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A fondo

El futuro incierto de los productores de biodiésel

El arancel a las importaciones de EE UU, en vigor desde hoy, no evitará la sobreoferta.

La Comisión Europea impone a partir de hoy un arancel a las importaciones de biodiésel procedentes de EE UU. El gravamen, cuya cuantía va desde los 24 a los 208 euros por cada tonelada, pretende acabar con la introducción masiva en Europa de este biocarburante, fuertemente subvencionado por el gobierno norteamericano, y al mismo tiempo dar un balón de oxígeno a la industria europea, aun muy atrasada en los objetivos fijados a largo plazo (los biocarburantes deben representar el 10% de los combustibles en 2020).

Con la aprobación de este arancel, la Comisión Europea responde a las repetidas denuncias de la Asociación Europea del Biodiésel, que acusaba a sus competidores estadounidenses de 'dumping' al beneficiarse al mismo tiempo de un subsidio de la Administración americana y de otra subvención europea en el Impuesto de Hidrocarburos. Ese desequilibrio es el que ha provocado que las petroleras europeas hayan recurrido a comprar de forma masiva el biodiésel en EE UU, ya que, pese a los elevados costes de logística o de transporte, el litro de biocarburante sale más barato que el fabricado en territorio nacional.

Una de las más beneficiada por esta medida proteccionista, que tendrá una duración de cuatro meses y podrá ser extensible a cinco años si se demuestra que sigue habiendo posición de dumping a su finalización, será la industria española, que ha realizado un importante esfuerzo para poner en marcha 44 plantas, prácticamente paradas en 2008 por falta de demanda.

Sin embargo, lo que parece ser una solución a la parálisis que ha vivido el mercado va a dejar al descubierto otro problema aún más grave: la sobreoferta. Según los últimos datos de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), existe una producción instalada superior a tres millones de toneladas cuando la demanda que se va a generar en 2009, en ningún caso, excederá de una tonelada. Desde la patronal aseguran que este exceso provocará un futuro incierto para los productores, con un escenario de precios bajos y una fuerte batalla por la cuota de mercado del que van a salir vencedores los que cuenten con más aguante para recortar sus beneficios y los que tengan sus plantas en una situación estratégica, cerca de zonas portuarias o de refinerías de petróleo.

Ante la falta de producción nacional, la mayoría de los cereales se importan, lo que supone un elevado coste, al que se une el derivado de la falta de demanda interna, lo que obliga a los productores a exportar parte del producto final. Un doble gasto que no se podrán permitir todos los operadores y que, con toda seguridad, provocará concentraciones u operaciones entre empresas.

Y el margen de negociación con el Ejecutivo está casi agotado. Desde la patronal se reconoce que, aunque tarde, se han atendido todas sus reivindicaciones al establecer una obligación de mezcla a las petroleras (3,4% para 2009 y 5,8% en 2010) tanto para biodiésel como para bioetanol y al apoyarlos en su petición de establecer un arancel a las importaciones de EE UU.

No obstante critican a la Comisión Nacional de Energía, organismo encargado de la supervisión y gestión de la orden ministerial que regula la mezcla , por su falta de control. 'Si no se adoptan medidas nos podemos encontrar con que el biodiésel subvencionado por Indonesia, Malasia o Argentina sustituya al de EE UU y estos aranceles no sirvan en última instancia para casi nada', advierten.

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