Sabiduría intuitiva
El ex número dos del Banco de España se estrena en uno de los cargos de más responsabilidad del FMI.
Aristóteles advirtió hace más de dos milenios que el sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice. Siguiendo al filósofo griego, José María Viñals Íñiguez (Madrid, 1954) entraría en dicha categoría. Quien trata con él deja fuera de toda duda su privilegiada capacidad intelectual y la solidez y rotundidad de sus comentarios. No en vano, es uno de los economistas españoles más respetados en el extranjero. Tanto es así que el hasta hace poco subgobernador del Banco de España ya hace casi un mes que deshizo las maletas en Washington: ocupa uno de los puestos clave -sobre todo en la actual coyuntura- del Fondo Monetario Internacional: es consejero financiero y director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales.
Todo un reconocimiento al sistema financiero español, sobre todo teniendo en cuenta que su antecesor en el cargo, Jaime Caruana, también provenía del Banco de España, que dirigió entre 2000 y 2006. Reconocimiento que también se dio en ese gran Ágora que fue la pasada cumbre del G-20 de Londres, en la que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, puso a España como ejemplo de modelo económico sostenible.
Viñals ha vuelto, pues, a EE UU. Porque ya estuvo allí. Pasó cuatro años en la exclusiva Universidad de Harvard, Boston, donde se doctoró en Economía. Pocos españoles, por cierto, pueden presumir de lo mismo -Joaquín Almunia, Ana Patricia Botín, Juan Fernando López Aguilar o el recientemente fallecido Eduardo Ballarín son algunos de los ex alumnos más conocidos, aunque ninguno de ellos se doctoró allí-. Fue profesor de economía durante tres años en esa misma universidad y durante cinco en la de Standford, California, en la otra punta del país.
Viñals aterriza ahora en Washington con 20 años de experiencia en bancos centrales
Pero esta vez su destino no es ni Boston ni Standford, sino Washington D. C. Y si en 1978 llegó al país con la licenciatura en Económicas en una mano y un máster de la London School of Economics en la otra, ahora ha aterrizado con 20 años de experiencia en el intrincado y complejo mundo de los bancos centrales. Hace 30 años buscaba conocimientos de primer nivel en el Nuevo Continente; ahora es éste el que busca sabiduría y expertise en él.
Aunque encaje con la definición de sabio que dio en su día Aristóteles, Viñals no es un erudito a la antigua: no sobresale, por ejemplo, en el mundo de las artes -para eso ya existe su tocayo, el poeta hispano-argentino-. Eso sí, su campo lo domina bien. En 2001 fue galardonado con el premio Jaume I de Economía por su relevante contribución a la investigación en política macroeconómica, centrada en la integración española en la UE. Ha escrito infinidad de artículos en publicaciones científicas -de hecho, dirige Moneda y Crédito, la revista de economía decana en España-.
Y es que experiencia no le falta. Tras su periplo estadounidense, Viñals regresó a Madrid en 1988 para entrar en el Banco de España, con cuyo servicio de estudios ya llevaba tiempo colaborando. Antes había sido ya analista del National Bureau of Economic Research de EE UU, del FMI y del Banco Mundial.
Ha sido, sin embargo, en el Banco de España donde ha desarrollado el resto de su carrera profesional, a excepción de los tres años que pasó en el Comité de Gobernadores de Bancos Centrales de la Comunidad Europea, la institución encargada de coordinar las políticas monetarias de los 12 durante la primera fase de la unión económica y monetaria. Incluso trabajó más tarde en la creación del Banco Central Europeo.
Toda una vida, pues, en las más altas esferas de los órganos de decisión de la política monetaria. Responsabilidades éstas sólo aptas para profesionales que aúnen grandes dotes teóricas con la no tan frecuente habilidad o intuición para aplicar apropiadamente la teoría a la práctica. Una cualidad, dicen los que han trabajado con él, que Viñals domina como pocos.
Durante su etapa en el Banco de España, el ex alumno de Harvard desempeñó varios cargos de responsabilidad en el servicio de estudios de la institución hasta que en 2000 fue nombrado director general de Asuntos Internacionales. Un puesto, por cierto, que encaja a la perfección con las inquietudes e intereses de Viñals, según comentan algunos de sus conocidos.
Otra de las frases más conocidas del discípulo más destacado de Platón es que el hombre es un animal político. Se refería con ello Aristóteles a la capacidad de relacionarse entre sí. Viñals nunca fue ajeno a esta virtud humana, y siempre se cuidó de cultivar sanas relaciones no sólo con sus colegas de profesión, sino también con el sector privado. Relaciones que, dicen algunos, le han ayudado a conseguir su actual puesto.
Aunque méritos no le faltaban. En el propio Banco de España destacan de él que es una de las mejores mentes del país. Sobresale especialmente su facilidad para exponer cuestiones de enorme complejidad de manera sintética y sencilla. Ahí tenemos otra vez al prototipo de sabio de Aristóteles.
A nivel más personal, dicen de Viñals que tiene el don de la empatía y es agradable, aunque también hay quien le considera soberbio. Madridista acérrimo y de modales intachables, las grabaciones de las presentaciones que ha hecho hasta ahora en Washington muestran a alguien que parece que lleve toda su vida en el órgano financiero. Y en cierto modo es así.