Vilna, destino cultural del año
La Capital Europea de la Cultura 2009 inaugura su programa de eventos, con más de 900 actividades previstas, con un recorte en los presupuestos iniciales de los 11,6 a los 7,25 millones de euros.
La noche en que irrumpía el 2009 fue una fiesta de fuegos, rayos láser y música en la gran explanada de la catedral de Vilna. La capital lituana y la austriaca Linz toman el relevo de Liverpool y Stavanger como capitales culturales de Europa. Ya durante este mes de enero está previsto un ciclo de conciertos en homenaje al célebre violinista Jascha Heifetz, nacido en el gueto judío de Vilna en 1901. Son más de 900 las actividades previstas, muchas de ellas con carácter gratuito. Entre los eventos más prometedores se anuncia una exposición del pintor y compositor lituano Mikalojus K. Ciurlonis (1875-1911) en la Galería Nacional (reconstruida para este año sobre un museo bolchevique), el estreno de una ópera de Peter Eötrös (Sobre el amor y otros demonios, basada en textos de García Márquez) y varios festivales musicales y cinematográficos.
Sin embargo, también en esta república báltica la crisis ha hecho acto de presencia. Y amenaza el lustre de las celebraciones. Al votar los presupuestos para 2009, el Parlamento lituano ha reducido de 40 a 25 millones de litas (de 11,6 a 7,25 millones de euros) la partida destinada al reinado cultural. A pesar de lo cual, los organizadores esperan poder mantener intacta la mayor parte del programa. Les va mucho en ello. Lituania, embutida en la fácil etiqueta de las Repúblicas Bálticas (junto con Estonia y Letonia) necesita dejar claro su perfil, tan diferente al de los dos países vecinos; cercanos en lo geográfico, y también en el devenir político más reciente.
Pero las tres naciones son hermanas de circunstancia, no de sangre. Eso se ve claro en Vilna, la capital lituana. Poco o nada tiene ésta que ver con la medieval Tallin, o la modernista Riga; Vilna es una ciudad barroca, que podría pasar por un escenario netamente mediterráneo, gracias a las iglesias, campanarios, hornacinas y santos callejeros esparcidos generosamente por una Contrarreforma de sello polaco (el duque Jagellón unió el país con Polonia en el siglo XIV). Los jesuitas fundaron la Universidad en 1579, y la iglesia de San Juan que la preside, junto con la de San Pedro y San Pablo, entre otras, conforman un decorado barroco en el que son casi excepción las construcciones góticas (pequeños palacios urbanos, o la singular capilla de Santa Ana, que Napoleón quería llevarse entera), o los fríos edificios neoclásicos, sobre todo la catedral: tan desangelada que los comunistas pudieron transformarla en un Museo del Ateísmo.
Pero no es sólo cuestión de arquitectura (todo el casco antiguo, por cierto, es patrimonio de la humanidad). El ambiente que se respira en las calles de Vilna tiene mucho de pasional, de sureño. Sobre todo si el tiempo acompaña. Cervecerías y terrazas confieren a las calles retorcidas y empedradas un aire meridional. El viejo barrio judío también contribuye a eso. La comunidad judía fue muy granada y dio figuras importantes, como el citado Jascha Heifetz, el escultor cubista Lipchtzig o el pintor expresionista y maldito Soutine; pero fue también una de las más castigadas por los nazis: más de 80.000 personas fueron cargadas en camiones hacia campos de exterminio. Sigue viva en el país una comunidad judía antigua, la de los karaítas (que no aceptan el Talmud), con kinesa o casa de oración en el reconstruido barrio, y también en la cercana localidad de Trakai. Que es, gracias a su castillo bermejo flotando sobre un lago, una de las grandes atracciones del país. Un país que espera aprovechar el tirón turístico de esta capitalidad cultural para darse a conocer. Con permiso de la crisis.
Guía para el viajero
Cómo irLa lituana Flylal (www. flylal.com) tiene tres vuelos directos semanales a Vilna desde Madrid, dos desde Barcelona y uno desde Málaga y Mallorca. eDreams ha lanzado una oferta hasta el 31 de enero, con vuelos desde 45 euros (www.eDreams.es). Air Baltic ofrece tres vuelos semanales desde Barcelona y la mayorista Catai (www. catai.es) incluye visita a Vilna en sus programas Esencia de las Repúblicas Bálticas y Ruta del Ámbar, siete días en media pensión a partir de 1.195 euros.Dormir y comerRadisson SAS Astorija Hotel (www.radissonsas.com), situado detrás del ayuntamiento en un inmueble barroco transformado con notable gusto. Algirdas City Hotel (www.algirdashotel.lt), abierto hace unos meses, céntrico y con gusto, ofrece habitaciones dobles desde 90 euros. Avilys (Gedimino pr. 5, +370 5 2121900), en una de las principales avenidas de la ciudad, frente a la catedral, es una antigua cervecería bien ambientada que sigue fabricando su propia cerveza.
Más informaciónSobre actividades: www. culturelive.lt y www.lithuaniantravel.com. General: Lituania Trade, Consell de Cent, en Barcelona (93 4670225). www.lituaniatur.com.