Entre fusión, dividendo y ampliaciones
El sistema financiero español es estable. Y no será hasta dentro de medio plazo cuando se compruebe quién lo hizo mejor y quién lo hizo peor. A lo mejor no todos aguantarán, pero no pasa nada si tiene que desaparecer alguna entidad. No sería la primera vez. Lo relevante es que la banca española es sólida'. Esta es la opinión de un alto cargo de la Administración, pero es compartida por el sector.
Pese a ello, las entidades financieras llevan desde septiembre planteándose todas sus estrategias. Bancos y cajas han paralizado sus planes de expansión. Ya no se abren oficinas, sólo se cierran -las menos rentables-. El ahorro de costes se ha vuelto la piedra filosofal del sector bancario para los próximos dos ó incluso tres ejercicios. Es una recomendación del Banco de España que están cumpliendo, parece que a rajatabla, las entidades de crédito.
La razón es lógica. La crisis financiera está causando estragos en todo el mundo y está derivando en un giro de 180 grados en el sector. A ello se une la recesión económica por la que atraviesa España, entre otros países occidentales. 'Como consecuencia de la moderación del crecimiento del crédito, del incremento de la morosidad y de las mayores dificultades de financiación, cabe esperar que desciendan los resultados de nuestras entidades... Pero el mayor riesgo para la evolución de los resultados en el futuro próximo es el incremento de la morosidad', explicaba el jueves el subgobernador del Banco de España, José Viñals, en unas jornadas financieras.
Varios ejecutivosde entidades de ahorro dicen que Zapatero defiende un cambio de ley para poder fusionar cajas de distintas regiones
Ante este panorama y las mayores exigencias de capital que está reclamando el mercado a la banca -en ocasiones, según afirman los banqueros nacionales-, las estrategias de estas instituciones están totalmente enfocadas a reforzar su solvencia.
Las estrategias basadas en los crecimientos del balance se han quedado guardadas en los cajones de los ejecutivos de las entidades, sin previsión de que vuelvan a recuperarse.
El jueves el consejero delegado de Banco Popular, Roberto Higuera, ya reconocía que es momento de 'repensarse los niveles de capital de la entidad y ser prudentes'. Se darán créditos, pero en función de la rentabilidad, añadió. Pero fue más explícito. La banca 'también va a tender a acumular beneficios, reconsiderar su política de pay-out -parte del beneficio destinado a los accionistas- y dividendos'.
Aunque pese a estas declaraciones, Higuera insistió en que estas recetas eran para la banca en general, ya que Popular no necesitaba ampliar capital. De hecho, negó tajantemente que el grupo se estuviera planteando medidas similares. Alfredo Sáenz, consejero delegado de Santander, apostó en su exposición por la reducción de costes y la revisión de los planes de expansión. Pero en las transparencias proyectadas en las pantallas aparecía otra recomendación que el ejecutivo obvió. También recetaba recapitalizar a los bancos, sin dinero público claro. Un día antes se filtró que en el boletín financiero del banco se pedía lo mismo.
El grupo que preside Emilio Botín finalizó precisamente el jueves su macroampliación por 7.200 millones, el 25% de su capital. Esta inyección de capital ha metido presión al resto de los bancos españoles. Los analistas insisten en que ahora se necesitan ratios de solvencia más altos. Un core capital (capital principal) por debajo del 7% es considerado en la actualidad bajo tras las recapitalizaciones con fondos públicos que están sufriendo gran parte de los principales bancos europeos. Ahora ya se habla de tasas del 9% e incluso del 12%, índices impensables hace un año. Con su ampliación de capital Santander se coloca con un core capital del 7,3%.
El subgobernador también hizo mención el jueves en su intervención a estas cuestiones. 'Las incertidumbres que plantean sobre la actividad bancaria deberían inducir a las entidades a reforzar su fortaleza financiera a través de cualquiera de las diferentes vías que existen para ello', aseguró. Y continuó: 'Nuestras entidades parten de una buena posición para superarlos. Pero para que esto pueda conseguirse hará falta seguir trabajando para mejorar la eficiencia, vigilar los riesgos e incrementar la fortaleza financiera'.
Pese a esta recomendación Viñals descarta que la banca española necesite inyecciones de capital público, medida que el Banco de España no comparte.
Ahorro Corporación, sociedad participada por las cajas, no descarta que los recortes de beneficios en los mercados pudieran llevar a 'reestructuraciones, fusiones e incluso intervenciones' en el sector financiero español el próximo año, como ha ocurrido en Reino Unido.
Hasta ahora ninguna entidad española necesita capital público, y todas descartan esta medida, lo mismo que fusionarse por culpa de la crisis. Pese a ello, las cajas de ahorros están presionando al Gobierno para que modifique la Ley de ârganos Rectores de las Cajas de Ahorros (Lorca) aprovechando los momentos tan complicados. Su objetivo es doble: que se reduzca el peso político en los consejos y asambleas de estas entidades del 50% al 25%, y sobre todo, que se impulsen las fusiones interregionales.
En la reunión que mantuvieron Santander, BBVA, La Caixa, Caja Madrid y Unicaja con José Luis Rodríguez Zapatero en La Moncloa el pasado 6 de octubre éste fue uno de los temas expuestos por los presidente de las cajas. Pero Zapatero, según han explicado fuentes del sector, ya se sabía perfectamente la lección. Compartía, según las mismas fuentes, el proyecto de cambiar la Lorca para eliminar la potestad que tienen los gobierno autonómicos de vetar la fusión de estas entidades. De hecho, estaba previsto introducir una enmienda en los Presupuestos Generales del Estado recogiendo esta iniciativa. La nueva redacción omitía a los gobiernos regionales y daba la potestad al Banco de España para que fuera, junto a Economía, el que aprobara cualquier fusión.
Las cajas habían hablando con anterioridad con los distintos grupos políticos. Todos conocían las intenciones de estas entidades. Pero al final no se ha producido el consenso suficiente. Y la enmienda nunca existió como tal.
Otra vía pensada es introducir estas modificaciones por Real Decreto, pero el Gobierno busca antes el consenso en algo tan importante para el sistema financiero. Para lograrlo se ha buscado otra solución. Dar toda la potestad para aprobar una fusión al Banco de España y eliminar también el papel que juega en este proceso Economía. Con ello se pretende que las comunidades autónomas cedan, ante el posible repliegue del ministerio que encabeza Pedro Solbes. Pero parece que los gobierno autonómicos mantienen su oposición. Una parte de Economía también es contraria. Pero los defensores de este proyecto siguen buscando apoyos.
Y es que las fusiones de cajas son muy complicadas. En gran medida se tiene más en cuenta cuestiones políticas, como el reparto de la sede y de poder que los intereses empresariales. Sólo hay que comprobar los sucedido el viernes en la asamblea de la Kutxa. Al final no se aprobó su fusión con otra caja vasca, BBK.