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CincoSentidos

Edimburgo, la joya de la corona escocesa

La capital de Escocia, la segunda ciudad más visitada del Reino Unido después de Londres, apuesta firmemente por la cultura y por la diferencia.

Edimburgo, la joya de la corona escocesa
Edimburgo, la joya de la corona escocesaCinco Días

Su perfil enamora a primera vista. Porque es singular y transparente, se deja comprender sin ambages. En lo alto, sobre las rocas negras de un tapón volcánico, la acrópolis, con un castillo a guisa de cabeza emergiendo de aquel formidable caparazón de tortuga. Desde allí se desliza hacia abajo la Royal Mile, espina dorsal del Old Town o ciudad vieja. Abajo, a sus pies, o mejor dicho, a su costado, la ciudad nueva o New Town; como ya no cabían los vecinos en el viejo caparazón medieval, convocó el Consistorio un concurso que ganó un jovenzuelo de veintidós años, James Craig. Este precoz urbanista diseñó para la ciudad nueva un plano ortogonal, con tres callesprincipales, paralelas, entrecortadas por otras perpendiculares: un modelo típico del racionalismo al uso, muy acorde, además, con un momento de gloria que alguien calificó como la ilustración escocesa.

Con este skyline dominado por una acrópolis y un culto vecindario, no iban a esperar mucho los que la apodaran 'la Atenas del norte', el título o piropo más manoseado. Y es que entre los ilustres vecinos de esta urbe figuran tipos como el filósofo empirista David Hume o el economista Adam Smith, pero sobre todo, literatos. Empezando por el poeta nacional, Robert Burns (se prepara a lo grande su 250 aniversario para el año que viene, ver www.homecomingscotland.com), siguiendo por Walter Scott, diez años más joven, o autores tan populares como R.L. Stevenson, Conan Doyle o James Barrie, padre de Peter Pan. Se les honra en el Writer's Museum, en la Royal Mile, no lejos del Lady Stair's Close, donde existe un pub llamado The Elephant House: allí al fondo, en la mesa n 11, J.K. Rowling dio vida a Harry Potter, personaje que ha batido (comercialmente al menos) a sus exitosos predecesores.

Al prestigio literario suma su status político. Aunque es más pequeña que Glasgow (roza el medio millón de habitantes), ha sido capital de Escocia desde 1437. Y Escocia es el reino que no pudo ser. Siempre estuvieron a la greña ingleses y escoceses. Por eso se alzó el castillo, hace 1300 años. Pero todos sabemos el final de la historia: vencieron los ingleses y el castillo que ahora vemos es casi todo de los siglos XVII y XVIII, una especie de tarjeta del vencedor. Además, la Royal Mile concluye en otro palacio real, renacentista, el de Holyroodhouse: fue allí donde vivió María Estuardo, pero allí es donde se aloja ahora la Reina de Inglaterra cuando visita a la ciudad.

Entre sus ilustres figuran David Hume y Adam Smith

Unos 13 millones de turistas pasan cada año por la ciudad

De acuerdo con su calidad capitalina, la ciudad acoge instituciones y centros representativos, como el Parlamento Escocés (un edificio de 2004, muy vanguardista y controvertido), la Real Academia Escocesa, la Galería Nacional de Escocia (una pinacoteca asombrosa), etc. Paradójicamente, uno de los motivos por los que mucha gente acude a Edimburgo es para seguir ¡cursos de inglés! Hay todo un negocio en torno a eso. Después de Londres, es la ciudad británica más visitada (unos 13 millones de turistas al año); y tanto el Old Town como el ilustrado y racionalista New Town fueron declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

Para esos millones de huéspedes no es difícil elegir por dónde empezar: por el castillo, con muy poco de la fortaleza original (sólo una capilla normanda), y un tesoro en su interior, los Honours of Scotland o joyas de la Corona. Bajando por la Royal Mile -que abarca cuatro tramos, con nombres diferentes- se va a tropezar uno con alguna destilería museo (esencial), alguna casa de muestra (como Gladstones's Land, de un rico comerciante del XVII), tiendas de souvenirs y de kilts (carísimos), la iglesia presbiteriana de St. Giles (a la que llaman catedral, porque lo fue en algún momento) y muchas antiguas tabernas. Del espinazo de la Royal Mile se descuelgan callejones que llaman closes. Uno de ellos, el de Mary King's, fue sellado en 1645, por una peste; ahora se puede visitar esa calle sepultada a doce metros a partir de un túnel que sale del Ayuntamiento.

Hay que tener en cuenta que en 1824 un Gran Incendio borró buena parte de la fisonomía medieval del Old Town. Entre esta ciudad vieja y la nueva, existió una laguna; en 1816 se saneó y se crearon los Princess Street Gardens. El lugar ideal para pasear al chucho, tomar el sol (cuando se levanta la odiosa haar o niebla del mediodía) o meditar sobre la perra vida, ante la estatua sedente de Walter Scott y su solemne templete neogótico de más de sesenta metros de altura.

Cultos y divertidos

Los edimburgueses son, además de cultos, francamente divertidos. Al célebre festival que celebran desde 1947 enseguida le adosaron otro paralelo y alternativo, que llaman Fringe.

Defienden el gaélico, su lengua imposible, pero se forran con los cursos de inglés y ellos mismos no se toman demasiado en serio; suelen contar, por ejemplo, que el día que Dios terminó de crear Escocia, los ángeles le indicaron que se le había ido la mano al hacer un país tan bonito: paisajes verdes y amables, ríos y montañas deliciosos, agua abundante y ¡hasta whisky!; pero el Señor replicó: esperad a ver qué clase de habitantes le tengo reservado.

Guía práctica

Cómo ir A Edimburgo se puede volar directamente desde Madrid con Easy Jet (www.easyjet.com), que tiene vuelo diario; desde Barcelona con Click Air (www.clickair.es), dos vuelos semanales; desde Alicante y Palma con Esay Jet, un vuelo semanal y otro diario respectivamente; también Flyglobespan (www.flyglobespan.com) vuela desde Alicante, Barcelona, Ibiza, Lanzarote, Málaga y Palma directamente a Edimburgo.DormirSheraton Grand Hotel & Spa (www.onespa.com/contact.html), un cinco estrellas en el nuevo corazón financiero, en Lothian Road, con espléndidas vistas sobre la ciudad.Caledonian Hilton Hotel (www1.hilton.com/es/hi/hotel/EDNCHHI-Caledonian-Hilton-Edindurgh-hotel/index.do), en un edificio del siglo XVIII de Princess Street, en actual proceso de renovación.The Howard Hotel (www.townhousecompany.com), uno de los más elegantes, ocupando tres edificios de arquitectura georgiana, y muy céntrico.The Scotsman Hotel (www.theetoncollection.com), hotel boutique de cinco estrellas en el edificio que acogió antiguamente al diario Scotsman, respetando parte de la decoración que tuvo el periódico.ComerHarvey Nichols (www.harveynichols.com), restaurante de la famosa cadena de almacenes alojado en la cuarta planta, con un menú muy correcto y sobre todo impagables vistas sobre la ciudad.Atrium Restaurant (www.atriumrestaurant.co.uk), para muchos, el mejor de la ciudad, en el West End, a pocos metros del User Hall y del Lyceum Theatre, perfecto para después de un espectáculo (cierra tarde).Santini Restaurant (www.santiniedinburgh.co.uk), magnífica cocina italiana en un entorno de exquisito diseño, muy de moda entre los profesionales jóvenes de la ciudad.Rhubarb Restaurant (www.prestonfield.com), situado a las afueras, en el idílico paraje de Prestonfield, una de las cocinas más reputadas de Escocia, dispone también de habitaciones.Más información902 171 181 www.visitbritain.es

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