Acciona trabaja para que el agua salada del Támesis se pueda beber
Londres necesita más agua potable y su río aparece como tabla de salvación. El hecho de que cada vez llueva menos en la capital británica ha dado impulso a la esperada obra de una desaladora en pleno estuario del Támesis. Una actuación con firma española. El contrato está valorado en 250 millones de euros y en él participa Acciona Agua, que cuenta con un 52% del consorcio adjudicatario. Su socio es la constructora británica Interserve.
Encargado en 2002 por Thames Water, entidad responsable de abastecer a ocho millones de personas en la capital británica y sus zonas metropolitanas, el proyecto no ha estado exento de polémica. Estuvo cinco años paralizado y este último ejercicio ha seguido a la espera de la colocación de la primera piedra. Como informó CincoDías en agosto de 2007, el desbloqueo se produjo el pasado verano, tras solventarse las desavenencias entre la citada Thames Water y el propio Ayuntamiento de Londres. Pero el plan seguía atascado por trámites burocráticos.
Ahora se prevé que las obras alcancen hasta finales de 2009 y en el sector se habla de una instalación que sentará precedentes. De hecho, ayuntamientos como el de Nueva York o Dublín seguirán de cerca sus resultados con el fin de adaptar a sus ciudades este blindaje contra el temido cambio climático.
La desaladora del Támesis será unas de las cinco mayores en las que ha intervenido Acciona Agua, que cuenta con una lista de 70 instalaciones de este tipo, entre ellas la mayor de EE UU, en Tampa (Florida). La idea de extraer agua salada del Támesis ha competido durante años con planes de trasvases o con la construcción de nuevas presas. La previsión de Acciona pasa por producir unos 150 millones de litros de agua potable al día y, de este modo, atender a un millón de personas.
La planta, cuyas obras concluirán a finales de 2009, servirá para bombear a la red de agua potable unos 150 millones de litros diarios
La entidad presidida por José Manuel Entrecanales explica que uno de los grandes retos de este encargo, primero que recibe Acciona Agua en Reino Unido, radica en minimizar su impacto ambiental y las emisiones de CO2 ligadas al consumo de energía necesario para tratar el agua. Por esta razón, la planta será alimentada a través de energías renovables.
Pero ésta no es la única peculiaridad. Cuando lo normal es encontrar este tipo de complejos en las zonas costeras, la del Támesis se levantará en un estuario al este de Londres. Además será la primera capaz de desalar y reutilizar, al mismo tiempo, el agua residual.
En el proceso se actúa sobre el líquido en un depósito de 175.000 metros cúbicos, donde se somete a un tratamiento químico. Después es filtrado en dos etapas y se remineraliza y desinfecta para ser bombeado a la red.
Una de las líneas estratégicas en las que Acciona ha confiado su plan de crecimiento es la gestión del agua. Sólo en el negocio de la desalación se encuentra inmersa en contratos que contribuyen a 'tratar, depurar y gestionar el agua para más de 50 millones de personas', según sus cálculos.
Su nuevo gigante nacerá con la condición de actuar sólo en situaciones excepcionales: cuando otras alternativas de abastecimiento se queden claramente cortas.