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Conflicto laboral

Los controladores aéreos preparan una huelga para los primeros días de julio

El colectivo de controladores aéreos de AENA han iniciado los trámites para realizar una huelga legal en el mes de julio coincidiendo con la salida de vacaciones. El enfrentamiento con la directora de Navegación Aérea por los incumplimientos del convenio y de acuerdos puntuales son las razones que provocan la protesta.

El "total desencuentro" entre la directora de Navegación Aérea, Carmen Librero, y los controladores aéreos es la razón que este colectivo esgrime para justificar los preparativos que realiza para convocar una huelga legal a partir del día uno de julio.

La decisión de promover una serie de jornadas de paro ha sido votada positivamente en diferentes dependencias de control aéreo de la red integrada en AENA. No obstante, la petición formal de autorización ante los responsables del Ministerio de Trabajo se va a retrasar hasta que los representantes del sindicato mayoritario de los controladores, el USCA, establezca contactos con el nuevo presidente de AENA, Juan Ignacio Lema, para trasladarle sus quejas.

La decisión de convocar diversas jornadas de huelga coincidiendo con los días de la operación salida de vacaciones es conocida por las patronales de compañías aéreas. Estas asociaciones han mostrado su preocupación por la repercusión que las perspectivas del caos que estos movimientos reivindicativos provocan en los aeropuertos y que puede llegar a tener en la compra anticipada de los billetes aéreos para las próximas vacaciones de verano. Esta perspectiva es tanto más negativa cuanto se produce en un ejercicio en el que la caída del tráfico ha puesto en grave riesgo la viabilidad de la mayoría de las compañías aéreas.

Agravios

Fuentes del colectivo de controladores han explicado que desde que el pasado verano Francisco Quereda fuera sustituido al frente de las dirección de Navegación Aérea por Carmen Librero, las relaciones entre los profesionales y sus jefes inmediatos se han deteriorado. Acusan a Librero de "atender únicamente a la cuenta de resultados de AENA".

Los controladores consultados aseguran que la formación de nuevos profesionales se encuentra paralizada. No se han convocado nuevas promociones desde junio del pasado año. En un colectivo de 2.500 personas, señalan, en 2008 hubo un descenso neto de la plantilla.

Otro problema que ha generado malestar es el incremento de los expedientes disciplinarios. Una parte de ellos se refieren a las bajas por enfermedad que se produjeron en el aeropuerto de Madrid-Barajas las pasadas Navidades y que contribuyeron a provocar varias jornadas de casos al coincidir con la huelga de celo que realizaban los pilotos de Iberia en aquellas fechas.

Las fuentes consultadas señalan que la mayor parte de estos expedientes fueron archivados sin penalización cuando se presentaron los correspondientes certificados médicos. Otros expedientes están abiertos en las torres de Palma de Mallorca, Tenerife Sur o Santiago de Compostela y, según las fuentes citadas, han sido impuestos a controladores que tomaron decisiones de seguridad en el ámbito de sus responsabilidades. El retraso de cinco años en la aprobación de un nuevo convenio colectivo o la decisión de Navegación Aérea de nombrar a ingenieros en puestos claves de la dirección que siempre han ocupado controladores, son otras razones que alimentan el litigio.

Sueldos en el punto de mira

Las compañías aéreas llevan años intentando convencer al Gobierno de que la culpa de lo elevado de las tasas que pagan por los servicios de navegación aérea en los cielos españoles la tienen los sueldos de los controladores aéreos. Son calificadas como "las más caras de la Unión Europea". Según un estudio realizado por las patronales del sector aéreo, Aceta y ALA, los precios públicos que se pagan en aquellas operaciones en las que intervienen los controladores, la navegación en ruta y la aproximación, suponen el 41% del conjunto de las tasas. El colectivo de controladores aéreos rechaza la acusación. Explican que AENA se ha embarcado durante años en una política de promoción de aeropuertos de tráfico exiguo que convierten en escasamente productivo el trabajo de control. Además, con la crudeza de la crisis del sector el número de operaciones ha caído, sin que las posiciones de control puedan reducirse.

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