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Telecomunicaciones

Los Reyes visten de largo la nueva sede de Telefónica

Más de 11.000 personas trabajan cada día en el mayor complejo de Europa destinado a una única compañía.

Las más de 11.000 personas que transitan cada día por las zonas ajardinadas, pasean por los alrededores del lago o miran desde las ventanas de sus puestos de trabajo probablemente no son conscientes de ello, pero pisan un territorio plagado de récords. Y no porque hayan pasado diez años desde que la idea de una ciudad de las comunicaciones saliera a la luz, ni porque se trate de una operación inmobiliaria que ha supuesto la venta de decenas de edificios que han financiado de sobra su construcción.

No. La nueva sede de Telefónica en el madrileño barrio de Las Tablas es una iniciativa que pretende alcanzar una escala humana desde los grandes números. Las líneas horizontales o la huida de los entornos agresivos para las personas esconden, por ejemplo, el mayor complejo empresarial destinado a una única empresa de Europa. También el parque solar en cubierta más extenso del Viejo Continente o una fachada acristalada de 180.000 metros cuadrados que no, no es la mayor del territorio euro, pero sí de la escena nacional.

Estas cifras y otras de parecida envergadura dan lugar a 367.370 metros cuadrados construidos y 17 edificios a los que acude cada día el 30% de la plantilla de Telefónica en España. A la cabeza de ellos, el presidente, César Alierta, impulsor y principal valedor del proyecto de una remozada ciudad de las comunicaciones, que asumió cuando era un plan incluso de mayores proporciones y de mucho más coste. La antigua idea de su predecesor, Juan Villalonga, fue estudiada y asumida, pero completamente retocada, incluso con nuevo arquitecto: Rafael de la Hoz. æpermil;l y un equipo de más de 120 ingenieros, diseñadores, paisajistas y arquitectos, unidos a otros 80 trabajadores de Telefónica, son los responsables de la nueva sede de la operadora en Madrid, que incluso se ha bautizado con un nombre mucho menos grandioso: es el Distrito C, la denominación que consta desde antiguo en los planes de crecimiento del barrio y que se ha negado a perecer.

Ayer fue su puesta de largo, con una esperada visita de los Reyes para su inauguración. Esperada porque hay trabajadores que llevan ya casi dos años en la nueva sede y desde la llegada de los últimos han transcurrido más de nueve meses. Pero es ahora cuando las agendas han cuadrado y todos los detalles están a punto para la presentación.

César Alierta hizo de anfitrión en una obra que ha tutelado muy de cerca y de la que es un fiel entusiasta. Como otros complejos empresariales de este tipo, la antigua ciudad de las comunicaciones responde a su nombre con un entorno en el que se puede hacer casi de todo, desde ir al gimnasio hasta abrir una cuenta en un banco -eso sí, sólo de los accionistas que tienen presencia en el capital Telefónica: La Caixa y el BBVA-, comer en varios restaurantes, llevar los hijos a la guardería, acudir a un curso de formación para directivos para aprender a hablar en público, ir al centro de salud o hacer varios tipos de compras. Y Alierta conoce todos esos espacios. Es cliente asiduo de la peluquería, frecuenta la farmacia y se le ve a menudo en el comedor más multitudinario y asequible para los empleados. De hecho, cuentan que se sienta en el primer sitio libre que encuentra para hablar con los trabajadores y que una vez el permiso para ocupar el lugar vacío le fue denegado por una empleada que no reconoció al jefe y que quería reservar el hueco para un comensal todavía por llegar.

Venta de edificios en Madrid

Más allá de anécdotas, reales o inventadas, el Distrito C responde a dos objetivos, uno inmobiliario y otro operativo, ambos muy conexionados. Telefónica ha obtenido, según las últimas cifras disponibles, 750 millones de euros de excedente con la construcción del complejo. ¿Cómo? Con la venta de casi todo el resto de los edificios que eran suyos en Madrid y la rescisión de alquileres. Ahora, agrupa a sus empleados en un mismo espacio desde el que se puede llevar adelante la integración entre todas las tecnologías que se busca en la compañía. La telefonía fija ya no vive en un edificio distinto a la móvil; ambas están juntas, ideando ofertas convergentes. E intentan hacerlo desde una óptica responsable con el medio ambiente. Toda el agua caliente que se usa en Distrito C se consigue con la energía producida por los paneles solares, que, unidos a las fachadas acristaladas y al paisajismo, reducen un 32% el consumo eléctrico en climatización o ahorran el 42% en iluminación. Alierta anunció ayer que Telefónica supera los 260 millones de clientes en 25 países en que está presente y agradeció el apoyo de la Corona a los intereses empresariales de España.

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