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Virutas de basura para desterrar el carbón de las cementeras

Cemex registra y pone a prueba en Valencia el 'enerfuel', un combustible alternativo a base de basura no reciclada.

A la vista de decenas de encuestas, a cual más optimista, en ocho de cada diez hogares españoles hay dos cubos de basura en los que se separan los residuos. Pero, ¿quién recicla el envoltorio de un caramelo, el tapón de una botella, un retal o un palillo?

Son pequeños desechos que acaban en el vertedero sin más futuro que la hoguera o dormir, bajo tierra, por los siglos de los siglos. 'La fracción resto es todo aquello que no se aprovecha por ser demasiado pequeño y calculamos que compone el 25% de la materia de un vertedero', explica María García Villán, directora de desarrollo sostenible de la cementera Cemex.

Su empresa demanda esos desperdicios para alimentar los hornos de las fábricas y dejar de depender de los combustibles fósiles. 'Las basuras son ilimitadas y el carbón o el petróleo tienen los días contados', dice.

Dos kilogramos de 'enerfuel' alcanzan el poder calorífico de 1,2 kilos de carbón

La práctica, que en Alemania o Reino Unido se remonta a 1985, se experimenta ahora en la Comunidad Valenciana, donde Cemex tiene permiso para quemar el llamado enerfuel en la planta de Alicante y lo hará a partir de mayo en Buñol (Valencia). Este combustible de vertedero no precisa aditivo alguno, pero las universidades de Valencia y Alicante analizan su comportamiento para determinar si realmente es inocuo y que otras administraciones puedan dar su bendición.

Convertir calizas y arcillas en cemento precisa secar la materia prima en una torre de precalentamiento, a 1.000 grados, y la posterior exposición a una temperatura de 1.500 a 2.000 grados en el horno. Un infierno en el que no quedan ni las cenizas.

Hasta aquí, todo parecen ventajas. Pero pocas revoluciones en la industria pesada resultan fáciles. En España faltan empresas que puedan extraer el enerfuel de los vertederos y, una vez en las cementeras, su poder calorífico es sensiblemente menor que el del carbón o el coque de petróleo.

Según cálculos de Cemex, este último aporta 7.500 kilocalorías por kilogramo, frente a las 4.500 kilocalorías del enerfuel. 'Por cada 1,2 toneladas de coque tenemos que meter dos de enerfuel'. Pero aun así la empresa defiende la rentabilidad de su apuesta. En la próxima década se va a poner muy caro verter -la UE pretende que en 2016 los residuos caigan al 35% de los contabilizados en 1995-, por lo que será más ventajoso hacer desaparecer las basuras. Al mismo tiempo, se endurecen las políticas de control de emisiones, y el enerfuel no pagará derechos porque produce el mismo CO2, pero ahorra metano en los vertederos.

A finales de año Cemex quiere sustituir más del 50% del combustible convencional en Buñol y Alicante, tras invertir dos millones en cada horno para que puedan engullir basura.

Entre tanto la competencia no está de brazos cruzados. Holcim, por ejemplo, tiene una gestora de residuos llamada Geocycle, con planta propia de preparación de combustibles alternativos en Albox (Almería). Y Cementos Portland prevé cambiar el 20% del coque que gasta en su fábrica de Morata de Tajuña (Madrid) por biomasa forestal: restos de podas de parques, jardines y de la industria de la madera con los que reducirá las emisiones de CO2 en 130.000 toneladas al año.

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