La fiebre del oro vuelve a renacer por la crisis
Encerrados entre paredes de concreto gris y alambre de púas, ataviados con anteojos protectores y botas reforzadas, los operarios de la fundición no pueden trabajar lo suficientemente rápido para satisfacer la demanda de oro de los ricos temerosos.
La refinería, cerca del Lago Lugano en los Alpes, está funcionando día y noche, porque gente preocupada por la recesión se apura a convertir sus activos en algo que conserve su valor. "Hace 30 años que estoy en el negocio del oro y nunca he visto nada igual", dijo Bernhard Schnellmann, director de servicios de metales preciosos de la refinería Argor-Heraeus, una de las tres más grandes del mundo.
"La producción ha aumentado dramáticamente desde mediados de año y no damos abasto frente a esta demanda", dijo Schnellmann, ataviado con un reloj de oro en su muñeca.
La onza de oro llegó a un récord de 1.030,8 dólares el 17 de marzo, para luego caer a menos de 700 dólares a fines de octubre, en parte porque los inversores vendieron el lingote para cubrir pérdidas en los mercados de bonos y acciones, golpeados por la crisis financiera. Ahora la onza cotiza a casi 900 dólares.
El detonante para nueva alza puede ser la debilidad del dólar, que hace al oro más barato para quienes disponen de otras divisas, y además la aversión a activos de papel, debido a que los Gobiernos y bancos centrales han inyectado grandes cantidades de efectivo en la economía avivando la inflación.
El humo sale mientras se vierte el oro fundido como si fuera mantequilla incandescente. Para enfriarlo, un operario le echa agua que se evapora al contacto. Una vez endurecidos en los moldes, los lingotes de oro son grabados con un sello de la refinería. Operarios con guantes blancos los apilan en cajas como piezas de dominó.
Si bien Suiza no es una nación minera, es hogar de algunas de las más grandes refinerías, y se calcula que procesa un 40% de todo el oro extraído.
Argor-Heraeus, en parte propiedad de Austrian Mint y de una subsidiaria del banco Commerzbank de Alemania, dice que procesa aproximadamente 350 a 400 toneladas de oro y 350 toneladas de plata al año para bancos centrales y comerciales, sus principales clientes.
Los clientes que quieren comprar barras de oro, que pueden pesar más de 10 kilos cada una, deben esperar cerca de un mes, teniendo en cuenta la temporada de fiestas de fin de año.
Para quienes se interesan en comprar monedas o lingotes, que caben en la palma de una mano, la demora es de seis a ocho semanas. Hace un año estos pequeños productos se entregaban en pocos días. Las preocupación por la salud del sistema financiero internacional ha fomentado la demanda mundial por oro puro, dijo el Consejo del Oro.
"Mucha gente teme dejar su dinero en los bancos", dijo Sandra Conway, directora general de ATS Bullion en Londres, que vende metales preciosos y monedas de oro a instituciones y en el mercado minorista.
"Es difícil de medir, pero diría que nuestra rentabilidad en los últimos tres meses sin duda se ha duplicado, en comparación con los tres meses anteriores," dijo la mujer.
A toda máquina
Otras refinerías suizas también dicen que el negocio del oro está en auge. "Desde el verano venimos percibiendo una marcada alza de la demanda por ciertos productos de oro. La barra de un kilo se ha vuelto muy popular", dijo Fiorenzo Arbini, quien está a cargo de salud y seguridad en Pamp, otra gran refinería suiza. "La gente que solía comprar certificados ahora quiere oro puro", añadió.
Schnellmann dijo que la fundición Argor-Heraeus está operando a toda máquina, con tres turnos de ocho horas al día. Hacer frente a los pedidos con más contratación de personal es difícil, porque cada candidato debe pasar una prueba de seguridad.
Las refinerías de oro se instalaron en Suiza para abastecer a la industria de relojes y, luego, a los joyeros en Italia. Los grandes bancos suizos intervinieron para llenar el vacío en el comercio del oro cuando el mercado del metal de Londrés cerró tras la Segunda Guerra Mundial, y nuevamente lo hicieron durante una breve suspensión en 1968.
La ex Unión Soviética, otro gran productor de oro, eligió a los bancos de Zurich para manejar gran parte de sus operaciones de oro en las décadas de 1970 y 1980.
"El oro tiene la imagen de ser un activo de último recurso. Puede parecer anticuado pero así piensa mucha gente con mucho dinero", dijo Stephen Briggs, un estratega especializado en metales de RBS Global Banking & Markets.
Toque dorado
India, China y Oriente Medio siguen siendo los mayores importadores de oro, principalmente para joyas. Pero la demanda de oro sólido se ha disparado también en Europa, según el Consejo del Oro.
En Suiza, país de la mayor industria de banca privada del mundo, la demanda de barras y monedas de oro aumentó en seis veces a 21 toneladas en el tercer trimestre de 2008, más que en cualquier otro país del mundo.
La inversión minorista en oro aumentó 121% en el tercer trimestre de 2008, un aporte importante al alza de la demanda mundial, según dijo el Consejo del Oro. En ese período, los inversores minoristas, quienes a menudo compran por medio de bancos comerciales, adquirieron casi un 60% más de barras de oro, principalmente en Suiza, Alemania y Estados Unidos.
Hubo un aumento repentino del interés entre inversores profesionales poco después de que en septiembre colapsó el banco de inversión Lehman Brothers. El banco privado Julius Baer lanzó en octubre un fondo que invierte exclusivamente en barras de oro guardadas en bóvedas de seguridad en Suiza.
"La fascinanción con el oro ha estado allí desde el comienzo de la civilización. No se puede explicar: no se puede comer oro, no se puede construir nada resistente con oro y sin embargo la gente quiere acumularlo," dijo Schnellmann.