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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Una crisis que no distingue entre países

A estas alturas no hay duda de que la recesión que tenemos encima no hace distinciones entre países, al menos en los de nuestro entorno más cercano. La globalización refuerza y acelera el contagio de la crisis financiera y extiende sus tentáculos por todos los rincones. Sin embargo, en un contexto de pérdida de competitividad relativa como el que se ha producido en nuestro país en los últimos años respecto a los de nuestro entorno de la zona euro -algo que queda demostrado con el hecho de que el déficit comercial de España es uno de los mayores del mundo en relación a su PIB- y al no disponer del instrumento del tipo de cambio, los ajustes vienen por el lado de la economía real.

Esto quiere decir que, en ausencia de devaluaciones competitivas (nadie debe dudar que a la extinta peseta la hubieran castigado los mercados muy duramente) y de modificación en las variables nominales, el ajuste se produce de forma significativamente más acusada en términos de actividad: menos crecimiento y más destrucción de empleo.

Evidentemente, esta situación se convierte en una espiral negativa en la medida en que los ingresos del Estado bajan, algunos gastos (como los de cobertura por desempleo) se disparan y, de este modo aumenta un déficit público.

Esta diferencia entre lo que ingresa y lo que gasta la administración es ahora más cara de financiar, porque la medida de solvencia del país se deteriora. Esto lo prueba que el seguro de cobertura de riesgo país ha pasado en España de 0,20% a casi 1,00% en los últimos meses. No obstante y a pesar de las dificultades por las que estamos atravesando, sería bueno evitar cualquier tentación fácil de achacar al euro el origen de los problemas y no reconocer los beneficios que nos ha otorgado. Llegados a este punto, es preferible formar parte de una zona común europea con un banco central sólido detrás que ir por libre. Y si no que se lo pregunten a Islandia.

Luis Peña Kaiser. Consejero delegado de Fonditel Pensiones

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