La guerra de los sexos resurge en la escuela
Diez colegios mixtos estudian en España la separación de niños y niñas en las aulas.
La polémica está servida. El colegio Montessori de Salamanca, mixto, laico y concertado, acaba de anunciar que el próximo curso separará a los niños y las niñas de educación infantil. Los detractores de la 'segregación', como califican a este modelo pedagógico las organizaciones que defienden el sistema mixto, exigen la supresión de las subvenciones para este tipo de centros. Pero las competencias son de las comunidades autónomas, como ha recordado la ministra Mercedes Cabrera -contraria a la medida porque 'la separación no reporta beneficios'- y son ellas las que deben decidir si mantienen o rescinden los conciertos. En el caso de Castilla y León, el consejero de Educación, Juan José Mateos, se ha limitado a declarar que la separación 'no está prohibida por la ley'. El Tribunal Supremo también terció hace unos años en este asunto y dictaminó que 'la enseñanza mixta es un medio, no el único, para promover la eliminación de la desigualdad'.
A favor y en contra
æpermil;ste es el primer colegio mixto que anuncia públicamente en España su decisión de cambiar de modelo pedagógico. Pero no será el último. En la actualidad, al menos 10 centros que imparten enseñanza conjunta están 'reflexionando y hablando con los padres para tomar una decisión en este sentido', anuncia María Calvo, profesora de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III de Madrid y presidenta para España de la Asociación Europea de Educación Diferenciada (Easse). 'Pero hay mucha demagogia y las escuelas prefieren tomar la decisión sin hacer ruido', advierte.
Los defensores de la educación separada, entre los que se cuentan congregaciones religiosas, asociaciones laicas de padres y científicos como Francisco J. Rubia, Juan Gilbert o Alberto Ferrús, avalan esta opción con una verdad incontestable: los cerebros femenino y masculino, iguales en inteligencia, son diferentes en estructura y funcionamiento, 'y por tanto requieren un aprendizaje singular', apunta María Calvo. Otro estudioso de la neurología del cerebro, Hugo Liaño, opina, sin embargo, que esta diferencia 'constatable' no obliga a la separación. Para María Antonia Pujol, profesora de Didáctica de la Universidad de Barcelona, las razones de los separatistas son precisamente las que deben animar a la coeducación. 'La biología de la especie humana nos hace diferentes, pero esta diferencia es la base de la convivencia. Los niños en el aula aprenden que hay capacidades, gustos y formas de hacer distintas, pero que sólo se trata de caminos diversos para llegar a un mismo fin. Con la educación separada se pierde más que se gana', asegura Pujol.
En la actualidad, este modelo pedagógico se extiende por todo el territorio nacional, aunque es una opción minoritaria. Sólo Aragón, Baleares, Canarias y Castilla-La Mancha son ajenas a esta realidad. En el resto de regiones se mezclan centros confesionales y laicos, privados y concertados. Algunos gobiernos, como los de Andalucía, Asturias o Galicia han anunciado que a partir del próximo curso sólo recibirán financiación los centros mixtos. En España, la mayoría dividen a niños y niñas en distintos centros; en EE UU, Australia, Reino Unido, Francia y Alemania, la separación, habitual también en la escuela pública, no es tan radical. Algunos, favorecen la vida en común en el recreo y el comedor, otros sólo separan a los chicos en matemáticas, lengua y gimnasia. 'La educación mixta es una conquista histórica', dice la reputada pedagoga, Francisca Malló. 'Cada niño y cada niña tienen un ritmo de aprendizaje diferente. No vale atribuirlo al sexo', afirma con rotundidad.
Todo depende de las competencias que uno reclame a la escuela: socialización o instrucción. El éxito escolar de los centros separados es indiscutible. En Gran Bretaña, un estudio realizado por la Organización Internacional para la Libertad Educativa ha demostrado que 36 de las 50 mejores escuelas son diferenciadas; en Canadá, un informe de 2003 revelaba que 10 de los 16 colegios con mejores calificaciones separaban a chicos y chicas y en Australia el seguimiento de 270.000 estudiantes durante seis años demostró que este sistema obtenía entre un 15% y un 22% de resultados superiores que las escuelas mixtas.
Obama apoya la educación separada
Hillary Clinton cuenta en sus memorias que el primer día que llegó a Wellesley, ella 'una chica de clase media', quiso dar media vuelta y volver a casa. Fue su madre la que le animó a continuar. 'Nunca dejaré de estarle agradecida'. Wellesley es un college exclusivo porque la mayoría de sus alumnas pertenece a familias adineradas, pero no sólo por eso. Lo contaba Elena Gascón, profesora de español, hace algún tiempo: 'No se trata de conseguir la igualdad, sino la excelencia. En una universidad mixta también se puede aprender que una mujer puede ser lo que quiera, pero no con tanto convencimiento'.Desde el otro lado, el de la discriminación racial y económica, también la separación está dando sus réditos en EE.UU. En el sur de Chicago hay un instituto público (Urban Prep) sólo para chicos afroamericanos que arroja un éxito escolar del 100%, cuando las estadísticas dicen que sólo se gradúan uno de cada 40 muchachos negros. Este instituto no es una excepción. Las chicas del centro diferenciado de Harlem, financiada por Bill Gates, entre otros, van a la Universidad, algo no tan sencillo para las negras de NY.En estos momentos hay 500 escuelas públicas diferenciadas y un nuevo responsable de Educación, Arne Duncan, que lleva años defendiendo el sistema para los más desfavorecidos.
DIFERENCIAS
- Precocidad verbal Las habilidades lingüísticas (hemisferio izquierdo) se desarrollan antes en las niñas que en los niños.- Capacidad visuoespacial La agudeza espacial está ligada a la testosterona fetal. Esta hormona alimenta la pericia espacial de ellos toda su vida.- Armonía social Los estrógenos inundan el cerebro femenino en la pubertad y las empuja hacia materias más 'humanas'. Muchas piensan que no sirven para las ingenierías.- Vitalidad La testosterona hace a los chicos más inquietos. En la pubertad, el choque en clase es más frecuente entre sexos.