Ya lo decía Quevedo
En los inestables tiempos que corren donde la liquidez escasea, las deudas ahogan y las entidades bancarias bastante tienen con lo suyo, una de las pocas soluciones de las que pueden echar mano las empresas resulta ser la venta de activos.
Si se tiene la suerte de ser una de las compañías que tiene activos con algún valor y encuentra un comprador que paga lo que el mercado dice que vale e incluso un poco más, la tentación de agarrarse a ello, como a un salvavidas, es demasiado grande como para dejarla pasar.
Si vienen unos señores con efectivo contante y sonante que te van a sacar las castañas del fuego, a ver quién es el guapo que se pone a preguntarles por su ideología, de qué color es su pasaporte o cómo han hecho el dinero. La cosa está tan apurada que por mucho que uno sea partidario de la teoría de los campeones nacionales y de la españolidad de nuestras empresas punteras la dura realidad se impone y en esta ocasión toca envainársela.
Viene esto a cuenta de lo que está ocurriendo en el caso de la petrolera española Repsol y el interés ruso en comprar las participaciones que tienen en la compañía Sacyr Vallehermoso y Criteria, el holding de participaciones industriales de La Caixa.
Pero no será el único caso en los próximos meses y, si no, al tiempo. Sucede, que en la época presente, cuando la liquidez es un recurso tan poco abundante -y por ello tan valioso-, los que salen ganando, es decir, comprando, son aquéllos precisamente que más ahorro han acumulado en los últimos años. Y ésos, en términos de países, no son otros que Rusia, China y los petrodólares de los países árabes.
Ya lo decía Francisco de Quevedo hace algunos siglos, otro de nuestros campeones nacionales, a mayor gloria de nuestra literatura: ' Más valen en cualquier tierra, (mirad si es esto sagaz) sus escudos en la paz que rodelas en la guerra. Pues al natural destierra y hace propio al forastero, poderoso caballero es Don Dinero'. Pues eso.
Luis Peña Kaiser. Consejero delegado de Fonditel