El saldo fiscal sin el pago de la deuda entra en déficit por primera vez en 10 años
El deterioro de las cuentas públicas es tal, que el denominado 'saldo primario' del Estado (saldo presupuestario una vez que se ha descontado el pago de intereses de la deuda) ha entrado en déficit por primera vez en diez años. Así se desprende de los últimos datos de ejecución presupuestaria, referentes al mes de septiembre.
Según la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) a finales de septiembre, El Estado arrojaba un déficit en su saldo primario de 3.158 millones de euros en términos de contabilidad nacional (criterio homologado por Bruselas y que mide los ingresos y gastos en términos de obligaciones reconocidas). Ello equivale a un 0,29% del Producto Interior Bruto. El saldo primario es ligeramente superavitario si se mide en términos de caja (cuando ingresos y gastos pasan por Tesorería). En caja el excedente es de sólo 905 millones euros. Habría que remontarse a antes de 1998 para encontrar un saldo primario del Estado deficitario en términos de contabilidad nacional.
Un saldo primario negativo significa que el Estado no sólo no tiene bastante para pagar el servicio de la deuda sino que ni siquiera es capaz de hacer frente a los gastos no financieros con los ingresos corrientes de los que dispone. Tiene que recurrir para ello a un mayor endeudamiento.
La obtención de un saldo primario superavitario está considerado como la 'regla de oro' para la estabilidad presupuestaria. De hecho, cuando España pugnaba por ser socio fundador del euro, en los años noventa, utilizó esta regla como objetivo primordial.
Fin a un objetivo histórico
El objetivo de alcanzar un saldo primario en número rojos fue conseguido con el primer gobierno del Partido Popular (1996-2000) y mantenido por los gobiernos sucesivos del PP y del PSOE.
Fuentes del Ministerio de Economía y Hacienda reconocen que será difícil en los próximos meses volver a obtener un excedente primario del Estado y un superávit fiscal en general, por dos razones fundamentales. La primera estriba en la caída de los ingresos tributarios que se prevé perdure en los meses que quedan de 2008 y en los primeros de 2009. Esta caída se extenderá a los impuestos directos e indirectos, estos últimos muy relacionados con el consumo.
La segunda razón tiene relación con el plan de ayuda para el sector financiero que acaba de aprobar el Gobierno (avales y posible compra de activos) y que supone, en la práctica, un mayor recurso a la deuda del Estado.