría darle un empujoncito a la cosa y convencer, por ejemplo, a Messi para que fiche por el Bilbao. Después de todo, como dice el chiste, los de Bilbao nacen donde quieren.