A la caza de la oferta cultural más asequible del globo
Un estudio compara 20 ciudades según su renta y coste del ocio
Si usted es amante de las actividades culturales y vive en Madrid, sepa que está de suerte, ya que la ciudad es una de las calificadas como 'estrellas emergentes' en cuanto a su oferta cultural, según un estudio presentado ayer por el IE Universidad.
La capital es la única española de entre las 20 ciudades que forman la lista de las urbes con mayor atractivo cultural. El estudio se ha realizado tomando como variable de acceso a la cultura el precio de las actividades de ocio y su relación con el nivel de renta relativo de la población. Entre la veintena de capitales culturales no aparece ninguna africana, mientras que Europa predomina con 11 ciudades escogidas (las restantes son cinco americanas, tres asiáticas y una de Oceanía).
El precio del ocio en relación a la renta per cápita es muy diverso según la actividad cultural que se elija. Si se decide por un museo, París es la ciudad más cara, con una media de 12,9 euros, mientras que en Londres, con casi 1.000 euros más de renta, las entrada son gratuitas. Sin embargo, la capital británica es la más cara para visitar monumentos e ir al cine, tres veces más caro que en Madrid, donde cuesta menos de siete euros, por los 19,5 londinenses.
En caso de preferir la música como opción cultural, los habitantes de Montreal son los más perjudicados. Para ellos, acudir a un concierto de rock o pop es un lujo (más de 250 euros), a pesar de tener una de las rentas per cápita más altas de las analizadas, aunque semejante a la de Bruselas, donde el mismo acontecimiento cuesta 52 euros.
Si hablamos de música clásica en lugar de pop o rock, Madrid es la más cara, con un precio medio por entrada de 104,5 euros. Los berlineses, con una renta similar a los madrileños, pagan unos 31,3 euros, aunque las más baratas con diferencia son las entradas de São Paulo, que cuestan 1,5 euros.
Los festivales son otro de los eventos analizados. Bruselas aparece como la ciudad donde más asequible resulta asistir (11,6 euros de media), y Ámsterdam, la más inaccesible, con un precio por entrada diez veces superior (122,5 euros). La capital belga también es la ciudad donde la entrada para el teatro resulta más barata de entre todas las analizadas, con un precio de 12,5 euros, cantidad muy inferior a los 204 de media que pagan los berlineses por asistir a las representaciones teatrales.
El ballet y la ópera son más baratos para los habitantes de Nueva York, que gastan unos 43 euros por entrada, cerca de diez euros menos que los bonaerenses, quienes tienen una renta bastante inferior a la de los neoyorquinos.
En gastronomía, Sydney aparece como la ciudad más cara para comer, con un precio medio de cerca de 55,5 euros. Algo inferior es la renta per cápita de los habitantes de Tokio, que pagan tan solo 4,73 euros.
Mención especial merecen los apartados que están condicionados por los próximos Juegos Olímpicos de Pekín, donde la capital china y Hong Kong con una renta de 3.345 euros tendrán las entradas más caras e inaccesibles para la ceremonia de apertura, con 239 euros para sus habitantes, mientras que los de Nueva York y Dublín, que tienen una renta per cápita de unos 29.000 euros, tendrán las entradas a un precio más asequible. Los hoteles en Pekín son los más caros de los analizados.
Aristócratas, decadentes y nuevas estrellas
El informe publicado por IE Universidad sobre el coste del ocio en las principales ciudades del mundo incluye entre sus conclusiones una división del universo de la cultura urbana mundial en tres categorías. La primera se refiere a la denominada 'aristocracia cultural', donde se incluye a Londres, París y Viena, que se posicionan como mecas del peregrinaje cultural europeo y global. La segunda categoría alude a las 'estrellas culturales emergentes', donde se sitúan Madrid y Bruselas, que se posiciona como ciudad que ofrece calidad y precio muy competitivo. La tercera categoría hace mención a los 'valores clásicos en retroceso', donde el ejemplo que se expone es Milán. En este apartado confluye una 'oferta cultural en retroceso acompasado con precios a la baja, salvo en categorías más residuales y de menos contenido cultural'.Si se extrapolan las categorías a ciudades españolas, entre la aristocracia se incluiría a Madrid y Barcelona como cimas culturales. Las 'estrellas culturales emergentes' españolas serían ciudades como Bilbao, Valencia, Málaga, o Avilés y Segovia, con importantes proyectos culturales. Los 'valores clásicos en retroceso' corresponderían a las ciudades castellanas en decadencia, con una oferta que ha dejado de ser tan llamativa como hace años. Ciudades como Burgos o Salamanca entrarían dentro de ésta tercera categoría.