Telefónica ratifica el compromiso con el programa Proniño en Perú
17.000 menores del país andino se beneficiarán del proyecto.
Me gusta ir a la escuela, aprender cosas y usar la computadora', dice Jimena, de seis años. Ahora acude al colegio y sólo dos días a la semana ayuda a dar la vuelta a los ladrillos de adobe de la fábrica en la que trabajan sus padres en un suburbio cercano a Lima para que se sequen de manera homogénea. Es una de las niñas que, junto con otros como Edson, Sebastián, Nancy o Juan, han cambiado las herramientas de trabajo por los cuadernos y los libros en uno de los colegios en los que la Fundación Telefónica tiene implantado Proniño, un programa que trata de erradicar el trabajo infantil a través de la mejora del entorno familiar, educativo y social de los menores.
En Latinoamérica, más de 17 millones de niños se enfrentan a largas jornadas laborales que les impiden disfrutar de una verdadera infancia. Y lo más grave, les privan de la oportunidad de educarse para alcanzar un futuro mejor. Sólo en Perú, cerca de dos millones acceden prematuramente al trabajo. Este hecho es un círculo vicioso, porque es al tiempo causa y consecuencia de la pobreza. Además de una violación de los derechos de los más pequeños, el trabajo afecta a su salud y a su seguridad y les aleja de la posibilidad de formarse adecuadamente y salir de la marginalidad.
Hace ya diez años que la Fundación Telefónica colabora con ONG locales para tratar de convencer a los padres de que sus hijos se merecen una oportunidad que ellos no tuvieron. Es una apuesta de futuro que la mayoría acepta. Saben que la formación es imprescindible para luchar contra la pobreza.
La Fundación cubre los gastos de educación, desde el uniforme a los materiales educativos. La meta de Telefónica es llegar este año a ayudar con su programa Proniño a 100.000 niños y adolescentes de 13 países latinoamericanos. De ellos, 17.000 son menores de zonas rurales y urbanas marginales de Perú.
Precisamente en este país, Telefónica acaba de celebrar el II Encuentro Internacional Proniño. Durante dos días, expertos de 15 países han intercambiado experiencias sobre sus intentos de solucionar la realidad de la explotación infantil en una zona en la que menos de la mitad de los jóvenes terminan la enseñanza secundaria y en el que la tasa media de escolaridad no supera los ocho años. El encuentro ha logrado dar cita a las más destacadas organizaciones internacionales en el ámbito de la lucha contra el trabajo infantil, como Unicef, la OIT, la Oficina Internacional para las Migraciones, International Youth Foundation o la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Su reunión se clausuró con la firma de la Declaración de Lima, en la que se apostó por impulsar las políticas de RSC y acción social y por promover el trabajo articulado entre instituciones públicas y privadas para luchar contra el trabajo infantil.
De acuerdo con lo expuesto en el congreso, se ha constatado el ingreso de niños al trabajo en edades más tempranas, al tiempo que se ha desacelerado el ritmo de erradicación que se había logrado en los últimos años. Con todo, los participantes no renunciaron a su objetivo de lograr la erradicación total del trabajo infantil en 2021.
'La RSC saldrá reforzada de la crisis'
'Hay tanto elementos de falta de ética y de irresponsabilidad empresarial en esta crisis económica por la que atravesamos que, probablemente, el resultado de ello sea una oportunidad de reforzar la RSC'. Así lo aseguró el profesor Bernardo Kliksberg durante la presentación del II Encuentro Internacional Proniño, que acogió a 600 especialistas en infancia de más de 15 países con el objetivo de luchar para erradicar la explotación laboral infantil en la región.Kliksberg, que ha actuado como asesor de más de 30 gobiernos en lucha contra la pobreza, la búsqueda de transparencia y la responsabilidad social corporativa, aseguró que ya, de momento, hay un elemento importante que puede aprenderse de la crisis, 'y es el hecho de que el fundamentalismo del mercado ha muerto. Está habiendo una reacción enorme de todos los gobiernos y de todos los sectores respecto a la crisis'. Kliksberg señaló además que la crisis ha dejando patente el hecho de que las remuneraciones de los directivos estaban siendo excesivas. 'Hace 25 años la diferencia entre los sueldos de los top managers estadounidenses y el sueldo medio estaba en 30 veces. Ahora, en 344'.Kliksberg añadió que ya Adam Smith alertó de que sin valores éticos el mercado es ineficiente. 'Lo que está claro es que va a haber un antes y un después de esta crisis'.El experto argentino anunció además que ha impulsado un programa para buscar a jóvenes recién licenciados, que en el futuro sean los encargados de divulgar las mejores prácticas de buen gobierno para las empresas en la Universidad.La iniciativa, que lleva el nombre de Programa Amartya Sen, Cien Jóvenes Sobresalientes, pasa por la selección de licenciados universitarios a quienes se elegirá en función tanto de sus resultados académicos como de las posibles acciones sociales que hayan realizado en su vida. 'Se trata de ayudar a jóvenes comprometidos a ser agentes de cambio. Los elegidos serán profesores en distintas universidades'. De momento el proyecto sólo está en marcha en Argentina, pero Kliksberg afirma que ya hay universidades de otros países interesadas en importar la idea.