Resquemor por el 'trágala' de Aguirre
Cualquiera que conozca la Historia de España sabe que pocas cosas pueden resultar en este país tan indigestas como una Constitución. Sobre todo por la mala costumbre de unos y otros de legislar a su favor y de espaldas a su adversario. La pugna estatutaria emprendida en Caja Madrid entre aguirristas y gallardonistas bebe de esos insalubres hábitos decimonónicos. Juan Ramón Quintás, presidente de la CECA, definió el martes la reforma de la presidenta de la Comunidad de Madrid como 'el caso de intervencionismo público más descarado que recuerdo'. Sus palabras reflejan el malestar reinante en las entidades por las intromisiones partidistas. La paradoja la protagonizó Miguel Sanz, presidente a un tiempo de CAN y la Comunidad Foral de Navarra, que criticó la intromisión de las autonomías en las cajas.