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Transporte aéreo

Kirchner y Marsans discrepan de la deuda de Aerolíneas Argentinas

El Gobierno argentino negocia con Marsans la compra de Aerolíneas, después de que la pasada semana amenazara con su nacionalización. El escollo ahora es la diferente valoración de la empresa. Marsans estima su deuda en 150 millones y la Casa Rosada en 559.

El interminable conflicto de Aerolíneas Argentinas ha variado de nuevo su rumbo. La pasada semana el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner apostaba por la reestatalización de la compañía de bandera, pero a lo largo del fin de semana, la voluntad expresada por los representantes de los dueños españoles de Aerolíneas, el grupo Marsans, de entrar a negociar una venta de la totalidad de sus acciones, ha situado el proceso en el terreno de la transacción mercantil.

Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz permanecen en Madrid y han delegado en un equipo de expertos y letrados la negociación. De manera inmediata, en este nuevo escenario, han surgido importantes diferencias entre las dos partes. La mayor de ellas es la cuantificación de la deuda que arrastra Aerolíneas Argentinas. El Gobierno de Kirchner la estima en 559 millones de euros, mientras que el grupo privado español sitúa el pasivo en poco más de 150 millones.

Fuentes oficiales de Marsans se limitaron a confirmar que se negocia la venta de las acciones de la empresa. Personas del entorno de sus propietarios señalaron la frustración que sienten por el modo en que han discurrido los acontecimientos, ya que están convencidos que ha existido connivencia durante los últimos meses entre algunos sindicatos de la aerolínea y miembros de la administración para provocar una situación que condujera al proceso de reestatalización de las acciones.

Los medios de comunicación argentinos, y en especial las emisoras de radio cuya línea editorial no simpatiza con la política del ejecutivo de Cristina Fernández de Kirchner, acusan a la presidenta de forzar la situación para 'apuntarse el tanto político' de la 'recuperación de Aerolíneas'.

Con anterioridad habían acusado al Gobierno de querer entregar la compañía aérea de bandera 'a sus amigos'. La denuncia se refería al pacto de 'argentinización' alcanzado entre Marsans y el Gobierno de Kirchner hace tres meses por el que se daría entrada en el capital al empresario local López Mena, dueño de la naviera Buquebus, al que se considera cercano a la Casa Rosada.

Han pasado las semanas y de López de Mena no ha vuelto a saberse nada. Personas allegadas al naviero han señalado que 'se asustó cuando conoció los datos reales de Aerolíneas'. Ahora el Gobierno argentino parece que se enfrentará sólo al proceso de compra de las acciones en manos de Marsans.

Cambio de escenario

El secretario de Transporte, Ricardo Jaime, dio ayer en una radio local la versión del Gobierno argentino ante el nuevo cambio de escenario. Dijo que Cristina Fernández no quiere expropiar Aerolíneas 'como hizo en Venezuela el presidente Hugo Chávez con la metalúrgica Sidor'. 'Argentina es Argentina, y la empresa Aerolíneas es la línea de bandera de nuestro país'.

Sobre el contencioso de la deuda que arrastra la compañía aérea, Jaime la estimó en 890 millones de dólares (unos 559,6 millones de euros), de los cuales 240 millones de dólares (150,9 millones de euros) son exigibles de inmediato. Dijo también que si el Estado argentino no hubiera pagado los sueldos la semana pasada, 'lo exigible hoy serían los 900 millones, porque la compañía no estaría volando'.

Hoy se celebra una audiencia en un juzgado argentino para analizar la intervención de la compañía pedida por diversos sindicatos.

El grupo turístico medita su futuro aeronáutico

La más que probable salida de Marsans de Aerolíneas Argentinas ha puesto encima de la mesa de sus directivos un interrogante sobre el futuro del grupo turístico dentro del negocio aeronáutico. Hace poco más de un año Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz salieron de la primera compañía aérea que fundaron hace más de dos décadas, Spanair. Su intención entonces era dar un paso hacia atrás para, de manera inmediata, intentar comprar el 100% de las acciones en manos de SAS. Trece meses después de aquel abandono táctico, la vuelta de la segunda línea aérea española se percibe como inviable.El contencioso de Aerolíneas Argentinas se convierte, por tanto, en el segundo contratiempo importante para el grupo en un breve plazo.Marsans mantiene la propiedad de un tercer proyecto aéreo, Air Comet, que se ha enfocado a vuelos intercontinentales, especialmente con América Latina. En principio, la empresa apuesta por este proyecto, pero se encuentra con que la coyuntura económica, especialmente para el sector aéreo, es muy negativa.Según fuentes solventes, la opinión de Gonzalo Pascual es favorable a mantenerse en el negocio aéreo, mientras que su socio Gerardo Díaz piensa lo contrario, ya que afirma que en este momento se trata de una actividad sacudida por turbulencias.

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