Los mejores cavas ya tienen nombre
Era un grito a voces. Muchos elaboradores de cava hacía tiempo que perseguían que los espumosos con mayores tiempos de crianza se distinguieran de todos los demás. Una cuestión de prestigio y calidad indudable. Por fin lo han conseguido, y el consejo regulador de la DO catalana ha dado su aquiescencia. Precisamente esta semana se presentaban en Madrid dos nuevas categorías de estos vinos espumosos: el cava Reserva y el Gran Reserva. De ahora en adelante, los cavas que hayan permanecido más de 15 meses de crianza en rima (los conocidos pupitres donde poco a poco va desarrollándose la segunda fermentación y adquiriendo complejidad a medida que pasa el tiempo), en el caso de los reservas, o 30 meses si hablamos de los gran reserva, vendrán identificadas adecuadamente en las contraetiquetas de cada botella, con la particularidad de que, en los más viejos, deberán indicarse la añada.
Bien es cierto que siempre se consideran fechas indicativas, pues se establecen estos tiempos mínimos que los elaboradores pueden prolongar a su conveniencia -no es raro encontrar cavas con envejecimientos superiores a los 36 e incluso 48 meses-, respondiendo a una demanda del mercado que opta por vinos espumosos con aromas más complejos, más estructura en boca, aptos para acompañar toda una comida, además de cómo aperitivo a cualquier hora del día.
Tanto los brut nature, los más secos, como los brut, algo más dulces, podrán ser catalogados como reservas o grandes reservas.
Desde el consejo regulador insisten en que no hay que comparar el cava con otras cosas (una clara referencia al champán, cuyo consumo en España no para de crecer; somos el octavo mercado a nivel mundial), máxime si se habla de un vino espumoso mediterráneo, singular y diferente. Desde luego estas dos nuevas categorías responden a la máxima calidad, y el poder distinguirlas ayudará al consumidor a la hora de elegir.