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La hemodiálisis del sistema financiero

Si lo que empezó como una crisis inmobiliaria, pasó a ser una crisis de liquidez y ha terminado por degenerar en una recesión en la economía real con tintes dramáticos, si la velocidad de deterioro de la actividad económica y el empleo está sorprendiendo a propios y extraños, es porque está seriamente afectado el sistema circulatorio del entramado económico.

El flujo sanguíneo que bombea el corazón del sistema (para nuestro caso las entidades financieras) y que debe llegar a todos y cada uno de los rincones del resto de órganos se encuentra seriamente dañado. Los activos tóxicos siguen lastrando la operativa normal del sistema financiero, pues la desconfianza entre entidades no ha desaparecido y a eso se suma el propio deterioro económico, que restringe la demanda solvente de crédito. Ahora bien, siendo así las cosas, urge dar con el procedimiento de hemodiálisis que depure las impurezas que están lastrando el funcionamiento normal del sistema. Hasta ahora, las inyecciones de capital, intervenciones directas, que se han producido en numerosas entidades no han dado los resultados apetecidos. De hecho, si construimos un índice bursátil con todas las compañías que han recibido ayudas públicas (la mayoría financieras) desde que el 28 de octubre que el Gobierno de EE UU empezó con el programa de rescate, la caída ha sido del 40%, es decir, casi cuatro veces más de lo que ha caído el índice americano del S&P 500 en ese mismo periodo.

La idea de un banco malo que extirpe y aglutine esos activos tóxicos puede ser buena pero se enfrenta a algunos problemas como la propia valoración de esos activos o el riesgo moral de que se produzca una competencia desleal que premie, precisamente, a los que han llevado a cabo las prácticas menos ortodoxas. Ello no sería incompatible con recapitalizaciones adicionales de bancos y quizá alguna liquidación inevitable pero ordenada de los insolventes. Todo ello se antoja como condición necesaria, aunque no suficiente, para encarar una salida de la actual recesión. En cualquier caso, no se puede perder más tiempo, nos va mucho en ello.

Luis Peña Káiser. Consejero delegado de Fonditel Pensiones

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