El ex responsable de EADS-CASA se perfila como presidente de Navantia

Carlos Suárez, ex responsable de EADS-CASA y Airbus Military, se perfila como nuevo presidente de Navantia. Su objetivo será remodelar el grupo público para relanzar la actividad de los astilleros.

Soplan nuevos aires en Navantia. El Gobierno prepara cambios en el grupo de construcción naval militar. El primero, el de su máximo responsable. Salvo imprevistos de última hora, el nuevo presidente de los astilleros públicos españoles será Carlos Suárez, el hasta hace unos meses responsable de la filial española de EADS y de la división de transporte militar del consorcio, según confirmaron tres fuentes distintas a CincoDías. Este diario trató de ponerse en contacto con Suárez sin éxito.

Según las fuentes consultadas, el relevo en la presidencia de Navantia se producirá, casi con toda probabilidad, antes del mes de agosto. El actual responsable del grupo, Juan Pedro Gómez Jaén, de 66 años de edad y que se mantiene al frente de los astilleros desde 2004, hace tiempo que había comunicado al holding público SEPI su deseo de dejar el cargo y, ahora, negocia los términos de su salida. Desde la SEPI niegan que se esté preparando ningún cambio.

En todo caso, la fecha del relevo puede verse condicionada por otros movimientos consecuencia de la llegada de Elena Salgado a la vicepresidencia económica, como puede ser la sustitución del actual presidente de la SEPI, Enrique Martínez Robles, un hombre cercano al ex vicepresidente Pedro Solbes.

El perfil de Carlos Suárez encaja con los retos que tendrá que afrontar en Navantia, donde el Gobierno quiere que se acometan cambios para relanzar la actividad de los astilleros, potenciando con mayor énfasis la actividad comercial de exportación. Suárez cuenta con una amplia experiencia internacional desde que comenzó a trabajar en la antigua CASA, en 1989. Su principal éxito lo logró el año pasado con la adjudicación de un contrato multimillonario para renovar la flota de aviones cisterna de las Fuerzas Aéreas de los EE UU, imponiéndose contra todo pronóstico a Boeing, lo que prueba su habilidad en este tipo de concursos en el extranjero.

Asimismo, es un excelente conocedor del sector de la Defensa y cuenta con buenos contactos en las esferas militares. No en vano, su trayectoria en EADS ha estado siempre vinculada a la aviación militar.

Además, tiene otro factor a su favor: el papel que desempeñó en los primeros meses del año defendiendo los intereses españoles en el consorcio aeroespacial frente a los intentos de Alemania y Francia de diluir el peso de España en EADS. Algo que, a la postre, supuso su salida forzada del grupo. Con su entrada en Navantia, el Gobierno vendría a reconocer su labor en este ámbito.

El próximo presidente de Navantia tendrá la responsabilidad de abrir nuevos mercados al grupo, que en 2008 cerró el ejercicio con pérdidas (todavía no se han hecho públicas) y no firmó ningún contrato nuevo, lo que, en principio, volverá a suceder este año. Además, tiene que resolver el contencioso abierto por los socios franceses de DCNS que parece que sólo se resolverá con un acuerdo de colaboración con los galos en el proyecto del nuevo submarino español S-80. De igual modo, tendrá que hacer frente a las rigideces laborales de un grupo con 5.500 trabajadores en plantilla y unos sindicatos fuertes.

Gómez Jaén, gestor del cambio con luces y sombras

La gestión de Juan Pedro Gómez Jaén al frente de los astilleros públicos españoles está marcada por la última reconversión naval en España. Con experiencia en el sector público al frente de empresas como Hunosa o Potasas, Gómez Jaén tuvo que afrontar la liquidación de Izar, con un ERE que afectó a 3.983 trabajadores, y la puesta en marcha de Navantia. Dejará a su sucesor una cartera de pedidos de más de 5.000 millones de euros, un gran éxito como el contrato de 2007 con Australia y un convenio recién firmado con los sindicatos. En el lado negativo, sus enfrentamientos con representantes de los trabajadores y responsables de la Armada española y cierto malestar dentro de la empresa por errores de planificación y gestión.