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De Viaje

Días de vino y versos

Los ecos de la vendimia envuelven, a principios de otoño, la Riviera suiza del lago Léman, refugio histórico de escritores y artistas cosmopolitas.

Imagen de un viñedo
Imagen de un viñedo

Hace ahora un año que el paisaje de Lavaux fue inscrito en las listas de patrimonio cultural de la Unesco. La orilla suiza del lago Léman, en su extremo oriental, se escalona en terrazas sostenidas por muros de piedra seca; entre la muralla próxima de los Alpes y la quietud del lago, los campesinos han ido armando, desde el siglo XII, más de 400 kilómetros de talud, que apuntala a unos 10.000 bancales o predios vinícolas. Como la orilla está orientada al mediodía, la llaman la Riviera de los tres soles: el de arriba, el que el agua refleja y el que se queda pegado a los muros de piedra.

Con su calor consiguen un vino sorprendente, mal conocido en Europa por una sencilla razón: los suizos se beben toda la producción, prácticamente. La cepa preferida (en el 80% de los viñedos) es la llamada chasselas, y el 90% del vino que se produce es blanco. Ocho denominaciones de origen vigilan su calidad. Lavaux es el nombre de la región, que abarca una docena de pueblos. Todos de una belleza convincente, recostados en las pendientes con callejuelas, viejas iglesias y deliciosas tabernas.

Algunos más grandes y pertrechados de bodegas familiares y negocios relacionados con el vino, como Lutry, Cully o Chexbres. También hay un par de ciudades, que en realidad han llegado a fundirse en una sola: ir de Vevey a Montreux, con Clarens de por medio, no es más complicado que ir de un barrio a otro en una gran ciudad. Vevey ejerce un poco de capital, y tiene sobrados motivos para ello. Desde 1797 celebra la gran Fête des Vignerons, cada veinticinco años (la última fue en 1999) en su Place du Marché, la más grande de Europa que acoge mercado. Vevey, además, ha sido lugar de reposo de gentes ilustres desde hace dos siglos. Rousseau escribió algunas ingenuidades de su Contrato Social en una taberna próxima al muelle; en una pedanía de montaña se instaló Charles Chaplin en 1953, hasta su muerte (en 1977), teniendo por vecino a Graham Greene. Son más de medio centenar los personajes ilustres que han pasado por Vevey-Montreux, entre otros, los escritores Dostoievski, Tolstoy, Victor Hugo, Lamartine, Rilke o Scott Fitzgerald, músicos como Paul Hindemith o Igor Stravinsky, creadores como Eiffel o Le Corbusier.

Una de las iniciativas más originales ha sido la de crear una ruta (The Poets Ramble) señalizada con simples bancos mirando al lago. Y es que, además de costa placentera, la orilla del lago era un camino hacia Italia. Por eso plantaron los Saboya, a las afueras de Montreux, el castillo de Chillon, que más que fortaleza era un fielato. Ese bastión romántico, con los pies en el agua, es el monumento más visitado de Suiza. Además, posee su propio vino, Clos de Chillon, y alquila algunas de sus estancias para organizar fiestas. Con el lago, las sombras y los versos de testigos.

Guía para el viajero

Cómo irLa compañía Swiss (901 116 712) ofrece dos vuelos diarios directos entre Barcelona y Ginebra con una tarifa de 42 euros ida/vuelta haciendo la compra a través de www.swiss.com. Desde Madrid, tiene tres vuelos diarios vía Zúrich a partir de 158 euros ida vuelta, si se hace la compra a través de esa misma página web.Dormir y comerHotel Astra (place de la Gare, 4, +41 (0) 21 925 04 04, www.astra-hotel.ch), muy bien situado, con habitaciones que están siendo reformadas y un excelente bufé desayuno. Edificios históricos son el Hôtel des Trois Couronnes, en Vevey (Rue d'Italie 49, +41 (0) 21 923 32 00, www.hoteltroiscouronnes.ch), que acogió a aristócratas rusos desde 1842. El Caux-Palace (1902) y el Fairmont Le Montreux Palace (1906), auténticas joyas modernistas (Grand-Rue 100, +41 (0)21 962 12 12, www.fairmont.com/ montreux). La región cuenta con casi un centenar de restaurantes de calidad. Destacan Le Pont de Brent, del chef Gérard Rabaey (tres estrellas Michelin), L'Ermitage, de Etienne Krebs, en Clarens (una estrella Michelin) o, en Vevey, el Restaurant du Châteu, de Denis Martin (dos estrellas Michelin).

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