Los naufragios inmobiliarios se intensificarán en 2009
La tormenta inmobiliaria española, que combina un cambio de ciclo en el sector con una crisis económica y crediticia, se convertirá en huracán el año que viene y provocará una cifra récord de concursos de acreedores, según los expertos.
Si a finales de 2007 comenzaron a notarse los primeros síntomas de la crisis con el concurso de acreedores de Llanera y los problemas de Colonial, y 2008 ha sido el ejercicio en que la situación ha estallado definitivamente, los expertos apuntan a que 2009 podría cobrarse la vida de cerca de 1.000 compañías del sector si sigue la tendencia actual.
"Los seis primeros meses de 2009 van a ser los más duros (...) yo creo que veremos caídas de un montón de empresas que no van a poder aguantar", asegura Llanos García, directora de promoción en Afirma.
Enrique Bujidos y Adrián Dupuy, socios de PricewaterhouseCoopers y Landwell, esperan un total de 4.000 concursos de acreedores (antigua suspensión de pagos) en 2009, una cifra histórica que superará incluso los cerca de 3.000 que podrían alcanzarse este año.
"La gran mayoría del pasivo de estas suspensiones es del sector inmobiliario. Es una cifra récord", afirma Bujidos. Hasta el 17 de diciembre, un 36 por ciento de las 2.631 suspensiones que se contabilizaron según Pricewaterhouse correspondían a empresas relacionadas con el ladrillo.
El inmobiliario es un sector enormemente atomizado que, a finales de 2006, último dato disponible, contaba con 43.100 compañías según la patronal Asprima. De continuar esta tendencia, 2008 terminará con cerca de 1.000 inmobiliarias y constructoras en concurso y 2009 se llevará por delante otras 1.300.
Para muestra, el lobby inmobiliario G-14, que comenzó agrupando a las 13 mayores inmobiliarias españolas, ya ha sufrido dos bajas con la suspensión de pagos de Martinsa-Fadesa, la más grande de la historia empresarial española, y los problemas de Colonial. "Si, supongo que ahora seremos el G-11", dijo Pedro Pérez en una entrevista telefónica con Reuters.
El brusco ajuste del sector, que llega tras una década de continuos incrementos del precio de los pisos y récords de iniciación de viviendas, se va traduciendo en datos cada vez más sombríos a presente -ventas y precios cada vez bajos- y a futuro, con desplomes de casi un 50 por ciento en el inicio de construcción de viviendas.
El problema del stock
En el presente, la brusca caída de las operaciones de compraventa - un 36 por ciento entre julio y septiembre - está alimentando una bolsa de viviendas vacías que se situaría en un rango de 500.000 a 1,4 millones de casas, según distintos estudios. Este stock, según los expertos, acabará forzando un abrupto ajuste a la baja de los precios.
Aunque los datos oficiales cifran una bajada del 0,3 por ciento en los precios de vivienda libre hasta junio, otros estudios privados como el de la tasadora Tinsa ya hablan de descensos del 6,5 por ciento hasta octubre.
La agencia de calificación crediticia Standard and Poor's considera que los precios bajarán un 30 por ciento desde los máximos de 2007 y que el mercado inmobiliario español no tocará el fondo de este ciclo antes de 2010.
Reestructurarse o caer
En este contexto, las empresas luchan por salvarse sentándose a negociar su deuda con los mismos acreedores que hace apenas dos años financiaban sin problemas su expansión.
"El número de reestructuraciones se ha duplicado respecto al año pasado", asegura Bujidos, socio especializado en reestructuración que reconoce un ingente volumen de trabajo en su área.
Para evitar acabar como Martinsa-Fadesa o Hábitat, en concurso de acreedores con unas deudas de 5.400 y 2.300 millones de euros, muchas empresas del sector han peleado y logrado acuerdos para alargar la vida de su deuda y esperar que amaine la tormenta.
Entre las afortunadas, Reyal-Urbis, Afirma, o Colonial, han logrado un respiro como mínimo de dos años en las primeras amortizaciones a cambio de mayores garantías a la banca, como consecuencia de la crisis se han convertido en ocasiones en dueños involuntarios de activos inmobiliarios e incluso de compañías enteras.
"Es evidente que el sector está trabajando con un escenario que no va a cambiar de una manera apreciable hasta 2010. Las renegociaciones con los bancos (...) son hasta ese año", aseguró el presidente del G-14.