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Ciudades del mundo

Lisboa, ciudad de la luz

Gastronomía, arte y cientos de rincones con encanto se unen en una de las ciudades con más historia del litoral atlántico. Sus largos días en verano y una luz mágica invitan al paseo y a descubrir sus secretos.

Lisboa
Lisboa

Esta ciudad atlántica, situada en el estuario por el que las aguas del Tajo se unen al océano, tiene encanto. La ciudad de la luz, en la que los días de verano se alargan hasta bien pasada la hora de la cena, es conocida también como ciudad blanca, por la luminosidad que irradia. De clima suave en verano, su agradable temperatura invita al visitante al paseo de forma permanente.

Ya la llegada en avión resulta impresionante a la luz del día, una espectacular entrada en la que el color mágico de este emplazamiento se junta con la inmensidad del mar. Lisboa está llena de rincones para disfrutar; sus barrios históricos, como el Chiado, el Carmo, Alfama, el Rossio o la Baixa Pombalina son visitas obligadas. Su historia de mil años queda patente en los múltiples legados arquitectónicos de etapas gloriosas.

Son continuas, además, las referencias existentes en la ciudad a la conquista del Nuevo Mundo, por ejemplo en Belém, desde cuyas playas salieron los navegantes portugueses comandados por Vasco da Gama. Aquí se ubica uno de los monumentos arquitectónicos más representativos del estilo manuelino y clasificado como Patrimonio Mundial por la Unesco: la Torre de Belém.

El terremoto de 1755 destruyó gran parte de la ciudad

Lisboa tiene una importante oferta museística y cultural

En el paseo por el barrio del Chiado, se pueden admirar las iglesias Nossa Senhora de Loreto, Nossa Senhora de Encarnaçao y Nossa Senhora dos Martires, además del Teatro Nacional de Sâo Carlos, que fue inaugurado el 30 de junio de 1793 por José da Costa e Silva, y que sustituyó a una antigua ópera destruida en el terremoto que Lisboa sufrió en 1755.

Si lo que se desea es sentarse a descansar un momento, en este barrio lisboeta se encuentra uno de los cafés más emblemáticos de toda la ciudad, A Brasileira, un centro bohemio y de tertulias en el que el escritor y poeta portugués, Fernando Pessoa, tomaba también su café.

Los tranvías son otro de los complementos clásicos de la ciudad. Aportan encanto y permiten, a quienes tratan de descubrir todos los secretos de este punto del Atlántico, ahorrar energía, ya que las empinadas cuestas y sus calles empedradas pueden llegar a agotar al transeúnte después de un día entero de caminatas. Y hay mucho que ver. Este medio de transporte, que funciona desde 1947, permite recorrer la ciudad desde la Plaza Do Comercio, hasta el barrio de Alfama, o al Monasterio de los Jerónimos en el barrio de Belém.

Este monumental edificio es otra de las joyas arquitectónicas de Lisboa, también de estilo manuelino y diseñado por el arquitecto Diogo de Boitaca, fue un encargo del Rey Manuel I para celebrar el descubrimiento de la ruta marítima de Vasco de Gama, cuya tumba se encuentra entre sus muros. En una capilla de su claustro descansan también, desde 1985, los restos de Pessoa.

Para deleitarse con una espectacular panorámica de la ciudad, no debe faltar la visita al famoso elevador de Santa Justa, situado en el cruce de la calles de este mismo nombre y la calle Aurea, en el barrio alto. El diseño de esta torre procede de la mano de Raoul Mesnier du Ponsard, discípulo de Eiffel. Consiste en dos ascensores que comunican la calle de Santa Justa con el Convento do Carmo, que se halla en ruinas desde el terremoto y constituye la única muestra de estilo gótico de la ciudad.

Para los amantes del arte, la oferta museística también es variada. El Museo Calouste Gulbenkian es uno de los más característicos, y su entrada se puede utilizar para visitar el Centro de Arte Moderna.

Esta institución cuenta con un circuito con una completa muestra de arte oriental y clásico y otro con algunas de las más prestigiosas representaciones del arte europeo. El Museo Nacional de Arte Antiguo, conocido también con el nombre de Museu das Janelas Verdes o 'de las ventanas verdes' es otra de las posibilidades. Ubicado en un palacio del siglo XVII, este museo contiene una importante muestra del arte nacional de la historia portuguesa. El centro cuenta también con un fondo de pintura europea.

Una vez que se pone el sol, la noche lisboeta ofrece a los visitantes muchas opciones de ocio y diversión. Se puede comenzar en el Barrio Alto, con una amplia oferta de bares y restaurantes. Si se prefiere pasar la noche junto al Tajo, en las Docas también existen locales para todos los gustos. Esta restaurada zona portuaria se ha convertido en una de las principales áreas de ocio nocturno de la ciudad, una de las zonas de moda bastante frecuentada por los turistas, con una gran cantidad de bares y discotecas.

Y para una experiencia con más tradición, una de fados portugueses. Algunos restaurantes y las casas de fados son los mejores lugares para escucharlos. El Clube de Fado o la Taverna do Embuçado, ambos en el barrio de Alfama, son algunos de los más recomendados. Es estos lugares, la fabulosa gastronomía portuguesa, caracterizada por sus pescados, como importante ciudad que mira al mar, se mezcla con el arte más profundo.

También dentro de la gastronomía lisboeta son archiconocidos los pasteles de Belém, una antigua receta de dulces que nacieron en el barrio con el mismo nombre desde 1837, hoy un barrio del corazón de Lisboa, pero por aquel entonces una zona lejos de la ciudad.

Si se tiene tiempo, una de las ventajas de la capital portuguesa es la cercanía a otros parajes de ensueño. A pocos kilómetros, y con la posibilidad de visitarlo en un cómodo y rápido viaje en tren, se halla Sintra, declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, que conjuga la belleza de sus espacios naturales con la grandiosidad de sus monumentos históricos. La costa de Estoril es otro puntos con un gran atractivo turístico frecuentado en sus mejores tiempos por la élite europea. Hoy, sus playas, campos de golf y oferta hotelera siguen haciendo las delicias de muchos veraneantes.

Guía práctica

Cómo irEl aeropuerto de Lisboa, a 7 kilómetros del centro de la ciudad, ofrece vuelos diarios desde las principales ciudades del mundo. Desde Madrid y Barcelona existen vuelos directos con Vueling (www.vueling.com) y de las principales compañías aéreas españolas. También se pueden buscar las mejores ofertas en compañías portuguesas como Tap Portugal (www.flytap.com).DormirLas oferta es enorme. Desde el gran lujo del Hotel Ritz Lisboa Four Seasons (Rodrigo da Fonseca, 88. Tel.: +351 21 381-1400) con vistas espectaculares y todo el cuidado que uno puede desear hasta una gran cantidad de alojamientos más asequibles y de calidad. En un ambiente más tradicional existe la posibilidad de dormir en el Hotel Palacio Belmonte (Páteo Dom Fradique 14. Tel.: +351 21 881 66 00).ComerMartinho da Arcada Se encuentra en la Plaza do Comercio, número 3. (Tel.: +351 218 86 62 13). Restaurante muy frecuentado y con una larga tradición, mantiene su estética antigua. Una de sus especialidades es la cataplana, un guiso elaborado con almejas.Taverna do Embuçado En el barrio de Alfama, en 1966, nacía este local que se ha convertido en un clásico y en el que la buena mesa y el fado son los protagonistas (Beco dos Cortumes, 10. Tel.: +351 218 86 50 88).Fábrica de pasteles de Belém Su fabricación comenzó en 1837. Un clásico de la gastronomía lisboeta y perfectos para acompañar a un buen café. Rua de Belém 84, en el barrio de este mismo nombre. En su página web (www.pasteisdebelem.pt) se puede hallar más información de interés.

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