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Mario Vargas Llosa

'Mientras tenga proyectos, no siento el paso de los años'

Vuelve a compartir escenario con Aitana Sánchez-Gijón en Las mil noches y una noche, su personal adaptación de la célebre obra árabe-persa

Está embarcado en un proyecto 'de gran aliento', una novela sobre Roger Casement, un irlandés que denunció los horrores del colonialismo en África. Mientras, Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936) ejerce su magisterio. La pasada semana inauguró las jornadas Lecciones y maestros, organizadas por la Fundación Santillana y la UIMP, el lunes entregó el premio NH de relatos que lleva su nombre y hoy presenta la obra Las mil noches y una noche, producida por la Oficina del Autor (Grupo Prisa), con la que volverá a subirse a un escenario. 'Hasta ahora, el tiempo no ha afectado mi ritmo de trabajo, mi amor a la vida que es, en gran parte, mi amor a la literatura'.

¿Qué le parecen las iniciativas, como los premios que ha entregado, que traen savia nueva a la literatura?

Creo que es un ejemplo que otras empresas además de NH deberían seguir. La literatura en particular, pero la cultura en general, debe ser responsabilidad de la sociedad civil, en su conjunto, y de ninguna manera monopolio del Estado. Me parece importante estimular la vida cultural, creativa, entre los jóvenes.

Las mil noches y una noche es el tercer proyecto teatral que aborda con Juan Ollé y Aitana Sánchez-Gijón. ¿Qué le aporta el teatro?

Mi primer amor fue el teatro. Lo primero que escribí más o menos en serio cuando era todavía muy chiquillo fue una obrita de teatro después de ver en Lima el montaje de La muerte de un viajante de Arthur Miller. Quedé deslumbrado por esa obra en la que la historia circulaba, saltaba del pasado al futuro, del futuro al presente. Esa libertad que yo solamente había visto en las novelas me demostró que el teatro era la ficción y al mismo tiempo tenía una extraordinaria semejanza con la vida. Siempre he dicho que si hubiera habido en Lima en los años 50 un movimiento teatral a lo mejor yo hubiera sido dramaturgo en lugar de novelista. No lo lamento, desde luego, porque me apasiona la novela, pero el amor al teatro nunca desapareció. Después he escrito obras de teatro, hasta que en un momento determinado me atreví a subir a un escenario y esa fue otra experiencia refrescante. Para alguien que se ha pasado la vida inventando ficciones, pasar a vivir la ficción en carne propia sobre un escenario es formidable. La ficción en el teatro tiene todas las características de la vida, es imprevisible, es perecedera y al mismo tiempo tiene toda la intensidad, las sorpresas.

Después de cumplir los 70, ¿siente la misma energía creativa?

La edad está ahí, desde luego, pero mientras tenga proyectos y esté embarcado en el trabajo la verdad es que no siento el paso de los años. Hasta ahora, el tiempo no ha afectado mi ritmo de trabajo, mi amor a la vida, en absoluto; el amor a la vida es en gran parte el amor a la literatura, mi trabajo. Si uno tiene la extraordinaria suerte de poder dedicar su vida a lo que le gusta, no tiene el sentimiento de cercanía de la muerte que tienen otras personas. Espero seguir así. Lo ideal es seguir trabajando hasta que de pronto venga el fin, pero como un accidente no como algo que uno ha estado esperando.

En las jornadas Lecciones y maestros habló de la novela actual. ¿Qué necesita una historia para que el lector la viva?

La novela es entretenimiento siempre, si no, simplemente no existe, pero al mismo tiempo no es un entretenimiento efímero. Deja en el lector preocupaciones, una cierta sensibilidad para la crítica en sentido amplio y, al mismo tiempo, estimula la imaginación. No creo que la literatura sea una pura diversión, que no deje huella en el lector, bueno quizá hay una cierta literatura que busca sólo eso, pero la gran literatura nos transforma, nos enriquece. La historia tiene que proporcionar al lector la posibilidad de vivir esas experiencias literarias como si fueran realmente vividas y no leídas, permitirle incorporar a su vida unas experiencias que antes no tenía y a consecuencia de lo cual su vida se vuelve más intensa, más rica, más diversa.

Su próximo proyecto es una novela sobre Roger Casement, ¿qué va a denunciar en ella?

Bueno, vamos a ver, es un proyecto de largo aliento. Casemont jugó un papel muy importante denunciando los horrores del colonialismo en África, también las iniquidades que se cometieron en la Amazonia en Sudamérica en la época del boom del caucho. Fue además una figura muy interesante desde el punto de vista individual. Es una novela muy libre, pero basada en un personaje histórico. Lo descubrí leyendo una biografía de Conrad, al que yo admiro mucho. Casemont fue, como si dijéramos, su cicerone por el río Congo, al que Conrad dedicó el que creo que es uno de los mejores libros, El corazón de las tinieblas.

El papel de la sociedad civil en la cultura

El escritor hispanoperuano cree que para que la cultura se mantenga viva, se renueve y haya una constante crítica social es importante el patrocinio de la sociedad civil. Opina que la cadena NH da ejemplo con su premio de relatos, dotado con 70.000 euros. El premio se reparte entre las modalidades de mejor libro de relatos publicado -La ciudad sentida de Manuel Longares (Alfaguara)-; libros inéditos -Te alquilo el cielo de Aurelio Loureiro-; cuento independiente -Todos los demás de Felipe Benítez Reyes-, y desde este año, el relato más votado en internet -Código de barras de Lourdes Aso-.Durante sus doce años de historia, se han editado 33 volúmenes, que contienen relatos de más de 100 escritores, y se han distribuido más de un millón y medio de ejemplares. Los cuentos se publican en español, inglés y alemán.'Los jóvenes escritores tienen muchas dificultades para publicar; entre los géneros literarios, probablemente el cuento es la cenicienta, porque, según los editores, los libros de cuentos no se venden. Una iniciativa como esta me parece magnífica, permite a los jóvenes ver su libro impreso, además son ediciones enormes, llegan a un público muy vasto, ahora, además, en varios idiomas'.El escritor y académico se ha implicado en otras experiencias de patrocinio empresarial. Hace años, fue mentor de un joven novelista colombiano dentro de la Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos. 'La experiencia fue para mí más instructiva que para él', recuerda Vargas Llosa de aquel año, en el que vivió con su discípulo 'todo el proceso que está detrás de una novela, desde la primera idea hasta las primeras versiones y luego la definitiva'.

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