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CincoSentidos

Un reloj para los amantes del tiempo

Lucir un Patek Philippe es un signo de distinción. Piezas de coleccionista con lista de espera

Durante la celebración del último Baselworld -la cita anual de los grandes relojeros del mundo-, los Stern, padre e hijo, mostraron a un público curioso y sorprendido la última joya de la firma Patek Philippe: el 5207. Es éste un reloj con el discreto savoir faire de la casa que, sin embargo, encierra en su caja de platino alguna de las complicaciones más fascinantes del arte de la relojería: repetición de minutos, tourbillon de tres agujas y un calendario perpetuo instantáneo con indicación del día, la fecha, el mes y el ciclo de los años bisiestos en ventanillas. Cinco años de trabajo que convierten esta obra maestra en una pieza de coleccionista.

En España, donde hombres de negocios como José Manuel Entrecanales y Amancio Ortega poseen un Patek, políticos como Alberto Ruiz Gallardón y estrellas del espectáculo como Penélope Cruz y Etoo lucen el suyo en las grandes ocasiones, ya hay lista de espera para conseguir el 5207.

Cada año, Patek Philippe seduce a los aficionados con su gama de complicaciones útiles. La innovación es una meta obligada para la manufactura ginebrina. Sólo ella convierte cada reloj en una pieza única y deseada por los amantes del tiempo. La historia de esta compañía está jalonada de grandes logros mecánicos y son más de 70 las patentes registradas hasta la fecha. He aquí algunos ejemplos. En 1902, el cronógrafo con segundero desdoblado, en 1953, los mecanismos automáticos, en 1986, el calendario perpetuo secular con aguja de fecha retrógrada y en 1996, el mecanismo calendario anual. Algunos relojes son capaces, incluso, de medir el tiempo sideral.

Mientras Rolex fabrica un millón de piezas al año, Patek monta 40.000

Los Stern, propietarios de la marca desde 1932, también han puesto especial empeño en perpetuar el oficio artesano, encarnado hoy en la veteranía del señor Buclin, maestro de relojeros en la manufactura de Plan-les-Ouates. Todas las piezas se fabrican allí. La sonería de la casa es excepcional. Y el acabado se realiza a mano. Sólo cinco modelos tienen tourbillon, el famoso mecanismo que inventó Breguet en 1795 y que reduce los efectos de la gravedad sobre la precisión. Los relojes más exclusivos se montan tres veces y tardan varios años en salir del taller. Mientras Rolex fabrica anualmente un millón de piezas, los Stern mantienen una producción limítadísima: 40.000. La facturación ronda los 2.000 millones de euros.

Vanguardia y tradición. Incluso las llamadas grandes complicaciones, el no va más de la tecnología mecánica, con precios en torno a los 200.000 euros, se permiten el lujo de guardar en su interior destellos antiguos. Es el caso de otra de las grandes y codiciadas novedades presentadas en Baselworld: el modelo 5131. En este caso, el mecanismo de indicación permanente de los 24 husos horarios constituye una hazaña técnica que se ensarta en una esfera de esmalte cloissonné, cuyos modelos antiguos alcanzan precios astronómicos en las subastas internacionales y que ahora vuelve a incorporarse a la colección ginebrina.

Patek Philippe garantiza a los propietarios de sus relojes la reparación y restauración de todos los mecanismos fabricados desde 1839. La firma dispone de un archivo en el que se hallan anotados todas las piezas vendidas y su número de registro. Estos libros guardan la memoria de la sociedad -entre sus clientes hay grandes personajes de la historia, como Albert Einstein, la Reina Victoria, Charlotte Brontë, Marie Curie o Tchaikovsky- y dan cuenta de la autenticidad de cada pieza, generación tras generación.

El club más selecto

Desde 1839, sin interrupción, Patek Philippe ha seguido perpetuando el arte relojero ginebrino. Son pocos los artesanos que pueden decir lo mismo.Patek pertenece a un club exclusivísimo de nombres propios entre los que cabe mencionar a Breguet, Audemars Piguet y Vacheron Constantin, cuyas grandes complicaciones retan año tras año a las de la familia Stern. Aquellas son reconocibles por la Cruz de Malta, éstas por la Cruz de Calatrava.Los breguet se distinguen por sus típicas manecillas montadas sobre un círculo y perforadas con un agujero. Y desde 1972 uno de los modelos más importantes de la casa Audemars Piguet es el Royal Oak, propietario de un complicado mecanismo y con un diseño octogonal muy característico.

Engranaje perfecto

LA FAMILIA La quinta y sexta generación Stern, Philippe y su hijo Thierry, dirigen hoy la firma Patek Phillipe. Es esta independencia familiar lo que hace que estos relojes sean tan codiciados en el mercado. Cada pieza es producto de una filosofía forjada durante la época dorada de la artesanía y actualizada en la era de la informática con el sello de la autenticidad. Por eso no habrá nunca una línea de fragancias Patek Philippe, o de ropa o de gafas de sol.LA MANUFACTURA Los talleres, situados en Plan-les­Ouates, a las afueras de Ginebra, funcionan desde hace 12 años como si fueran una colmena. Con anterioridad, los componentes que dan vida a estos extraordinarios mecanismos se fabricaban en diez lugares diferentes diseminados por todo el territorio de la ciudad. Hoy más de 1.000 empleados trabajan bajo el mismo techo.LA COLECCIâN Cinco modelos sostienen el prestigio de la companía: Calatrava, Nautilus, Ellipse d§Or, Gondolo y los gran complicación. La firma cuenta además con tres piezas excepcionales. El Calibre 89, el reloj más complicado del mundo, tardó nueve años en fabricarse; el Star Caliber 2000, que alberga gran número de complejidades y seis patentes de invención; y, por último, el Sky Moon, con imagen del cielo de Ginebra, la hora sideral y sonería de Westminster.

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