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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las reformas laborales encallan

Mañana, tarde y noche. Con esta intensidad negociaban en épocas anteriores la patronal CEOE, los sindicatos CC OO y UGT y el Gobierno de turno para reformar el mercado laboral. Los actuales representantes empresariales y sindicales y, más aún, los gubernamentales, parecen haberse olvidado de que esta vorágine negociadora es posible, si de verdad se quiere cambiar algo. 'Ahora mismo no hay ninguna negociación con el Gobierno', admiten en Comisiones Obreras.

Se va a cumplir un año desde que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reeditó su compromiso con una amplísima agenda del diálogo social y, con la que está cayendo, éste sigue en vía muerta. ¿Por qué?, es la sencilla pregunta que flota en el ambiente. Depende de a quién se pida cuentas las respuestas son unas u otras, pero casi siempre se culpa al de enfrente de esta parálisis de las negociaciones. Lo cierto es que analizando la situación de cada uno de los agentes sociales pueden encontrarse razones para esta falta de dinamismo. Si bien, a estas alturas, los motivos que han paralizado a los negociadores empiezan a no tener justificación.

La primera organización que vivió turbulencias internas fue la CEOE a finales de septiembre. Entonces, el presidente, Gerardo Díaz Ferrán, logró destituir a su número dos impuesto por José María Cuevas. Se trataba del secretario general y vicepresidente de CEOE, Juan Jiménez Aguilar, quien había sido el negociador por excelencia de los empresarios en todas las reformas laborales hasta la fecha. Junto con él se marchó el director del departamento de Relaciones Laborales, Fernando Moreno, que fue durante años el artífice intelectual de las demandas empresariales.

CEOE

Las personas que han sustituido a Jiménez Aguilar y a Moreno tienen perfiles eminentemente distintos, lo que ha repercutido sin duda en la sensación de que 'la CEOE anda sin norte', dicen fuentes de esta organización. Pero más que esta sustitución de personas, a la patronal le está pasando factura un cambio en la forma de concebir la organización por parte de su nuevo presidente. De hecho, 'el departamento de Relaciones Laborales, que siempre fue el eje de CEOE ha pasado a ser un departamento de tercera', aseguran otras fuentes de Diego de León, 50 (sede de la patronal). En su lugar, Díaz Ferrán, que no tiene la misma intención de hacer país que tenía José María Cuevas, pretende que la organización sirva más de guía para la internacionalización de las empresas, que para sus relaciones laborales del día a día.

El resultado de todo esto se está viendo de forma palpable: la CEOE da constantes bandazos. Así, Díaz Ferrán amanece un día pidiendo congelación salarial y después sus negociadores no defienden esta demanda en la mesa de diálogo. Otro día, CEOE reivindica a través de su organización madrileña (CEIM) el abaratamiento del despido y, el día siguiente, su secretario general, José María Lacasa dice que se trata sólo de una propuesta interna, y que no se formulará formalmente. La falta de una estrategia clara es patente.

La siguiente organización que atravesó dificultades en su seno fue Comisiones Obreras (CC OO). Desde finales de diciembre y en apenas dos meses, el sindicato ha dado un giro de 180 grados inesperado. El cambio de José María Fidalgo por Ignacio Fernández Toxo al frente de la secretaría general, no debía notarse en teoría, ya que este último no planteó ningún programa de gobierno alternativo. Fue sólo un 'cambio de personas'. Sin embargo, la realidad es otra porque estos cambios sí han supuesto un antes y un después en el papel dinamizador de las negociaciones que siempre protagonizaba este sindicato. Con Fidalgo al frente, Comisiones Obreras solía ser la organización que acudía con las propuestas más articuladas y más claras. Ahora, las cosas son diferentes y UGT parece haber cogido el testigo del liderazgo sindical.

Gobierno inactivo

Tanto es así que el único documento de propuestas existente hasta la fecha, enviado el 5 de febrero a los agentes sociales, recoge punto por punto las propuestas ugetistas. Sin embargo, el documento no aborda ni concreta ninguna de las reformas estructurales que necesitarían debatirse (costes, contratación, estructura salarial, negociación colectiva, etc.).

Todas estas situaciones coinciden con una falta de acción del Gobierno, que espera que patronal y sindicatos le sirvan la reforma en bandeja de plata. Nada que ver con los tiempos en los que Javier Arenas, siendo ministro de Trabajo, se remangó ante unas posiciones completamente antagónicas de patronal y sindicatos y logró que se firmara la última gran reforma laboral en 1997. En aquella ocasión los sindicatos avalaron un abaratamiento del despido a cambio de más empleo fijo.

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