El paro desborda las oficinas públicas de colocación
Algunas comunidades tardan un mes en reconocer la prestación.
La imagen se repite todas las mañanas a las puertas de las oficinas de empleo repartidas por todo el país. Decenas de personas guardan pacientemente la fila desde horas antes de la apertura de los centros con la esperanza de conseguir uno de los turnos que se dan diariamente para realizar el simple trámite administrativo de solicitar la prestación por desempleo que les corresponde por sus carreras de cotización. Se trata de un sencillo papeleo que se solventa en no más de diez minutos, pero que, como los avances tecnológicos todavía no permiten realizarlo vía online, puede traducirse en varias jornadas de largas esperas a las puertas de una oficina de empleo.
Los ciudadanos se desesperan, los funcionarios también, porque no dan abasto con tanta carga de trabajo y tienen que soportar las quejas de sus usuarios; y los sindicatos acusan. 'El Gobierno sabía que no disponía de medios suficientes ante una situación así', asegura Lola Liceras, secretaria confederal de Empleo de CC OO, 'y ha reaccionado tarde'.
La reacción del Gobierno ha consistido en acordar con los sindicatos la incorporación de 1.415 interinos al Servicio Público de Empleo Estatal antes de final de año para atender la mayor demanda existente. Hasta ahora, se han incorporado algo más de la mitad.
Trabajo reconoce que la plantilla actual es insuficiente
Los sindicatos aplauden el esfuerzo, pero lo consideran insuficiente. Antes de verano, cuando no se había producido aún la mayor crecida del desempleo de septiembre y octubre, las centrales sindicales realizaron ya un demoledor informe de situación en el que veían necesaria la incorporación de 2.500 trabajadores para cubrir la carga de trabajo que había entonces. El propio Ministerio de Trabajo admite que habría que aumentar un 30% la plantilla del Área de Gestión de Prestaciones, 5.166 funcionarios, para atender la demanda.
También decían otras cosas. 'La red de oficinas se encuentra en unos locales poco apropiados para el volumen de ciudadanos que deben utilizarlos y están dotadas con un número de trabajadores ridículo para la población que debe atenderse. Las colas son cada día de mayor dimensión y los retrasos en la gestión empiezan a tomar dimensiones preocupantes. La suma de todo presenta un panorama desolador que de no corregirse llevará a la quiebra del sistema administrativo', concluían.
Tal quiebra no se ha producido todavía, pero el Ministerio de Trabajo ya ha admitido la existencia de retrasos en el cobro de prestaciones debido a las carencias de personal y el periodo medio de reconocimiento de la prestación se ha dilatado de 8,9 días a 13 en diez meses. En algunas regiones, como la Comunidad Valenciana, se tarda un mes en gestionar las solicitudes de prestación.
Tres días de cola para poder cobrar
Faltan aún cinco minutos para las siete de la mañana cuando Miguel Ángel llega a la Oficina de Empleo de Santa Eugenia, en Vallecas. Quedan dos horas para que abra sus puertas y el frío otoñal hace desapacible la espera, pero tras dos días haciendo cola en balde hoy no quiere quedarse sin uno de los 130 turnos que diariamente se reparten para solicitar el cobro del paro. 'Hace unos meses no hacían falta más porque se atendía de sobra a toda la gente, pero ahora sólo sacamos esos números porque no damos abasto', admite uno de los funcionarios de la oficina. Ha llegado más temprano que nunca, pero no las tiene todas consigo. La cola se extiende por dos manzanas y una ex empleada de la limpieza que está delante de él, y que hace cola por segundo día consecutivo, ha contado 115 personas por delante.La mayoría de los que llegan antes de las siete de la mañana ya han guardado cola sin éxito otro día. El obsoleto sistema para conseguir la cita no convence a nadie. 'Es una vergüenza que en el siglo XXI nos tengan como borregos en la calle para cobrar lo que nos corresponde', se queja un damnificado del parón inmobiliario. 'Para cobrar los impuestos bien que ponen todo tipo de facilidades', tercia con sorna un ex empleado de un concesionario de coches que sin trabajo después de veinte años.Miguel Ángel ha tenido suerte. Le ha correspondido el turno 118. Detrás de él, varias decenas de personas deberán regresar mañana.
Una reforma eternamente pendiente
No hay proceso de diálogo social en los últimos diez años que no haya incluido la modernización de los servicios públicos de empleo. Y no hay proceso que no haya terminado prescindiendo de esa pieza o relegándola a un plano secundario.En 2002, Gobierno, patronal y sindicatos alcanzaron un acuerdo para convertir en verdaderamente útiles para la reinserción laboral la red de 756 oficinas de empleo del servicio público (más que cualquier ETT), e incluso se perfiló un itinerario de reinserción laboral con atención personalizada para cada parado. Nunca se desarrolló, aunque los gobiernos de turno siempre se remiten a la inminente puesta en marcha de ese proyecto para responder a las preguntas sobre la modernización del antiguo Inem. Desde CC OO se considera que en estos últimos años en lugar de avanzar se ha retrocedido. El sindicato es crítico con la transferencia de las políticas activas a las comunidades, que ha restado personal a las oficinas del servicio estatal y margen de maniobra para diseñar una política integral de colocación de desempleados.Las estadísticas de Trabajo sitúan los servicios públicos de empleo como casi el último recurso que utilizan las empresas cuando quieren incorporar un trabajador. 'Es una sencilla cuestión de falta de eficiencia', aseguran desde la patronal. 'Es cierto', subrayan los sindicatos. 'Los servicios públicos no pueden ser eficientes con las carencias de personal con las que funcionan'.