Rajoy logra un balón de oxígeno con el triunfo del PP gallego por mayoría absoluta29,6%
El Partido Popular recuperó ayer el Gobierno de la Xunta gallega con un claro triunfo por mayoría absoluta de su candidato, Alberto Núñez Feijóo, que pasa un valioso balón de oxígeno a Mariano Rajoy en un momento en el que su formación política atraviesa una dura crisis interna marcada por los escándalos de espionaje y corrupción. Una lectura rápida de los comicios de ayer refleja que la crisis económica ha empezado a pasar factura a los socialistas.
La victoria de Núñez Feijóo por mayoría absoluta (39 escaños) deja fuera de la Xunta al PSdG que ha pilotado hasta ahora Emilio Pérez Touriño y también al líder del Bloque Nacionalista Gallego, Antxo Quintana. Los socialistas se quedan en 24 escaños, frente a los 25 conseguidos hace cuatro años, mientras que los nacionalistas obtienen una representación de 12 diputados, uno menos que en 2005. Touriño ha sufrido en las últimas semanas una dura ofensiva por parte del PP y de sus terminales mediáticas sobre los supuestos gastos suntuarios que habría autorizado en su despacho, pero todo hace suponer que lo que en realidad ha castigado su candidatura han sido los efectos de la grave crisis económica que ha empezado a hacer mella en Galicia en términos de destrucción de empleo. De hecho, la activa participación de José Luis Rodríguez Zapatero en la campaña electoral se orientó a amortiguar este castigo. El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, también instaló su cuartel general en esta comunidad a la vista de la desmovilización que reflejaban las encuestas entre el electorado de izquierdas.
El líder nacional del PP, Mariano Rajoy, tiene motivos para estar satisfecho porque los resultados de ayer domingo en Galicia demuestran el impacto muy relativo que han tenido los escándalos en su partido y también el largo recorrido que puede tener en Madrid la explotación de la gestión que el Gobierno central está haciendo de la recesión económica. La foto se completa con un resultado muy digno para el PP en el País Vasco, teniendo en cuenta la reciente crisis por la que ha atravesado el partido tras la retirada de María San Gil.
El triunfo por mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo le convierte en uno de los dirigentes territoriales con mayor proyección de futuro en un momento en el que la madrileña Esperanza Aguirre y el valenciano Francisco Camps, representantes del partido en sus dos principales graneros de voto, se encuentran seriamente perjudicados por los últimos escándalos. Núñez Feijóo mantiene una excelente relación con Mariano Rajoy y fue uno de los barones territoriales que le apoyó en el congreso de Valencia que siguió al fracaso electoral del pasado mes de marzo. Era la primera vez que se presentaba como candidato en Galicia y ha conseguido que el Gobierno de izquierdas en esta comunidad haya sido sólo un paréntesis de cuatro años.
La próxima parada
La pérdida de las elecciones gallegas hubiera supuesto para Mariano Rajoy un serio obstáculo para llegar políticamente vivo, incluso, a las elecciones europeas de junio. Después de los resultados de ayer en Galicia y en el País Vasco, el recorrido de Rajoy será, previsiblemente, bastante más fácil. Está por ver si, finalmente, sanea el partido siguiendo los consejos que le da su entorno para tomar distancia de aquellos dirigentes que más problemas le han originado en los últimos años.
A partir de hoy, pues, comienza una nueva etapa política tras el vuelco que las elecciones de ayer imponen tanto en Galicia como en el País Vasco. Lo sucedido en la primera comunidad anticipa que los efectos de la crisis pueden ser también cruciales en el examen que el PSOE volverá a pasar en junio.
Touriño no atendió las indicaciones de Ferraz
El número dos del PSOE, José Blanco, y el propio José Luis Rodríguez Zapatero intentaron convencer a Emilio Pérez Touriño la pasada primavera de la conveniencia de adelantar las elecciones gallegas al otoño para prevenir los posibles efectos que en ellas pudiera tener la crisis económica. El todavía candidato de la Xunta en funciones eludió seguir estos consejos, en contra del criterio de la dirección federal del partido. Su equivocación está a la vista.Blanco vio claro que la evolución a peor de la crisis económica iba a suponer un serio lastre para los socialistas gallegos, sobre todo a la vista de la fuerte destrucción de empleo que se iba a dar en el sector industrial. El presidente de la Xunta desatendió estas razones y optó por agotar prácticamente la legislatura, eso sí, intentando que los comicios no coincidieran con los vascos. Pero el lendakari, Juan José Ibarretxe, se la jugó y convocó las elecciones vascas para el mismo domingo.El próximo lunes se conocerá el escrutinio definitivo del voto emigrante. De los 2,6 millones de electores llamados ayer a las urnas en Galicia, 335.000 residen en el extranjero, el 12,7% del censo. Lo más probable es que este escrutinio no mueva un solo escaño.
Abstención
29,6%. La participación de ayer domingo en Galicia superó en cinco puntos a la registrada hace cuatro años. Votó el 70,3% del censo, porcentaje que no tiene en cuenta a los emigrantes.