Tiempo de olvidarse de asumir riesgos y de buscar cobijo en la renta fija
Nada parece haber cambiado en el modo de actuar de los mercados bursátiles en relación a lo que fue conducta habitual a lo largo del último año y medio, quizás con la excepción del último trimestre, durante el cual los movimientos fueron marcadamente imprevisibles. La volatilidad, los cambios bruscos de orientación, siguen marcando el carácter complejo del momento bursátil. Los inversores que pretendan tomar decisiones en este entorno no lo tienen fácil, aunque puede ser cierto lo de que los índices están más cerca de los mínimos que de los máximos posibles.
Esta semana, la corrección ha dejado a los planes bursátiles casi sin respiro después de haber asimilado las buenas dosis de esperanza de las primeras, y cortas, jornadas del año, cuatro tan sólo, seguidas por otra secuencia bajista que ha doblegado con creces las ganancias de los primeros días, de forma que las rentabilidades fugazmente saboreadas en las primeras sesiones de la Bolsa han trocado en pérdidas. De momento, la esperanza de que en este ejercicio los rendimientos bursátiles puedan ser positivos y capaces de amortizar algunas de las pérdidas se ha diluido.
El partícipe de planes de pensiones se mueve poco casi por definición y observa los movimientos de los mercados con la perspectiva de los ciclos largos, a no ser que en un momento dado le toque ejecutar su plan de pensiones y decidirse por la fórmula que más le convenga. La última normativa del IRPF le ha dado una mayor flexibilidad temporal para adoptar esta decisión. En cualquier caso, sigue sin ser este el momento apropiado para apostar por algo que implique riesgo. Los planes que siguen ofreciendo los mejores frutos son los de perfil más defensivo: renta fija a corto plazo, junto con algunos garantizados, en los que existe también riesgo de mercado. La bajada de tipos adoptada esta semana por el BCE abarata las rentabilidades en general, pero en la renta fija a corto cuando menos apenas hay pérdidas.