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Desacuerdo

Boeing cifra en más 3.000 millones de dólares las pérdidas derivadas de la huelga

La huelga que los trabajadores de Boeing han empezado en EE UU tras no llegar a un acuerdo sobre el convenio colectivo podría tener un coste de más de 3.000 millones de dólares, según los datos del primer semestre de la compañía.

Los 27.000 operarios vinculados la Asociación Internacional de Mecánicos y Operarios Aeroespaciales (IAM) comenzaron el sábado una huelga que habían pospuesto durante 48 horas en espera de una última oferta de la empresa aeronáutica.

El 87% de los trabajadores afiliados a este sindicato había aprobado la huelga, que tiene que contar con el beneplácito de al menos dos tercios de los afiliados.

Esta será la segunda que afronte la compañía desde 2005 y la cuarta en veinte años y dejará una factura millonaria a la compañía.

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Antes del ultimátum, Boeing había propuesto aumentar los salarios de los trabajadores en una media del 11% y ofrecía un bono de 2.500 dólares si se firmaba en la fecha en la que expiraba el anterior convenio.

Medidas insuficientes para los sindicatos

El sindicato lo consideró insuficiente y subrayó que no atendía a las peticiones de mayor estabilidad laboral y mejoras en el servicio médico y en las pensiones.

El convenio trienal, que se somete a votación a propuesta de la empresa, debe ser aprobado por más del 50% de los trabajadores.

Los paros dejarán bloqueada la planta de Boeing en Seattle, en el estado de Washington y amenazan con a causar retraso en la entrega del nuevo modelo Dreamliner.

En 2005, Boeing no pudo cumplir los plazos de entrega de más de una veintena de aviones debido a la huelga de sus trabajadores, que duró cuatro semanas.

Nuevo obstáculo

Esta huelga será un obstáculo más para Boeing que quiere situar en el mercado este modelo antes que de que el super-jumbo A-380 de su competidor Airbus.

El Dreamliner está fabricado con un tipo de plástico reforzado más ligero y fuerte que el aluminio, por lo que pesa menos y utiliza un 20% menos de combustible.

Además, los pasajeros del Dreamliner se sentirán más cómodos porque la nave está presurizada de manera diferente y ello significa más oxígeno y más humedad en la cabina durante el vuelo.

Mientras, su competidor Airbus optó por la fabricación del súper-jumbo A-380, un avión que también ha sufrido diversos retrasos y por el que solo 14 aerolíneas se han interesado hasta el momento.

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