Especular con los restos de la burbuja
El parón de la construcción crea un mercado de maquinaria inutilizada.
La burbuja inmobiliaria hace ya muchos meses que estalló, sin embargo, aún hay quien hace negocio con ella. O al menos con los restos de aquella explosión. Si hace unos años no había en España suficientes grúas para levantar los miles de edificios que se construían simultáneamente a lo largo de todo el país, ahora, cuando las obras, en el mejor de los casos, languidecen o se han parado completamente, sobra mucha maquinaria. De hecho, a la vista de lo que se expone durante estos días en las instalaciones de la multinacional Ritchie Bros en Moncofa (Castellón), parece que sobra toda. Inyectores de cemento, aplanadoras, excavadoras, volquetes de todos los tamaños, hormigoneras...
Ritchie Bros está especializada en las subastas de maquinaria pesada. En todo el mundo cuenta con 110 emplazamientos como el de Castellón, el único que tiene por ahora en España, en los que realiza más de 175 subastas anuales. Ayer arrancó una de las cuatro que celebra en España cada año, y el ambiente de compradores, pese a lo que se podría pensar por la crisis del ladrillo, era importante.
La pregunta surge de inmediato. ¿Quién compra maquinaria de construcción en estos momentos? 'Fundamentalmente somos empresas de compraventa', reconoce Joaquín Carrasco, de la empresa Gallega Solumac. Carrasco acaba de depositar los 10.000 euros de fianza que se exige a cada participante en la subasta como garantía de los pagos por la futura compra. Su negocio consiste en comprar a muy bajo precio para revenderlas después en España o en el extranjero con un importante beneficio: 'Especular', reconoce.
Las máquinas, que se subastan sin precio mínimo, se revenden en el extranjero
'Hubo una temporada en que venían directamente las empresas de construcción a comprar y entonces lo teníamos más complicado', explica.
Los subasteros hacen cola en las oficinas de Ritchie Bros para apuntarse al proceso de venta que durará toda la semana. 'El viernes por la noche se habrá vendido todo', explica a CincoDías Jeroen Rijk, responsable para el Sur de Europa de la compañía con sede central en Canadá. El secreto del éxito de la venta es que no hay precio mínimo. Aunque se parte de un precio de arranque, los compradores pueden pujar a la baja. Al final, sea cual sea el precio, se adjudica. El vendedor no puede retirar el producto si cree que no alcanza el precio que espera.
Rijk discrepa sobre el perfil del comprador, y estima que el 70% son empresas del sector y sólo el 30% compañías de compraventa. En lo que sí coinciden es en que el destino de estas máquinas -muchas procedentes de empresas de alquiler, como Hertz- es el extranjero. De hecho, en la cola de inscripción se escuchan muchas lenguas distintas. 'África es un destino preferente', asegura Rijk. Por las 3.200 máquinas que están a la venta se espera ingresar 25 millones de euros.
'En esta época sobran equipos y falta dinero'
El brutal desarrollo inmobiliario de los últimos años llevó a las empresas constructoras y de alquiler a comprar maquinaria que ahora está completamente parada. 'Sobran equipos y falta dinero', resume Jeroen Rijk, de Ritchie Bros. 'Muchas empresas optan por vender esas máquinas y lograr efectivo. En algunos casos se venden equipos comprados para grandes obras y, en esa misma subasta, se adquieren otras más pequeñas para poder continuar con la actividad', explica el responsable de la empresa.Ritchie Bros gana un porcentaje del precio de venta. El año pasado, en todo el mundo, la compañía vendió 400.000 unidades y facturó 3.600 millones de dólares. La firma ampliará su presencia en España con una campa para subastas en Madrid.