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Seguridad jurídica

El Icex advierte que la falta de personal cualificado frena la apertura al exterior

La baja preparación de los trabajadores está estrangulando la proyección internacional de las empresas españolas. Así lo asegura el Instituto de Comercio Exterior, dependiente del Ministerio de Industria, que también reconoce los escasos incentivos a las empresas para garantizar estabilidad a los trabajadores expatriados.

Salir al extranjero es una práctica muy poco habitual entre las empresas españolas. En primer lugar por la propia dimensión de las empresas (de las 3,3 millones que hay en España, tan sólo 77.300 exportan con cierta regularidad) y en segundo por las dificultades para encontrar profesionales cualificados que sean capaces de afrontar los objetivos fijados por la empresa en la que trabaja.

Esta es la principal conclusión de un estudio sobre capital humano, elaborado por el Instituto de Comercio Exterior (Icex), la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC) y el despacho de abogados Garrigues, presentado ayer en la feria Exporta 2008. El informe constata las dificultades de las empresas para salir al exterior ante la baja capacitación de los trabajadores. 'Esta barrera supone un factor de estrangulamiento en la proyección internacional de las empresas', aseguró ayer Mario Busián, director general de Inversiones del Icex. A su juicio, la solución a este problema pasa por alcanzar acuerdos con universidades y escuelas de negocios con el fin de crear especialistas en gestión internacional así como mejorar la formación en idiomas. 'No sólo debe limitarse a la enseñanza de inglés', señaló Busián, quién advirtió que lo más correcto sería que las compañías empezarán a cobrar los servicios de formación a los trabajadores. 'Los trabajadores deben empezar a pagar parte del dinero que gasta la empresa en formarlos. Es una vía para que se corresponsabilicen a la hora de aprender; si no alcanzan el nivel deseado, estarán obligados a devolver parte del dinero que ha gastado la empresa en su formación, tal y como se hace en otros países', apuntó.

Desconfianza de empresarios locales

Critica la escasa movilidad laboral en España y la limitada mentalidad global de los directivos

Estas sugerencias se han extraído de la encuesta realizada por PwC a 300 empresarios españoles y a 130 extranjeros para comparar lo que sucede en España con lo que ocurre en otros países. Manuel González, socio de recursos humanos de PwC, recalcó que en España se dan una serie de barreras internas y externas que impiden el desarrollo internacional de las empresas. 'Las empresas son pequeñas y eso reduce la capacidad de salir fuera. A la vez hay un gran desconocimiento de los mercados, una limitada mentalidad global de los gestores, un escaso conocimiento de idiomas y una baja tasa de movilidad laboral, tres veces inferior a la de los nórdicos'.

A la hora de competir en el exterior, las empresas se encuentran con otras tres desventajas. 'Tienen que competir con empresas con mucha más experiencia internacional, con trabajadores mucho más cualificados y enfrentarse a una mayor desconfianza de los empresarios locales, que prefieren a los exportadores americanos, alemanes o franceses por su mayor arraigo en el mercado local', apuntó.

Otro aspecto en el que España suspende es el trato a los trabajadores expatriados, en especial en lo que se refiere al apoyo a la familia. 'La falta de adaptación de los familiares y de regulación de la repatriación suelen provocar el mayor índice de fracasos entre los trabajadores', concluyó.

Impulsar la reagrupación familiar

'Una de las vías que debe impulsar el Ejecutivo para atraer talento a las empresas españolas es la reagrupación familiar de los trabajadores expatriados'. Rosa Zarza, socio de laboral de Garrigues, reclamó además la puesta en marcha de un estatuto del expatriado, 'que aporte seguridad jurídica a aquellos que están desplazados en el extranjero', y la creación de un marco fiscal, 'que contemple criterios claros para fijar la residencia fiscal de las empresas'. En su opinión, este punto es vital porque es el que determina 'cómo y cuando se pagan los impuestos, así como el tratamiento de los beneficios fiscales'.

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