Los puros también son para el verano
Cigarros en tubo y humidores de viaje para preservar el tabaco
Ningún consumidor de habanos renuncia a sus mejores cigarros durante las vacaciones, un momento propicio para degustarlos con tranquilidad. Sin embargo, el calor del verano puede ser un inconveniente a la hora de mantenerlos en las mejores condiciones.
La temperatura óptima para conservar los puros va de los 16 a los 18 grados. Por encima de los 20 se dan las condiciones idóneas para que se desarrolle la temida carcoma del tabaco: si la lasioderma serricorne ataca a un cigarro se corre el riesgo de que se propague a todos los que contiene el humidor. De ahí que sea recomendable vigilar continuamente los puros, más aún en época estival. Cualquier agujero en los cigarros es una señal inequívoca de alarma. Si ocurre, debe separarse inmediatamente el puro afectado de los demás, y meter éstos en el frigorífico durante 24 horas. Es la única forma de salvarlos a pesar de que la nevera les resta humedad y puede que trasmita olores de los alimentos que en ella se contienen. Es una solución de emergencia, no un sistema de conservación habitual.
Otra cuestión a tener en cuenta es el transporte de los cigarros durante las vacaciones, sobre todo en lo que se refiere a la humedad, que debe mantenerse estable en valores comprendidos entre el 65% y el 70%. Lo ideal es comprar los puros en tubos, no sólo porque conservan la humedad durante semanas, sino porque son perfectos para su transporte. Claro que si se posee una colección de buenos cigarros en el humidor de casa y se quiere llevarlos al campo o a la playa, lo mejor es adquirir un humidor de viaje. Esta forma de conservación no evita únicamente que se sequen los cigarros, sino también que en los desplazamientos se puedan romper las hojas de capa de los habanos al golpearse unos contra otros, algo habitual si se llevan en una purera que no esté completamente llena de cigarros.
Pero también existen una serie de remedios caseros. Uno de los más efectivos aunque poco práctico para los traslados, es introducir los cigarros en una caja de puros -asegurándose de que vayan bien sujetos- y envolver ésta en una bolsa de plástico corriente previamente humedecida en agua. De esta forma se evitará que lleguen secos tras el viaje.
Si se va a permanecer más de tres días fuera y el lugar de destino es de clima seco y caluroso, se debe mojar el interior de la bolsa. Para ello hay que llenarla de agua y tras vaciarla, las paredes de la bolsa de plástico retendrán pequeñas gotas que aportarán humedad interior. Cada varios días, y tocando los puros suavemente -siempre que no se note en los dedos un tacto esponjoso, como al apretar un tapón de corcho-, habrá que repetir la operación de humectación casera de la bolsa. Con estos consejos el placer de fumar en vacaciones está garantizado.
Tabaco para la playa, la montaña o la ciudad
Los destinos marcan los gustos. Un habano de calibre grueso y gran fortaleza apetece más en zonas frescas. Por ejemplo, los Cohíba, los Espléndidos, Robustos o Siglo IV; en Partagás, los Lusitania y Serie D número 4, o los A y el número 2, ambos de Montecristo, sin olvidar marcas como Bolívar o Ramón Allones. Pero en lugares cálidos, son más adecuados los ligeros de fortaleza, aromas y cuerpo. Hay que considerar los Petit Tubos, Petit Edmundo y Joyitas (todos Montecristo), los Panetelas, Exquisitos, Siglo I y II (de Cohíba), los Petit Robustos de Hoyo de Monterrey, o los Cedro de Luxe 1, 2 y 3, así como los Coronitas en Cedro, todos ellos de Romeo y Julieta.