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Previsiones 2009

El nubarrón de la morosidad amenaza los beneficios futuros

El buen comportamiento de la banca española, en relación con sus rivales internacionales, no puede esconder los duros retos que deberá encarar a lo largo de 2008. La nula exposición de los grupos financieros nacionales al segmento de banca de inversión ha supuesto un eficaz cordón sanitario para evitar el contagio subprime, pero no servirá para garantizar el éxito futuro.

El gran desafío para los bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito que operan en España es el serio deterioro de la coyuntura económica del país. Dado que la base de su negocio es la concesión de créditos a familias y empresas, el destino de unos y otros estará inevitablemente unido.

Impagos

El principal quebradero de cabeza que tendrán los banqueros en los próximos meses es el rápido incremento de los créditos impagados. La proporción de créditos dudosos respecto al total se ha triplicado en los últimos 12 meses (hasta superar el 3%) y las previsiones son que la escalada se mantenga en 2009. De acuerdo con cálculos del Banco de España, las entidades financieras españolas podrían absorber una ratio de morosidad de hasta el 9% sin tener que presentar pérdidas. El problema es que, si se alcanza ese nivel en 2010, los impagos acabarían con las provisiones, y con los beneficios de dos ejercicios.

Crédito

Al margen del problema de los préstamos dudosos, un nuevo frente está en la capacidad para obtener nuevo negocio. La recesión que vivirá España en los primeros trimestres de 2009 y la escalada del paro provocarán una fuerte caída de la demanda de crédito. Las hipotecas, que han sido básicas en la fuerte expansión del sector en la última década, cada vez se solicitan menos, y el crédito al consumo tampoco parece que pueda sustituir al producto estrella. Habrá que ver si los bajos tipos de interés consiguen reactivar la demanda.

Oficinas

Un tercer desafío para la banca es el ajuste de su extensa red de sucursales (la mayor de Europa y la más tupida del mundo). Tras seis años de aperturas y planes de expansión, ahora el sector deberá racionalizar sus activos y plantearse el cierre de las oficinas menos rentables.

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