La recesión acaba con un lustro de progreso en Latinoamérica
La crisis económica surgida en los países ricos ha terminado por contagiarse a América Latina. Lastrada por la caída del precio de las materias primas y el corte del flujo de capitales, la región puede entrar en recesión este año tras un lustro de crecimiento sostenido.
La gran debacle económica que sufre el planeta, calificada como la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, amenaza con poner fin de forma dramática a un lustro de inusual prosperidad en América Latina. Desde que Argentina dejó atrás la crisis del corralito, con una subida del PIB del 8,8% en 2003, la tónica regional ha sido de un ritmo de crecimiento sostenido no visto en los tiempos modernos. La simultaneidad de políticas económicas ortodoxas con un ciclo fuertemente expansivo en el conjunto del planeta llevaron a la región a un periodo de bonanza en el que, sin dejar atrás las fuertes desigualdades sociales, al menos un porcentaje notable de la población escapó de las garras de la pobreza.
Pero ocurre que la crisis financiera, originada esta vez en los países ricos (en concreto, en Estados Unidos) ha alcanzado tal virulencia que su contagio a América Latina es ya un hecho. La estimación de enero del Fondo Monetario Internacional apunta a una subida del producto interior bruto del 1,1%, aunque la semana pasada el organismo ya avanzó una próxima corrección a la baja. La consultora Solchaga Recio & Asociados apuesta en su último informe regional por esa misma cifra, que ya supondría tres puntos de desaceleración respecto al año pasado. Pero matiza que ese escenario central cuenta con 'elevados riesgos a la baja', que derivarían de una tardía estabilización de los mercados.
Además del aumento del paro, las causas del frenazo de la actividad se situarían principalmente en tres condicionantes externos: la sequía de los flujos de capital, la desventaja competitiva de las emisiones de deuda frente a los países ricos y la caída del precio de las materias primas. Estas suponen dos tercios de las exportaciones regionales y su caída ha supuesto un jarro de agua fría para numerosos países, grandes exportadores de minerales (como Chile), petróleo (Venezuela) o alimentos (Brasil).
Las principales divisas han perdido ya un 40% de su valor frente al dólar
La comparación entre el tercer y el cuarto trimestre del año pasado resulta reveladora: el PIB de Brasil, que aún crecía por encima del 6%, apenas avanzó un 1,3% en el último tramo; en los mismos periodos, Chile pasó de un avance superior al 4% a un pírrico 0,2%. El caso más duro es el de México: acosado por su gran dependencia económica respecto a Estados Unidos, el producto interior bruto del país azteca pasó de crecer cerca del 2% a caer un 1,6% en el último periodo disponible. En todos los casos, las gráficas apuntan claramente a la baja, una vez que el contagio respecto a los países ricos se está apoderando del sistema económico regional.
El fuerte deterioro de la situación global producido a raíz de la caída de Lehman Brothers, en septiembre pasado, ha supuesto además un impacto de consecuencias imprevisibles sobre las monedas regionales, con el real brasileño o el peso mexicano acumulando pérdidas cercanas al 40% respecto al dólar. De nuevo, malas noticias para la estabilidad económica de la región.
La crisis del consenso de Washington
El oscuro panorama económico que se cierne sobre América Latina puede llevar a todos los países grandes de la región a caídas del PIB. Luis Secco, director de Economía de Deloitte Argentina, sostiene que aquella se encuentra más preparada que en otras ocasiones para asumir el shock externo, 'pero no se librará de crecimientos negativos'. El llamado consenso de Washington, que marcó desde el FMI el rigor de las políticas económicas durante gran parte de la década, suena, según Secco, 'a insulto' en la región, e incluso el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lo ha dado por muerto. Con todo, Secco sostiene que el rigor fiscal y las políticas monetarias saneadas de los últimos años 'evitarán ahora caídas de PIB cercanas al 10%, como se vieron en crisis anteriores'.