Tarjeta roja penal contra el fraude deportivo

El Gobierno prepara una reforma para castigar el amaño de partidos.

¿Qué pasaría si la competencia de su empresa le pagara dinero por hacer bien su trabajo? La situación parece absurda, pero sucede a menudo en las competiciones deportivas. Un equipo que no se juega nada recibe primas por ganar, las famosas primas a terceros. Un proyecto de ley del Gobierno pretende castigar por lo penal estas actuaciones, y otras más claramente fraudulentas, como el amaño de partidos sobornando a jugadores o árbitros para sacar ventaja deportiva o económica mediante apuestas.

El proyecto surgió a propuesta de las ligas profesionales, entre ellas la de fútbol, que pretenden que el Código Penal castigue lo que hasta ahora sólo puede ser juzgado deportivamente. Los escándalos del Athletic-Levante y del Málaga-Tenerife, partidos en los que se sospecha que los visitantes perdieron a cambio de sobornos, evidencian las lagunas legales. 'Es urgente que se penalice el fraude', recalca Javier Tebas, vicepresidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP).

Las primas por ganar se considerarían 'corrupción entre particulares', señala Tebas. Antonio Sempere, catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad Rey Juan Carlos, lo compara con que un empresario prohibiera las propinas a los camareros. Cobrar por ganar suena correcto, pero cobrar de un equipo rival crea redes de intereses. A veces un equipo paga a otro por ganar a un tercero, y casualmente la semana posterior les toca jugar contra ellos.

Más duramente sería sancionado pagar por perder. La idea es considerar ya delito el intento de amaño, aunque finalmente no se produzca. 'Es una práctica que no encaja en el Código Penal vigente, no es estafa ni extorsión ni otras figuras existentes', explica Eduardo de Urbano, juez del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo. 'El bien jurídico que se pretende proteger es la integridad del deporte', añade. 'Tiene que ver con el derecho al ocio'.

Estas infracciones ya se castigan con suspensiones y multas de hasta 300.000 euros, pero la vía penal añadiría condenas de cárcel, facilitaría la obtención de pruebas y resolvería conflictos laborales. 'Si una empresa ordena a su trabajador dejarse perder, está obligado a obedecer, aunque luego reclame. En cambio, si la orden está regulada como delictiva, la obligación es desobedecerla', explicaba Sempere recientemente en una jornada organizada por su universidad y la Fundación de la LFP. La protección a los testigos arrepentidos es otro asunto que debe abordar la reforma legal, así como que el proceso penal no frene el proceso deportivo, como ocurre ahora.

En países como Inglaterra e Italia estas prácticas ya se persiguen penalmente, incluyendo el vandalismo en los recintos deportivos, que en España se persigue sólo administrativamente. El dopaje es el único fraude deportivo considerado como delito, pero contra la salud pública. Ahora podría incluirse junto al amaño de partidos y otras formas de adulterar la competición.

La persecución en partidos internacionales es más complicada, explicaba Peter Limarcher, jefe de los Servicios Disciplinarios de la UEFA, en la jornada de la Rey Juan Carlos. ¿Debe aplicarse la legislación suiza, donde tiene sede la UEFA, o la de los equipos que compiten? Con las casas de apuestas online se complica aún más.

Las apuestas ilegales mueven más de 23.000 millones de euros anuales, según la UEFA. El mercado asiático es el que más preocupa a la organización futbolística, que investiga 25 casos de presunta corrupción en partidos de los últimos tres años.

A partir de la próxima temporada pretende utilizar su sistema de detección de fraude también en las competiciones nacionales.

Detección de trampas

Para detectar amaños de partidos, la UEFA analiza la evolución de las apuestas. Si hay un cambio brusco justo antes de que empiece, que no se justifique por ejemplo con que uno de los equipos saque jugadores suplentes, se avisa al delegado de UEFA, que a su vez advierte al árbitro y los jugadores. Por eso ahora los cambios se hacen con el partido empezado, cuando ya no puede haber aviso.