'Latinoamérica consolidará su crecimiento del PIB si ejecuta reformas'
Pocas personas como este economista conocen la realidad de América Latina y su historia. Por ello, sostiene que, a pesar de la desaceleración de la actividad mundial, la región debería aprovechar sus oportunidades y acometer las reformas necesarias para consolidar su sólido crecimiento económico.
Las principales economías del mundo viven un momento de incertidumbre porque no se conoce el alcance de la mayor crisis global ocurrida desde mediados del siglo pasado. Persisten las restricciones al crédito que sacudieron al mundo hace ya un año y no parece haber fórmulas eficaces para detener las alzas del crudo y los alimentos. En medio de esta situación, algunos economistas, como Ernesto Ottone, secretario general adjunto de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), confía en que esta región aproveche la buena coyuntura de sus finanzas públicas y acometa las reformas estructurales necesarias.
¿Hay oportunidades para América Latina en medio de una crisis global?
Las oportunidades existen y los obstáculos también. Acumulamos más de cinco años de fuerte crecimiento y eso no ocurría desde hace 40 años, hay que remontarse hasta 1962 para encontrar una situación similar. Ahora, el problema es cómo aprovechar y gestionar esta bonanza, justo cuando la economía mundial vive momentos de gran incertidumbre por el temor a una profunda recesión. æpermil;se es el principal obstáculo, que golpea más a unos países que a otros. A ese escenario se une la escalada inflacionista, otra de las cuestiones que más nos preocupan.
Si América Latina aprovecha este periodo de bonanza para apostar fuerte por las inversiones en innovación, reformar sus sistemas educativos, o integrarse en la economía del conocimiento, la solidez de su crecimiento podría llegar a ser sostenible en el tiempo. Si no lo hace, va a ser un veranito de San Juan.
¿Entonces, muchas de las oportunidades que tiene, no existen, deben crearse?
Existen las oportunidades, pero hay que saber cómo aprovecharlas, y aprovecharlas es actuar.
¿Cómo se vive la crisis global en América Latina, cómo se interpreta?
Con mucha preocupación, porque nos afecta también, aunque es verdad que ahora, a diferencia de lo que pasó en los 90, la economía latinoamericana está mejor preparada para resistir la fuerte volatilidad en los mercados o una restricción duradera a la financiación.
¿Cómo pueden afectar esos vaivenes de los mercados financieros a la región?
Yo diría que el impacto castigará más o menos, según las subregiones. Resistirá mejor América del Sur y podrían atravesar por más dificultades México o Centroamérica, por su dependencia del flujo de remesas.
Por eso, las expectativas son más positivas al hablar de Suramérica y menos al referirse a Centroamérica y el Caribe
Porque a estas dos últimas áreas les golpea más fuerte la escalada de los precios alimentarios. Además, la competencia que ejercen las economías de China e India, eminentemente manufactureras, no tiene el mismo impacto en América Latina.
¿Qué recomienda la Cepal a las subregiones más vulnerables?
Lo fundamental es que sean capaces de diversificar su capacidad productiva para adaptarse de ese modo a las demandas de los grandes consumidores mundiales. Sólo así conseguirán ser competitivas respecto a los grandes productores chinos o indios.
¿Qué medidas concretas cree que deberían ponerse en marcha?
Tengo claro que sólo con una reforma de los distintos sistemas educativos podrá avanzarse hacia el desarrollo y eso es algo que tienen que poner en marcha los distintos gobiernos latinoamericanos.
¿Percibe en sus contactos que exista esa voluntad de cambio?
Voluntad política existe, el problema es la falta de recursos y para ello deberán buscar también el compromiso del sector privado. Lo importante es que se acometa la reforma educativa, porque de lo contrario América Latina perderá la enésima oportunidad de subirse al carro de los países más desarrollados.
Con los cambios habidos en la dirección de la Cepal. ¿Variarán también los mensajes?
No, la Cepal mantiene una apuesta clara por la continuidad, aunque eso no significa que no se haya ido adaptando a las circunstancias a lo largo de la historia. Su pensamiento ha ido evolucionando, pero sin perder el alma.
¿Cree que es posible un desarrollo sostenible?
Por supuesto, no sólo lo creo, sino que estoy convencido de que todos los países lucharán porque el progreso y el avance tecnológico no se lleve a cabo sin el respeto a los recursos naturales. Cada vez existe una mayor conciencia política en este asunto, pero debemos seguir trabajando en esta dirección.
¿Y si el auge por lograr ser una potencia en materias primas acaba con la parte sostenible del desarrollo?
No creo que eso sea posible, en la medida en que exista conciencia de los políticos y de la sociedad entera. Sin duda, me gustaría que existiera aún más compromiso pero también en eso debemos trabajar desde organismos como la Cepal y los gobiernos.