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Tendencias

Una 'olvidoteca' para los libros extraviados en los hoteles

Las prisas por llegar a tiempo al aeropuerto o a la estación hacen que muchos viajeros olviden sus libros en la habitación de un hotel, circunstancia que ha aprovechado el Conde Duque de Madrid para crear una "olvidoteca" con unos 250 volúmenes escritos en más de diez idiomas.

Libros extraviados
Libros extraviadosDocumentación

La particular biblioteca del hotel Conde Duque alberga sobre todo novelas de bolsillo, escritas en inglés, aunque también pueden encontrarse guías de viajes y arte en castellano, japonés, griego, chino u holandés, entre otras lenguas.

Tal variedad de idiomas se debe a que los clientes del hotel suelen ser extranjeros y acostumbrados a viajar debido a su trabajo, por lo que los libros nunca faltan en sus maletas.

Las recetas de cocina tradicional romana conviven en las páginas de los libros que forman la "olvidoteca" con los bailes de Michael Jackson, las memorias de José Ortega Cano o remedios naturales, aunque hay hueco para títulos comerciales como "Ángeles y Demonios" de Dan Brown.

Así mismo hay quien prefiere tener junto a la cabecera textos religiosos, como "El libro del mormón", uno de los ejemplares que más llama la atención de los usuarios de la biblioteca, ya que además está escrito en castellano y guarda una dedicatoria en su interior.

La iniciativa surgió hace un año, cuando la directora comercial del establecimiento, Paloma Cabranes, almacenó en una pequeña vitrina unos 40 libros que los viajeros se dejaban en alguna de las 143 habitaciones del hotel. "Yo soy muy aficionada a la literatura en inglés y le pedía a la gobernanta que me dejase los libros olvidados por los clientes, pero como cada vez había más ejemplares, decidí colocarlos en una vitrina para que mis compañeros y otros clientes pudiesen cogerlos", recuerda Cabranes.

Pero hay clientes que se despistan intencionadamente para aumentar los fondos de la biblioteca, como una trabajadora de un hotel en Galicia, que al enterarse de la iniciativa, donó un libro de poesía. Otros, sin embargo, se olvidan de devolver los libros, sobre todo las guías de viaje, y el hotel no cuenta con un sistema de préstamo que controle a los usuarios de la biblioteca.

A pesar de estas pérdidas, Cabranes no teme que la "olvidoteca" se quede sin fondos porque cada día, la mala memoria de los viajeros llena los huecos vacíos de las estanterías. "Estamos pensando en poner un mercadillo con los objetos que se dejan los clientes y que, pasado un año, no reclaman, como por ejemplo los cargadores de móviles", bromea Cabranes.

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