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Diego López Garrido

'España luchará por un gobierno económico europeo'

El Gobierno ha iniciado ya los preparativos de la presidencia española de la UE prevista para el primer semestre de 2010, pendiente de una agenda que estará condicionada por el desenlace de la crisis económica internacional.

Con cerca de 400 funcionarios bajo su mando, el secretario de Estado para la Unión Europea atisba ya algunos de los retos de la presidencia española y se muestra convencido de que 'la UE saldrá más fuerte de esta crisis', entre otras razones porque se abre paso más que nunca la idea de que Europa necesita un gobierno económico que ponga en valor su peso en el mundo.

¿Qué importancia le da a la futura presidencia española?

El Gobierno la ve como una responsabilidad que va más allá, incluso, de un asunto de Estado. Queremos hacer una presidencia muy europeísta donde se profundice en el sentimiento europeo y con una sensibilidad muy especial para Latinoamérica. Hay que recordar que en 2010 arranca la celebración de los vicentenarios. Nos tocará presidir la UE en un momento muy estratégico porque se estrenará un nuevo Parlamento europeo, una nueva Comisión, que se elegirá el año que viene, y puede que hasta un nuevo Tratado. Estamos en una coyuntura económica muy difícil y por eso Europa entra en una nueva fase política y a esos efectos nuestra presidencia es estratégica. En la práctica funciona una especie de presidencia en equipo a través de un trío de países con un programa conjunto. Ahora opera así para Francia, Chequia y Suecia y con nosotros operará con Bélgica y Hungría. En el trío actual destaca Francia y en el otro destacará España, cuyo impulso será fundamental.

'Hemos tenido un papel muy importante en la reacción europea a la crisis financiera'

¿Cuáles serán los principales retos de la presidencia española?

En enero cerraremos unos contenidos generales básicos para nuestra presidencia que ya han sido acordados con Bélgica y Chequia. Tendrán importancia los temas institucionales y las perspectivas financieras y económicas. Aunque el horizonte de éstas acaba en 2013, España tendrá que ocuparse de ellas. La Comisión Europea sacará el año que viene un Libro Blanco que servirá de referencia para nuestro trabajo. A España y sus socios les va a corresponder también todo el desarrollo posterior a la llamada estrategia de Lisboa que acaba en el 2010. Habrá que desarrollar el espacio de libertad, justicia y solidaridad. A España le tocará evaluar por vez primera la aplicación del pacto europeo sobre inmigración. Por último, abordaremos la política europea de vecindad, proyectada sobre todo hacia el este y el sur. Se celebrará una cumbre en el sur del Magreb sobre la unión por el Mediterráneo y se potenciará la relación con los Balcanes, una prioridad para los países recién llegados. La agenda acaba con los temas de asuntos exteriores, cooperación y defensa. Habrá en este ámbito dos grandes eventos: la cumbre con América Latina, que posiblemente se celebrará en Madrid y posibilitará nuevos acuerdos de asociación con Centroamérica, y la cumbre con Estados Unidos, en la que su presidente vendrá por primera vez a Europa a una cita de estas características. En esta última reunión se analizará la agenda trasatlántica.

¿Dónde pondrá el acento España en cuanto a las perspectivas económicas?

Tendremos que ver como está en ese momento la crisis financiera y qué efectos ha tenido sobre la economía europea. Quizás estemos para entonces en un momento en el que se haya recuperado la actividad económica, que va a pasar por un periodo claro de desaceleración. España trabajará en la presidencia europea para que haya un nuevo sistema financiero internacional, una nueva coordinación de las políticas económicas haciendo realidad un gobierno económico europeo y una transformación en las estructuras de supervisión del sistema financiero. España será la que ponga en marcha la nueva orientación de la política económica europea que hasta ahora ha sido, sobre todo, política monetaria. Tenemos que ir, sin duda, a un gobierno económico más europeo y unificado.

Este importante papel que aspira a desempeñar España contrasta con las dificultades que está encontrando para estar presente en la cumbre de Washington...

El Gobierno lo que está diciendo es que la posición económica internacional de España se ha fortalecido. Hemos adelantado a Canadá y hemos tenido un papel muy importante en la reacción europea a la crisis financiera. Tenemos un nivel de desarrollo de nuestras empresas extraordinariamente importante, con entidades como el BBVA o el Santander con presencia europea e internacional, empresas constructoras que están entre las primeras del mundo, una capacidad inversora exterior enorme… Hemos tenido un papel decisivo en la reunión del eurogrupo y todo esto se tiene que traducir institucionalmente. España dice que hay que estar en esa cumbre porque económicamente representa mucho en el mundo.

¿Lo conseguiremos?

Vamos a ver qué pasa porque va a depender de un plano más político. Económicamente, España tiene bases para poder defender su postura. Países como Francia, el Reino Unido, Alemania o Italia apoyan que estemos en Washington.

¿La negativa podría entenderse como un capricho del todavía presidente de Estados Unidos?

Creo que deriva de que alguien decide tomar como referencia el G-20. Y ahí no está España, ese es el obstáculo fundamental. Se trata de ver el encaje para estar en la cumbre de Washington aunque no pertenezcamos al G-20.

'Cada país deberá decidir si crea fondos soberanos'

La iniciativa francesa de proponer un fondo soberano que impida que empresas extranjeras adquieran compañías de su país a precio de saldo debe ser valorada nación a nación, porque no se pueden generalizar situaciones. Esta es la opinión del secretario de Estado para la UE, quien afirma que 'aquí, de momento, no se ha planteado como una necesidad'. En cualquier caso, admite que la propuesta de Sarkozy 'tiene sentido porque es quien está presidiendo la UE en este momento'.López Garrido tiene la impresión de que 'Europa no esperaba la entidad de esta crisis ni la contaminación por las hipotecas basura estadounidenses'. 'Pese a todo', añade, 'ha reaccionado con bastante rapidez en el corto plazo y ha conseguido frenar el desplome del sistema financiero. Pero es verdad que las insuficiencias que se ven en la legislación europea en cuanto a supervisión y control son ciertas', añade.López Garrido considera que la crisis ha puesto de manifiesto que la UE 'es absolutamente imprescindible' y que lo que necesita 'es fortalecerse y que haya más Europa'. A su juicio, esta crisis 'va a terminar fortaleciendo a la Unión porque se ha comprobado que ha reaccionado bien y con buenos resultados'.En su opinión, España no corre el riesgo de perder el comisario que tiene en la CE en el nuevo reparto de carteras que se realice el año que viene, con independencia de que para entonces se estuviera aplicando o no el Tratado de Lisboa. 'Como el nuevo Tratado no ha entrado en vigor, tenemos la previsión de Niza de que la siguiente Comisión, al menos, tenga un puesto menos que la que está ahora vigente. Ya se verá qué decisión se toma y si para ese momento puede estar en vigor el Tratado de Lisboa', abunda. En estos momentos, advierte, 'no es posible saber si para cuando España asuma la presidencia va a estar o no en vigor el nuevo Tratado. Es imposible saberlo', argumenta, 'porque lo que se ha hecho es decirle a Irlanda que en diciembre aspiramos a tener una hoja de ruta clara'.

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