El mercado del ocio de lujo llora la caída de la banca privada
Adiós a hoteles y restaurantes de lujo. La falta de confianza golpea el consumo vinculado al sector financiero.
Poco después de que el Gobierno de Estados Unidos saliera al rescate de la aseguradora AIG, sus ejecutivos se gastaron más de 440.000 dólares en un lujoso hotel de Monarch Beach (California) en comidas, bebidas y tratamientos en el balneario. Nunca unas vacaciones indignaron más a los contribuyentes -el plan para AIG está valorado en 85.000 millones de dólares (60.000 millones de euros)-. AIG se defendía con el argumento de que el viaje había sido organizado un año antes como recompensa a los ejecutivos del negocio de seguros de vida. 'Es tan básico como el salario', proclamaban sus portavoces.
Adiós a las recompensas de masajes y buen vino. La crisis de Wall Street está pasando factura a aquellos negocios de Nueva York vinculados a la banca de inversión (el sector representa el 5% de los empleos de la ciudad y el 23% de las remuneraciones totales). Se resienten especialmente los servicios de hostelería y el alquiler de limusinas para ejecutivos. El Club Quarters, un hotel para socios en William Street, en el distrito financiero de Nueva York, tenía entre 20 y 30 habitaciones disponibles en las últimas semanas, comparado con las cuatro que solía tener en esta época del año. Las cancelaciones en LimoRes.net, una web que ofrece 7.000 limusinas en todo el mundo, han subido un 50%. La caída del consumo es una evolución lenta, aunque los neoyorquinos ya han empezado a dejar el coche en casa y subirse al metro o a la bicicleta.
En Europa, también la crisis hace temer por la supervivencia de negocios vinculados a la actividad empresarial. La hostelería española, por ejemplo, ya ha detectado caídas en la cifra de negocio (volumen de ventas menos IVA) desde el pasado mes de junio, lo que lleva al sector a pensar en un descenso en torno al 3% en el conjunto del año, según la previsión de José Luis Guerra, adjunto a presidencia de la Federación Española de Hostelería.
En España, el descenso en ventas en los restaurantes de empresa llega hasta el 15%
La crisis no ha castigado a todos los establecimientos por igual. Sufren más aquellos especializados en comidas de empresa, en algunos el descenso llega incluso al 15%, apunta José Luis Guerra. Una encuesta del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino revela que el 40% de la población ha modificado sus hábitos en la hostelería como consecuencia de la situación económica y apunta pautas interesantes, como que se frecuentan los establecimientos igual que antes, pero se ha reducido el gasto. Para José Luis Guerra, los sectores sensibles a la actividad empresarial tienen más difícil la supervivencia, por lo que aconseja poner en práctica otros mecanismos de competencia. Juan Pablo Felipe, chef y propietario del restaurante El Chaflán, lo comprendió hace unos meses, al observar cómo el recorte o cancelación de los presupuestos para comidas de las empresas repercutía en su negocio. 'Cuando entro en un restaurante vacío me da mucha pena', señala.
El restaurador, que ha vivido otras crisis anteriores, advirtió que la situación se prolongaría dos años mínimo, así que en junio, adoptó la iniciativa de aplicar un descuento del 30% en la factura final a todos los clientes y en septiembre abrió el Aris Bar, un bistró pensado para el cliente que come fuera y no quiere pagar más de 15 euros, incluido el vino. Felipe considera que sus dos iniciativas son un reflejo de lo que está ocurriendo. 'Quien no entienda que el precio es factor determinante para el consumo, lo pasará mal. No hay más que salir a la calle para darse en cuenta de que España está en rebajas'.
Suspensiones en Bélgica y cierre de bistrós en Francia
Toda Europa se resiente. En Bruselas, una buena parte del sector servicios está vinculada a la actividad de las instituciones comunitarias. Y según las fuentes consultadas, la programación del gasto a largo plazo que realizan esas actividades ha permitido que la facturación no se haya resentido tanto en 2008, informa desde la capital belga Bernardo de Miguel.El batacazo, sin embargo, se espera en 2009. No sólo por la crisis económica en marcha, sino por el fin de la legislatura comunitaria y la consiguiente disolución del Parlamento europeo. Desde el gremio hostelero, al del catering, pasando por el de traductores teme una sensible caída de ingresos.Fuera de Bruselas, donde no llega el maná comunitario, el daño ya se ha empezado a sentir. Y en Flandes, por ejemplo, se han registrado cancelaciones de seminarios y congresos de manera 'masiva', según recogen los medios de comunicación locales. El número de suspensiones de pagos, además, aumentó un 16% en Bélgica en septiembre, con una incidencia del 12,9% en hostelería y restauración.En Francia la situación económica ha golpeado a los bistrós. Unos 3.000 restaurantes independientes del país se han declarado en quiebra en el primer semestre del año, un 27% más que el año anterior.